Las perspectivas se han confirmado y es posible que el ciclismo de elite vuelva este año a finales de verano si el coronavirus no dicta lo contrario. La Unión Ciclista Internacional (UCI) confirmó este miércoles en un comunicado después de reunirse con ASO (Amaury Sport Organization) que el Tour de Francia se disputará entre el 29 de agosto y el 20 de septiembre. Este desplazamiento hace girar todo el calendario, que se concentrará en un otoño repleto y caliente. Los Mundiales se celebrarán entre el 20 y el 27 en Suiza (Aigle), y a continuación irán el Giro de Italia (en octubre, aún sin fechas concretas) y la Vuelta a España (que ingresaría en noviembre). No habrá carreras profesionales hasta al menos el 1 de agosto. Las clásicas consideradas monumentos (Milán-San Remo, París-Roubaix, Tour de Flandes, Lieja) también tendrán cabida en este tramo, con lo que coincidirán obligatoriamente con el Giro o la Vuelta.
El viejo Tour que nació en 1903 y que nunca ha variado su tradicional cita de julio, salvo en las Guerras Mundiales que no se corrió, vira hacia el final de verano (29 de agosto al 20 de septiembre) sin modificar su recorrido, de Niza a París con los mismos puertos, rutas, llegadas y salidas. Y los mismos equipos, que necesitan a esta carrera para garantizar su supervivencia.
«No será un Tour de descuento», dijo el director general del Tour Christian Prudhomme. «Probablemente habrá menos vehículos que en años anteriores», anticipó sobre la caravana publicitaria.
El Tour mueve una ciudad rodante de 4.500 personas cada día, y en la cunetas de las carreteras se pueden juntar durante 21 etapas más de un millón de personas. El riesgo sanitario parece evidente en un país que ya ha sufrido 15.000 personas fallecidas desde principios de marzo por el coronavirus.
«Todos necesitaban que el Tour fijase sus fechas», comentó Prudhomme.
Esta ubicación afectará sobremanera al Giro y a la Vuelta, cuyas fechas deben fijarse en los próximos días o semanas. La UCI comunicó que primero se celebrará el Giro después del Mundial (27 septiembre) y después irá la Vuelta.
Esto implica que la ronda española pueda celebrarse en las primeras semanas de noviembre, toda vez que sus máximos responsables no quieren que la Vuelta y el Giro coincidan en el calendario y se solapen una a otra. Está latente el riesgo del clima otoñal y el mal tiempo en noviembre, en los puertos y en el norte, por donde transcurrirá íntegramente la carrera, pero Unipublic prefiere arriesgarse a eso antes que cruzarse en el calendario con el Giro.
Será inevitable que el Giro y la Vuelta coincidan con alguno de los monumentos del ciclismo aplazados por el virus en la primavera. En esta franja también tienen que encajarse los pospuestos Milán-San Remo, Tour de Flandes, París-Roubaix y Lieja-Bastoña-Lieja más el Giro de Lombardía.
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