A las 17 horas del domingo, solo habían participado el 38,77% de los electores inscritos en las listas electorales, más de un 16 % menos que en las últimas elecciones municipales, el 2014, cuando la participación, a la misma hora, fue del 54,70 %.
Frédéric Dabi, director general adjunto del Instituto Francés de la Opinión Pública (IFOP), ha hecho este primer comentario: «Nos dirigimos hacia un récord absoluto de abstención, en una elección víctima del impacto del coronavirus».
Consecuencia política: de confirmarse la tendencia, el resultado final, a dos vueltas, puede ser víctima de una palmaria falta de credibilidad.
Consecuencia sanitaria: los franceses están muchos más «intranquilos» de lo que pudieran sugerir los llamamientos gubernamentales a la responsabilidad y el civismo.
Globalmente, hasta media tarde, la jornada electoral ha transcurrido con una calma y tranquilidad absolutas. Y parece evidente que los colegios electorales han respetado las normas de higiene básicas decretadas por el gobierno. Sin embargo, la abstención confirma una inquietud profunda, difícil de calibrar.
Según varios sondeos, una mayoría de franceses, del 55 al 70%, hubiesen preferido aplazar las elecciones municipales. Durante su intervención solemne dirigida a la Nación, Europa y los EE. UU., Emmanuel Macron afirmó que los mejores analistas médicos y sanitarios habían declarado perfectamente normal la celebración de las dos jornadas electorales previstas, este domingo, día 15, y el domingo que viene, día 22.
Durante las últimas cuarenta y ocho horas se han multiplicado los llamamientos al aplazamiento de la segunda vuelta, el domingo que viene. El Gobierno espera acontecimientos antes de tomar nuevas decisiones políticas.
abc
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