El avance del coronavirus no se detiene en Irán, donde las autoridades reportaron otras 75 muertes ocurridas en las últimas 24 horas, lo que elevó el total de víctimas fatales a 429.

El régimen persa también informó que la cifra de contagiados ya superó los 10.000, por lo que el país es el segundo con más casos a nivel mundial, únicamente por detrás de China, donde se originó la enfermedad.

El balance diario ha ido en aumento en materia de fallecimientos: el martes se reportó 54 muertes y el miércoles 63. En las últimas horas, el virus alcanzó a nuevos funcionarios del Poder Ejecutivo, entre ellos el vicepresidente y dos ministros.

Se teme que el número de contagiados en Irán sea mucho mayor al informado por el gobierno, que está teniendo problemas para contener o gestionar la expansión del virus. El aumento de las cifras diarias de muertos en Irán sugiere que la lucha contra el nuevo coronavirus está lejos de terminar.

Ante el fracaso de los esfuerzos por contener los contagios, el Banco Central de Irán solicitó este jueves un préstamo de 5.000 millones de dólares al Fondo Monetario Internacional, una petición sin precedentes en más de medio siglo.

Hemmati ha aludido al compromiso público planteado por el FMI para facilitar líneas de crédito a los países que lo requieran por razones médicas. "Espero que rápidamente cumpla sus responsabilidades", ha afirmado el gobernador, según la agencia Tasnim.

El ministro de Exteriores de Irán, Mohamad Javad Zarif, también apeló a Georgieva a ceñirse a sus propias promesas, según las cuales “los países afectados por el Covid-19 serán apoyados por el Instrumento de Financiación Rápida”.

“La junta del FMI debería cumplir el mandato, estar del lado correcto de la historia y actuar de forma responsable”, reclamó el jefe de la diplomacia iraní en Twitter.

Los diversos préstamos que puede conceder el FMI deben ser aprobados por la junta ejecutiva de la institución, en la que los Estados Unidos prácticamente tienen derecho de veto sobre las decisiones.

Actualmente, la Casa Blanca aplica una política de “máxima presión” destinada a paralizar las finanzas de la teocracia iraní, aunque ha ofrecido asistencia humanitaria en el marco de la crisis del coronavirus, que fue rechazada por las autoridades persas.

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