Los presidentes de Rusia y Turquía, Vladímir Putin y Recep Tayyip Erdogan, respectivamente, acordaron este jueves en Moscú un alto el fuego en la provincia siria de Idlib, evitando así una escalada aún mayor de la crisis en esa zona. Dos expertos consultados por RT explican qué ha conseguido cada parte con este acuerdo y si ayudará a lograr una paz duradera.
¿Qué acordaron?
Putin manifestó que ambos líderes encontraron "soluciones aceptables" a la crisis y expresó su confianza en que los acuerdos alcanzados con Erdogan en Moscú permitan crear una buena base para resolver la situación en Idlib. En concreto, las partes acordaron:
Un alto el fuego en Idlib, que entró en vigor en la noche del 5 al 6 de marzo;
Un corredor de seguridad de seis kilómetros de ancho al sur y de seis kilómetros al norte de la carretera M-4;
Patrullas conjuntas a lo largo de la autopista M-4, a partir del próximo 15 de marzo.
¿Qué gana Rusia?
Según los analistas entrevistados por esta cadena, casi todas las partes involucradas en la última escalada parecen haber alcanzado la mayoría de sus objetivos, al menos a corto plazo. Para Moscú, evitar un desastre fue una victoria en sí misma, indica a RT Vitali Naumkin, presidente del Instituto de Estudios Orientales de la Academia de Ciencias de Rusia, quien explica que el objetivo principal del país eslavo es "poner fin a los combates y eliminar la amenaza de una gran guerraque podría estallar entre Damasco y Ankara, en la que Rusia podría terminar involucrada".
El compromiso de Turquía de combatir a los terroristas en Siria, que "impone ciertas obligaciones" a Ankara, también es algo que Rusia ha estado pidiendo desde hace tiempo, añade Naumkin.
¿Qué gana Turquía?
Turquía también "obtiene lo que quiere: una zona de amortiguación en el norte de Idlib, donde puede lidiar con los desplazados internos y los refugiados para asegurarse de que no lleguen hasta su territorio", señala Alekséi Jlébnikov, experto en Oriente Medio en el Centro Carnegie de Moscú.
Además, el alto el fuego significa que el Ejército sirio no continuará su ofensiva contra los combatientes respaldados por Turquía y Ankara no necesitará intervenir.
¿Qué gana Damasco?
Damasco, que no fue parte de las conversaciones en Moscú este jueves, mantiene el control sobre los territorios que tomó durante la última ofensiva, incluida la autopista estratégica M5, que conecta la capital siria con la segunda ciudad más poblada de la nación, Alepo. Otra carretera estratégica, la M4 –que une Alepo con la provincia costera de Latakia–, ahora será patrullada por fuerzas rusas y turcas, lo que también abrirá el camino hacia su reapertura.
La reapertura de la M4 y la M5 "fue básicamente prevista" por el acuerdo de 2018 entre Moscú y Ankara, pero nunca había llegado a materializarse, así que ahora "Rusia finalmente presionó a Turquía para que la aceptara", estima Jlébnikov, agregando que este era aparentemente "el objetivo estratégico principal" de Damasco y sus aliados, al ser las dos carreteras "esenciales para el renacimiento económico sirio".
¿Qué ganan todos?
La decisión de crear un corredor de seguridad a lo largo de la autopista M4 y los planes de desplegar en el área patrullas militares conjuntas, turco-rusas, también podrían ser cruciales para mantener allí la seguridad y evitar más derramamientos de sangre, opinan los analistas.
"Eso requiere un cierto nivel de confianza, y eso significa que la confianza se está reconstruyendo", enfatiza Naumkin, quien subraya la necesidad de "reducir el nivel de tensión provocado por las fuerzas que buscan socavar la asociación entre las dos naciones".
A su vez, Jlébnikov cree que Rusia y Turquía podrían aprovechar su experiencia de patrullas conjuntas exitosas en otra región siria, como es la del este del río Éufrates, lo cual contribuiría "a la reducción de la escalada" en Idlib, si bien no puede "garantizar que no se viole el alto el fuego".
¿Ya no hay amenaza?
A pesar de todos esos logros, el nuevo acuerdo no garantiza una resolución pacífica del conflicto, al no abordar la mayor amenaza en la región: los grupos terroristas, incluido el Hayat Tahrir al Sham (antiguo Frente Al Nusra), advierten los analistas, que explican que esas formaciones podrían intentar usar el alto el fuego para su propio beneficio.
"El aspecto más difícil de este acuerdo es que no escuchamos cómo exactamente Turquía y Rusia lidiarán con (...) los terroristas con base en Idlib", sostiene Jlébnikov, al recordar que Ankara ya ha fracasado una vez en la tarea de separar a los extremistas de los opositores 'moderados' y expulsarlos de su zona de control.
En la misma línea, Naumkin expresa que "todavía no está claro cómo los turcos tomarían parte en la lucha contra los terroristas", ni tampoco cómo debería responder el Ejército sirio a eventuales ataques terroristas en Idlib en las condiciones de alto el fuego. El experto asevera que "no será una lucha fácil", pues hay "muchos" terroristas en la zona que tienen "potencial, armas y apoyo" y que "continúan sus bombardeos y ofensivas".
Por último, Jlébnikov recuerda que Ankara controla varias de las llamadas "zonas de amortiguamiento" en territorio sirio, incluidas las que se encuentran al este del Éufrates y al norte de la provincia de Alepo, y no ha mostrado de momento ninguna disposición a ceder el control sobre ellas. Dado que Damasco planea, en última instancia, recuperar el control de todos los territorios sirios, estos problemas "finalmente tendrán que resolverse, ya sea bilateralmente [entre Moscú y Ankara] o incluso entre Turquía y el Gobierno sirio", concluye.RT
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