La convocatoria improvisada a través de redes sociales, por parte del movimiento Seebrücke Berlin, reunió anoche a varios miles de personas ante la Cancillería de Merkel, 4.000 según la policía y 8.000 según los organizadores. En las pancartas, reiteradas peticiones de apertura de fronteras de la UE con el fin de paliar la situación humanitaria de los refugiados atrapados entre Turquía y Grecia. «¡Salvemos sus vidas!», gritaban los manifestantes, que pedían «más barcos de rescate en lugar de barcos de policía» y una «política humanitaria de acogida». Pero la canciller Merkel, a diferencia de 2015, es reticente ahora a esas medidas.
Nada apunta a que Alemania dé esta vez un paso al frente para ayudar a los refugiados, ni con apertura de fronteras ni con políticas europeas de cuotas. Merkel se inclina más bien por una ampliación del pacto UE-Turquía, como dejó entrever tras su reciente conversación telefónica con Erdogan y como justifica el experto en Inmigración que le escribe los papeles a la canciller alemana, Gerald Knaus. «Hace ya semanas que la UE debería haber acordado brindar a Turquía más apoyo en cuestión de refugiados», dice el presidente del centro Iniciativa Europea de Estabilidad y diseñador del acuerdo entre la UE y Turquía de 2016.
«Todavía podría corregirse ese error político con una conferencia en la que se aclare qué debe suceder con las personas que huyen de Idlib», añade Knaus. «Lo que vemos ahora mismo en la frontera griega es en realidad una contradicción con la ley de la UE y los principios europeos. Grecia no ha sido capaz de gestionar la frontera ni siquiera cuando había pocos refugiados y ahora tiene a 42.000 personas en condiciones miserables en las islas. Y Turquía está bajo una enorme presión porque otra ola de refugiados está en camino y los fondos de 2016 estaban planeados solo para cuatro años», describe. «Ya hemos visto irregularidades en las fronteras europeas, en la frontera croata-bosnia, en la frontera húngaro-serbia… y lo que vemos ahora en la frontera griega. Si el incumplimiento de las leyes y convenios de la UE se convierte en el estándar, la credibilidad está perdida y perdemos también la capacidad de decirle a Turquía cómo debe comportarse en sus fronteras. Y en esta situación, la Convención de Refugiados estará muerta a finales de este año».
Otro ministro del Interior
Otra importante diferencia con la Alemania de 2015 es que esta vez está al frente del Ministerio de Interior el socialcristiano bávaro (CSU) Horst Seehofer, opuesto frontalmente a cualquier apertura de fronteras.
«Lo he dicho muy claramente al grupo parlamentario (CDU-CSU), las fronteras europeas ni están abiertas ni lo estarán para estos refugiados que llegan desde Turquía, ni las fronteras europeas ni las alemanas», afirma Seehofer, cuya oficina se está empleando a fondo en desincentivar el flujo migratorio hacia Alemania. En los últimos días, se multiplican los mensajes en alemán, inglés, árabe y farsi desde el Ministerio, explicando en las redes sociales que la frontera permanecerá cerrada. «Necesitamos orden en las fronteras exteriores europeas. Apoyaremos a Grecia con todas nuestras fuerzas. La frontera europea con Turquía no se abrirá y eso es válido también para la frontera alemana», ha difundido en Twitter.
Varios de los candidatos a suceder a Merkel al frente de la CDU, tanto Norbert Röttgern como Friedrich Merz, apoyan expresamente esta posición de Interior y abogan por una extensión del pacto UE-Turquía. «Me conmueve el destino de todas esas personas, muy especialmente los numerosos niños. En el norte de Siria hay un conflicto en el que el enfrentamiento entre Rusia y Turquía está haciendo mucho daño a mucha gente y Europa debe ayudar a esa gente allí, en el norte de Siria y en Turquía, al mismo tiempo que protege sus fronteras de la inmigración descontrolada», defiende Merz en una entrevista con Focus, «es muy importante que hagamos llegar a todos esos refugiados que no hay ningún camino para entrar ilegalmente en Europa ni en Alemania». «O los europeos ayudamos a los refugiados en Turquía en cooperación con Turquía, o los refugiado llegarán hasta nosotros. Por eso necesitamos una nueva edición de dicho acuerdo», ha dicho por su parte Röttgern en una entrevista matutina con la televisión pública ARD.
La izquierda quiere excepciones
Desde el Partido Socialdemócrata (SPD) y Los Verdes, sin embargo, hay partidarios de establecer excepciones al cierre fronterizo. El primer ministro de la Baja Sajonia, el socialdemócrata Stephan Weil, ha pedido a Seehofer, que permita a los estados federados tomar refugiados de forma independiente. Además de Baja Sajonia, otros cuatro de los Bundesländer alemanes están listos para acoger a los niños de los campamentos de Lesbos, que son particularmente vulnerables, pero requieren del consentimiento del gobierno federal.
La líder del Partido Verde, Annalena Baerbock, ha exigido que Alemania acepte inicialmente a 5.000 personas particularmente vulnerables de los campos de refugiados en las islas griegas, recordando que Berlín aceptó a 27.000 refugiados de Italia y Grecia en 2016, en virtud del acuerdo europeo, de los que solamente llegaron unos 10.000.
abc
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