Joe Biden negó por primera vez este viernes las acusaciones de agresión sexual por parte de Tara Reade, una mujer que trabajó para él a comienzos de los años 90, cuando el candidato demócrata a la presidencia de EE.UU. era senador. Reade aseguró en una entrevista en marzo que el ex vicepresidente le asaltó en los pasillos del Senado, le metió la mano debajo de la falda y la penetró con los dedos. Sus alegaciones tuvieron poco impacto al principio, pero en las últimas semanas varios de los principales medios estadounidenses las han investigado y ahora ha ganado más peso después del testimonio de una vecina de Reade.
Hasta ahora, Biden había guardado silencio y la respuesta a las acusaciones habían venido solo de portavoces de su campaña. El viernes, en un comunicado y en una entrevista en la MSNBC, lo negó todo: «No es verdad», «nunca ocurrió».
Biden también solicitó a los Archivos Nacionales que busquen cualquier registro de una queja contra él de Reade –ella dijo que la interpuso–, pero se negó a hacer una búsqueda similar en el archivo documental de sus décadas como senador que custodia la Universidad de Delaware.
Doble rasero
La acusación contra el nominado «de facto» demócrata ha puesto contra el espejo a su partido, pero también a su contrincante, Donald Trump. La prensa conservadora se ha apresurado a denunciar el doble rasero de los demócratas y de organizaciones feministas con Biden. Su reacción ha sido muy diferente frente a acusaciones de otras mujeres. La más repetida es la de Christine Blasey Ford, que acusó en 2018 a Brett Kavanaugh, entonces nominado al Tribunal Supremo, de agresión sexual.
Mientras que entonces el partido demócrata se alineó con las acusaciones de Blasey, ahora no han hecho lo mismo con Reade. El caso es especialmente significativo en posibles candidatas a la vicepresidencia, como la senadora Kamala Harris o Stacey Abrams, que fue candidata a gobernadora de Georgia. Han asegurado que creen a Biden, del que han defendido su integridad y su compromiso contra la violencia y los abusos contra las mujeres. Pero también hay voces independientes, como la de Anita Hill –que acusó a otro juez del Supremo, Clarence Thomas, y a la que Biden maltrató en su testimonio– que exigen una investigación independiente al candidato.
No agitar la polémica
La campaña de Trump ha aprovechado el episodio para atacar a Biden. Pero no así el propio presidente de EE.UU. En una entrevista con el presentador Dan Bongino, Trump prefirió mostrar simpatía hacia Biden y lo utilizó en defensa propia. «Te conviertes en una persona rica y famosa», dijo «y gente que no has visto y no conoces te acusan». Recomendó a su rival que «salga y lo pelee». Trump, que acumula 16 acusaciones de agresiones sexuales, percibe que no le interesa que se agite la polémica de Biden.
abc
Etiquetas: