Un paso más. La Oficina para la Protección de la Constitución alemana (BfV), los servicios secretos internos, ha decidido vigilar de forma oficial a Der Flügel (el ala), la agrupación más radical de Alternativa para Alemania (AfD), el partido de ultraderecha alemán. “Las posiciones de Der Flügel no son compatibles con la Ley fundamental”, ha advertido el presidente de la BfV, Thomas Haldenwang. Fundamentan la decisión en la creciente relevancia de los líderes más extremistas de la organización, en la extensión de las redes que tejen con otros grupos ultraderechistas y en el uso de un discurso etnicista, islamófobo y antisemita contrario a los valores constitucionales, que propagan entre la población.
La decisión supone un golpe para el primer partido de la oposición en el Bundestag alemán. AfD entró por primera vez en el Parlamento alemán tras las elecciones de 2017 con un 12,6% de los votos y 92 diputados. La inclusión de una sección de AfD en la lista de grupos bajo vigilancia envía además un mensaje de alerta a los votantes más moderados del partido protesta de ultraderecha.
Los servicios secretos internos ya consideraron en enero 2019 a Der Flügel como sospechosa por sus declaraciones xenófobas e islamófobas. Ahora, tras más de un año de análisis y observación, sitúan al grupo oficialmente bajo vigilancia, lo que facilita por ejemplo las escuchas telefónicas o el uso de agentes infiltrados. “La observación ha demostrado que los indicios identificados en 2019 en contra del ordenamiento libre y democrático han aumentado”, aseguran los servicios secretos en un comunicado. “Hoy sabemos que las democracias pueden fracasar cuando sus enemigos las destruyen desde dentro”, dijo Haldenwang ante la prensa.
Der Flügel es un movimiento dentro de Alternativa para Alemania, alrededor del cual gravitan las figuras más extremistas y polémicas de la ultraderecha alemana. Björn Höcke, líder de AfD en Turingia, es la cabeza visible de un grupo que ha pasado de los márgenes del partido a ser una fuerza central en AfD. Eso ha sido posible en parte gracias al enorme apoyo recibido por AfD en las elecciones del año pasado en el Este de Alemania, bastión de Der Flügel. No hay un registro oficial de adhesión a la agrupación pero los servicios secretos estiman que tiene hasta 7.000 miembros, de los 35.000 militantes con los que cuenta AfD.
Höcke es un político carismático y conocido por sus discursos en los que juega con las palabras para bordear el negacionismo del Holocausto. Sus intervenciones llaman además a una revuelta contra la multiculturalidad, que según Höcke equivale a “multicriminalidad”. Las soflamas islamófobas por parte de políticos de este ala son una constante. Sus posiciones son tan extremas, que han generado una profunda división en la formación de ultraderecha, donde la llamada corriente moderada teme que el auge de los extremistas acabe por fracturar el partido, según reconocen fuentes de AfD.
Desde las filas de AfD condenaron una decisión que atribuyeron a motivaciones políticas. “Con su nota, la Oficina para la Protección de la Constitución trata desesperadamente de estigmatizar políticamente al mayor partido de la oposición en el Bundestag”, sostuvo el portavoz y colíder de AfD Jörg Meuthen.
Los servicios secretos destacan el peso creciente de los personajes más radicales dentro de la organización, así como los ataques al orden constitucional y los principios fundamentales como la dignidad humana, la democracia y el Estado de derecho. Advierten además del despliegue de Der Flügel en los entornos ultraderechistas del país y el creciente contacto dentro y fuera de la red con grupúsculos extremistas del país.
“Las evidencias indican que los líderes y otros militantes siguen manteniendo vínculos con líderes de varias organizaciones extremistas”, asegura la Oficina para la protección de la Constitución, que cita además por su nombre a Andreas Kalbitz, representante de AfD en Brandeburgo y miembro destacado de Der Flügel. Allí, la ultraderecha obtuvo un 23,5% de los votos en las elecciones regionales del pasado otoño, y el buen resultado contribuyó a impulsar la carrera de Kalbitz, de quien la BfV recuerda sus raíces en grupos organizados de ultraderecha.
Islamofobia y racismo
La violencia de la extrema derecha es un problema creciente en Alemania, donde el pasado febrero un hombre mató a nueve personas en un atentado xenófobo. Una reciente encuesta de la televisión pública indica que dos tercios de los alcaldes de municipios de todo el país sufren ataques e insultos, buena parte de ellos procedentes de la ultraderecha.
El resto de partidos políticos alemanes acusan a AfD de incitar a la violencia con su discurso de odio y no dudan en calificar a Höcke como un “nazi”. “No debemos centrarnos solo en los extremistas violentos, sino también en los que incendian verbalmente. En los pirómanos intelectuales que azuzan deliberadamente el ultraderechismo, el antisemitismo, la islamofobia y el racismo para impregnarlo en la percepción diaria”, aseguró Haldenwang.
elpais
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