Londres y la UE comienzan a negociar desde posiciones muy alejadas

  06 Marzo 2020    Leído: 614
Londres y la UE comienzan a negociar desde posiciones muy alejadas

Barnier advierte que será posible pero muy difícil terminar antes de fin de año.

La primera ronda de negociaciones sobre el futuro acuerdo entre la Unión Europea y el Reino Unido estaba destinada a establecer cuáles son los puntos más importantes de desacuerdo. No ha de extrañar por ello que el negociador europeo, Michel Barnier, dijese ayer al término de este primer ciclo de reuniones que existen «muchas diferencias y diferencias muy serias», aunque pese a todo mantiene la esperanza de que será posible llegar a un acuerdo antes de fin de año.

Entre esas diferencias citó varias que, en efecto, plantean problemas difíciles de resolver. La definición de las competencias del Tribunal Europeo de Justicia, por ejemplo, es una de ellas, la pesca en las aguas británicas e incluso el concepto mismo de acuerdos sectoriales separados que plantea Londres y que Bruselas quiere evitar a toda costa. Es más, el concepto de «base de terreno común» es decir un compendio de reglas generales para el trabajo y la calidad de los productos, que las dos partes se habían comprometido a aceptar, no queda en absoluto claro. Y por si fuera poco, los británicos han hecho saber también que no desean establecer un compromiso particular en materia de política exterior o de defensa. «Sin embargo, es posible un acuerdo, incluso si es difícil», ha dicho Michel Barnier en una comparecencia ante la prensa.

Esta primera ronda de discusiones comenzó con una reunión entre Michel Barnier y su homólogo británico, David Frost, el lunes. De martes a jueves estuvieron reunidos un centenar de negociadores en una docena de mesas de negociación paralelas en las instalaciones de un centro de congresos en Bruselas. A negociaciones extraordinarias e inéditas, un formato igualmente novedoso, incluso por el hecho de que debido a la epidemia de coronavirus, el primer acuerdo al que llegaron fue el de no saludarse dándose la mano, como medida preventiva. Ahora las delegaciones pasarán dos semanas digiriendo el resultado de esta primera ronda y volverán a reunirse en Londres con el mismo formato. Los representantes europeos tienen la ventaja de que conocen bien el mecanismo negociador, porque hay un ejército de funcionarios dedicado sistemáticamente a este tipo de acuerdos con países de todo el mundo, pero los británicos carecen de experiencia, porque desde hace cuarenta años esta es una competencia europea. A la vista de sus primeros pasos en las negociaciones que llevan a cabo simultáneamente para lograr un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos, también en este caso se nota que hace mucho tiempo que la administración británica no se preocupa de este ejercicio.

Probablemente por ello, Barnier volvió a recordar ayer que cree que los británicos subestiman los riesgos que plantea la posibilidad de que no se llegue a un acuerdo porque «la situación el 1 de enero de 2020 ya no será igual el 1 de enero de 2021», es decir, que sin extensión del periodo transitorio, el cese de lazos legales necesitará que se hayan establecido reglas nuevas para evitar un desorden absoluto.

Pesqueros europeos
Uno de los asuntos que puede traer más problemas y que se ha planteado como un problema desde el principio es el del acceso de los pesqueros europeos a las aguas británicas. Barnier dijo que la propuesta británica de negociar cada año las condiciones de la pesca en aguas británicas es «impracticable» para la UE que sigue pidiendo que se mantenga una práctica de reciprocidad, es decir que los pesqueros franceses y españoles puedan acceder a las aguas británicas porque de otro modo, no se ceptará el pescado británico en el mercado europeo.

Barnier citó también el problema que plantea la desconfianza creciente entre Londres y la UE a propósito del la «base de terreno común» que se había pactado en la declaración política del acuerdo de salida y que ahora el Gobierno británico afirma que no es un compromiso obligatorio. «Acordamos con el Reino Unido que queremos evitar las distorsiones del comercio y la ventaja competitiva injusta. También acordamos que mantendríamos altos estándares» para evitar la competencia desleal. «El Reino Unido dijo que quiere mantener la misma ambición de altos estándares pero ... no quiere citar esas exigencias en un acuerdo común y no quiere un mecanismo adecuado para respetar esos estándares» lo que convierte el problema en «una cuestión de confianza».

abc


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