El presidente francés, Emmanuel Macron, ha anunciado este lunes la suspensión de la segunda vuelta de las elecciones municipales francesas, que estaban convocadas para el 22 de marzo. En su discurso a la nación, el mandatario no ha concretado una fecha para su celebración. “Estamos en una guerra, en una guerra de salud, contra un enemigo invisible" ha asegurado Macron durante su intervención, a las ocho de esta tarde, en la que ha insistido en que todas las decisiones se han tomado de acuerdo con los líderes de los partidos políticos. El presidente también ha anunciado el la suspensión de la polémica reforma de las pensiones.
Tras consultar con los científicos y con la oposición, el primer ministro, Édouard Philippe, había propuesto este lunes celebrarlas el 21 de junio. La aceleración del número de casos y las críticas crecientes sobre el mantenimiento de la primera vuelta, el pasado domingo, han forzado la decisión. La suspensión de la cita en las urnas, a la que estaban llamados más de 40 millones de ciudadanos, adentra a la política francesa en un territorio legal inexplorado.
Los llamamientos a aplazar la segunda vuelta, prevista para el domingo próximo, empezaron a escucharse el pasado sábado por la noche, después de que el Gobierno recomendase a los franceses quedarse en casa al mismo tiempo que les llamaba a votar al día siguiente. La incongruencia de este doble anuncio se hizo más evidente a lo largo de una de las jornadas electorales más anómalas, marcada por las medidas higiénicas y la abstención récord en unas municipales, superior al 50%.
Al cierre de los colegios, políticos de todos los bandos —desde el primer secretario socialista, Olivier Faure, hasta el líder ecologista, Yannick Jadot, pasando por dirigentes de la derecha tradicional y la jefa de la extrema derecha, Marine Le Pen— pidieron suspender el proceso electoral. En Francia, los alcaldes —al igual que el presidente— se eligen a dos vueltas: se clasifican los que han obtenido más de un 10% de votos, y ganan automáticamente —sin necesidad de segunda vuelta— quienes superan el 50% de la primera.
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El primer ministro francés anunció el mismo domingo por la noche consultas con los científicos que asesoran al Gobierno ante el coronavirus y con la oposición antes de tomar una decisión. Algunos juristas consideran que aplazar la segunda vuelta requeriría una ley o un decreto, y anularía automáticamente los resultados de la primera, excepto para aquellos alcaldes y concejales que salieron elegidos directamente. La falta de precedentes complica la operación.
Políticamente, también es una decisión delicada, puesto que implica admitir que el domingo pasado se movilizó la maquinaria electoral y se sacó a la calle a millones de personas, poniendo en riesgo su salud, para un voto que puede quedar invalidado. El mantenimiento de las elecciones, cuya responsabilidad última recae en Macron, contó en su momento con el apoyo de todos los partidos. Varios medios señalan que fueron Los Republicanos —el gran partido de la derecha tradicional— los que más presionaron al presidente para que las mantuviese.
En su “guerra” contra ese enemigo que es el coronavirus, Macron está dispuesto a hacer grandes sacrificios. Incluido el proyecto político que más ha desgastado a su Gobierno. Según ha anunciado, la reforma del sistema de pensiones que provocó semanas de movilizaciones y huelgas, queda, por el momento, suspendida, informa Silvia Ayuso. “Toda la acción del Gobierno y del Parlamento debe estar dirigida hacia el combate contra la epidemia, tanto de día como de noche”, ha asegurado.
La suspensión de la polémica reforma de las pensiones no habrá sido una decisión sencilla. Esta batalla le ha costado al Gobierno francés más de 40 días de protestas que paralizaron casi por completo grandes ciudades como París, en plena temporada navideña. Además, ante el bloqueo en la Asamblea Nacional, donde la oposición presentó más de 40.000 enmiendas para ralentizarla, Macron optó por aplicar el impopular artículo 49.3 de la Constitución, que permite cerrar el debate parlamentario de un proyecto de ley y proceder a su aprobación inmediata sin someterlo a votación. Ello le valió dos mociones de censura que, aunque superó sin problemas con su cómoda mayoría, dejó heridas abiertas que la crisis del coronavirus solo ha aparcado.
Lavarse las manos
La celebración de las elecciones ha abierto la primera trifulca partidista durante la crisis del coronavirus, después de días de unión nacional en torno al presidente y el Gobierno. Unos y otros se echan ahora las culpas. La oposición, a Macron por su supuesta falta de transparencia. La República en Marcha (LREM) de Macron, a la oposición conservadora y al presidente del Senado, Gérard Larcher, por amenazas, de acuerdo con esta versión, de denunciar la supresión de las elecciones. De repente, todos parecen haber cambiado de opinión.
“Digámoslo: la celebración de la primera vuelta de las elecciones municipales era un sinsentido absoluto”, escribió en un editorial el director de Le Figaro, Alexis Brézet. “El presidente de la República, el primer ministro, el presidente de Senado y todos los que lo decidieron deberán asumir la responsabilidad, de la que el vergonzoso juego consistente en lavarse las manos unos y otros no bastará para exonerarlos”.
elpais
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