Los 7 secretos que ayudaron a China a derrotar la epidemia de COVID-19

  22 Marzo 2020    Leído: 1137
  Los 7 secretos que ayudaron a China a derrotar la epidemia de COVID-19

Mientras que en Europa y EEUU el número de personas infectadas con coronavirus establece nuevos récords, en China, por el contrario, la plaga de 2020 está en declive. ¿Qué ayudó a Pekín a frenar la enfermedad que terminó con 13.000 vidas en todo el mundo?

Los últimos tres días no se han registrado nuevos casos de coronavirus en China. Así, ya se puede analizar la estrategia china. El historiador ruso Serguéi Buranok, citado por el medio KP.ru, resalta los siete principales trucos chinos que permitieron a Pekín derrotar la epidemia de COVID-19.

Una gran experiencia en el tratamiento de todo tipo de epidemias tanto en el siglo XXI —SARS en 2002-2003, así como la gripe estacional—, como antes. En primer lugar, experiencia en la movilización de la sociedad, la economía y la ciencia para combatir estas amenazas. Cuando se construyó el famoso hospital en Wuhan en febrero en solo una semana fue la aplicación de dicha experiencia.
Inversiones en ciencia. Desde finales de la década de 1980, China ha estado invirtiendo tremendamente en innovaciones, incluso médicas. La lucha contra el virus no es solo obtener la vacuna —que aún no está disponible—, sino también desarrollar y producir pruebas de virus, que han sido realizadas por docenas de universidades y centros de investigación en China desde enero. Y lo más importante es hacer pronósticos médicos, elaborar modelos matemáticos de la epidemia. ¿Por qué es tan importante? El 21 de febrero, el embajador chino en Rusia, Zhang Hanhui, dijo: "Durante el próximo mes, triunfaremos sobre el virus". El 21 de marzo, la epidemia china está en declive. El embajador, como todas las autoridades chinas, se basó en modelos matemáticos específicos y, como se puede ver, el pronóstico se hizo realidad. Lo que nos lleva al siguiente punto.
La confianza entre la población y las autoridades. En enero y febrero, cuando la propagación del virus parecía ser incontrolable, la sociedad china amenazaba con explotar. Pero luego la gente vio que los funcionarios, médicos, militares e ingenieros prometían y cumplían con sus promesas, que daban fechas concretas y que las respetaban. Todo esto llevó a la gente a creer que las medidas del Estado, incluso aquellas muy duras como la cuarentena total, eran realmente justificadas y que debían respetarse. También ayudó mucho el apoyo estatal. Por ejemplo, un aumento en el salario de los trabajadores de la sanidad.
China no tenía miedo de interactuar con otros países y con organizaciones internacionales como la OMS.
Las autoridades ejercieron su poder. En China no solo está el Gobierno, sino también el Partido Comunista. Sus comités de distrito obtuvieron una enorme autoridad, se convirtieron en centros de gestión de crisis y permitieron a Pekín seguir controlando el país. Las decisiones clave (introducir o debilitar la cuarentena en un territorio determinado) no fueron tomadas por las autoridades locales, sino por el partido.
Nuevas tecnologías. Un gran papel en la lucha contra la infección ha jugado la aplicación móvil Código de Salud. Cada chino fue obligado a instalarla y a usarla. Muestra tu estatus: si eres verde, todo está en orden; amarillo, hay que tener cuidado; rojo, estás en cuarentena. El estatus personal se calcula sobre la base de los datos médicos recopilados por el Gobierno: por ejemplo, cuando un chino entra en una tienda, se mide su temperatura, y este parámetro ingresa inmediatamente al sistema. Dado que el teléfono inteligente monitorea su ubicación, si tiene estatus rojo, no puede abandonar su departamento y se le aplicará una multa en caso de hacerlo. Además, esta aplicación permite recibir noticias verificadas oficiales sobre la epidemia y la cuarentena a nivel local. Por su parte, las autoridades pueden entender dónde y cuántas personas se encuentran en una situación amenazante. Si hay muchos verdes, la cuarentena en un área determinada puede debilitarse.
La estrategia general para el aislamiento máximo de las zonas infectadas. Desde el principio, China no tuvo miedo de sacrificar parcialmente la libertad de sus ciudadanos por un tiempo para frenar la enfermedad. Y triunfó.


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