La marea de apoyo a Joe Biden para que sea el nominado del partido demócrata en las elecciones presidenciales de noviembre ha llegado este martes hasta Míchigan, que será un estado clave en la reelección. El exvicepresidente con Barack Obama se impuso en las primarias de este estado, en una fecha electoral en la que además se ponían en juego otros cinco estados -Misisipi, Misuri, Idaho, Dakota del Norte y Washington-, aunque ninguno con la importancia de Míchigan, que reparte 125 delegados.
La victoria de Biden es un golpe brutal en las opciones de Bernie Sanders por obrar una remontada en las primarias demócratas, en las que el que fuera segundo de Obama se colocó como favorito tras un gran «Supermartes».
Biden también se ha impuesto en Misisipi y Misuri, dos estados con mucho peso de la minoría racial negra, donde tiene muchos apoyos. En el primero, le apoyaron el 86% de los votantes negros (y el 96% de aquellos con más de 60 años). En el segundo, el apoyo de este electorado fue del 69%.
Pero donde estaban puestas todas las miradas era en Míchigan, donde la campaña de Sanders necesitaba reaccionar para cambiar la dinámica de las primarias. Un argumento central de los candidatos es la elegibilidad, presentarse como la persona que puede evitar la reelección de Trump. Sanders tenía que demostrar que es capaz de movilizar a la clase media deteriorada de estados industriales del Medio Oeste como Míchigan, que en 2016, como ocurrió con Pensilvania o Wisconsin, se fueron con el multimillonario neoyorquino. El senador por Vermont ha defendido que con él se hubiera ganado en esos estados hace cuatro años. Su derrota de este martes destruye ese argumento y pone muy cuesta arriba el resto de la carrera. El próximo martes se disputan otros cuatro estados, todos con mucho peso de delegados -Florida, Ohio, Illinois y Arizona-, con electorados que no le convienen.
Biden agradeció a Sanders en su discurso de celebración de resultados, con la deportividad del que se ve ganador. «Quiero dar las gracias a Bernie Sanders y a sus seguidores por su energía inagotable y su pasión», dijo desde Filadelfia, donde vivió la noche electoral. «Compartimos un objetivo común y, juntos, derrotaremos a Donald Trump».
«Hoy estamos un paso más cerca de devolver la decencia, la dignidad y el honor a la Casa Blanca», dijo después y llamó a los seguidores de Bernie a unirse a ese objetivo: «Os necesitamos, os queremos y hay sitio en nuestra campaña para cada uno de vosotros». El último en unirse a su campaña ha sido el excandidato Andrew Yang, un emprendedor que consiguió una base leal de seguidores jóvenes y que en 2016 apoyó a Sanders. Ahora ha basado su decisión en la ventaja que lleva Biden, que le convierte en el candidato casi irremediable: «Tenemos que unirnos como partido desde esta noche», ha justificado Yang.
Sanders, contra la que ha sido su costumbre, optó por no hacer declaraciones. La última posibilidad de revivir su campaña será el próximo domingo, en el debate que le medirá a Biden en Phoenix, Arizona.
Falta todavía por determinar el resultado en los otros tres estados en disputa. En ellos podría mejorar Sanders y anotarse alguna victoria -quizá, en Washington- pero su peso relativo de delegados no le permitirá mejorar muchas posiciones.
abc
Etiquetas: