La gran contradicción de Donald Trump. El presidente de Estados Unidos se ha pasado su mandato alardeando, sin demasiado apego a la realidad, de haber construido la mejor economía de la historia del país, la mejor economía del mundo. Los datos del paro del mes de abril, con un índice de paro en el 14,7%, con un incremento de más del triple sobre la cifra previa, hacen que Trump sea el poseedor del peor porcentaje de desempleo desde que se creó este registro en 1948.

Unos 20,5 millones de estadounidenses perdieron su ocupación el pasado mes. Esta cifra es 40 veces superior a los que se fueron al paro en noviembre de 2008, a rebufo del colapso y desplome de Lehman Brothers el septiembre anterior. Para encontrar algo similar a este 14,7% que remontarse a 1939. En siete semanas se han perdido, y más, todas las ganancias logradas desde finales de 2010.

El pasado febrero el índice de paro se situó en el 3,5%, el nivel más bajo en medio siglo. En marzo, en un cómputo que contabiliza hasta la mitad del mes, ese porcentaje creció al 4,4%, rompiendo una década de expansión, una de las más largas que se recuerdan. Entonces, los analistas avisaron que los números de abril serían horribles.

El impacto del coronavirus ha destruido ha destruido no sólo los logros del actual presidente, sino que ha arrasado con el despegue propiciado por su antecesor, Barack Obama, tras la caída por la crisis financiera de 2008, la denominada Gran Recesión.

Los números que ha publicado el Departamento Laboral representan una auténtica devastación. Obama llegó al doble dígito en octubre de 2009. El índice de paro más elevado después de la Gran Depresión de los años treinta se produjo en 1982, con un 10,8%.

Las medidas de distancia social han provocado que la economía de EE.UU. se haya adentrado en el más profundo abismo desde esos años treinta. En siete semanas, más de 33 millones de trabajadores han solicitado la ayuda de desempleo. La fuerza laboral estadounidense se calcula en unos 80 millones, casi un 10% del total de trabajadores con que cuenta China.

Aunque algunos como Trump hablan de un rápido repunte al alza, sobre todo de cara a las elecciones de presidenciales de noviembre, muchos expertos vaticinan que ese periodo será bastante largo, de años incluso.

Mientras, Trump se muestra ansioso por reabrir los negocios. Sugiere que esta es una sociedad de guerreros y, ya sabe, habrá muertos, pero por el bien de la sociedad. Sin embargo, la recuperación se ve lastrada por el daño severo que sufre el sector privado, así como la desconfianza y la resistencia de los ciudadanos para volver a la antigua normalidad.

“Este es el mayor y más brutal shock que hemos visto en la historia de post guerra mundial”, señaló Michelle Meyer, responsable económica de Bank of America en una nota a sus clientes. “Es una caída dramática en un muy corto periodo de tiempo”, añadió. Las industrias de ocio y hospitalidad (bares, restaurantes, hoteles, espectáculos) fueron los primeros y principales damnificados de la regla de distancia social. Los minoristas también sufrieron el impacto, que luego se ha ido ampliando a sectores industriales y de gestión.

lavanguardia

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