La ONU realizó el lunes una misión interinstitucional de un día en el noroeste de Siria para "comprender mejor las realidades humanitarias en el terreno y evaluar la viabilidad de una presencia sostenida de la ONU allí", aseguró Kevin Kennedy, el coordinador humanitario regional para la crisis de Siria en un comunicado.

Kennedy afirmó que la necesidad de "ayuda y protección humanitaria se está volviendo cada vez más urgente" en el noroeste de Siria.

"Con casi un millón de personas desplazadas en Idlib y sus alrededores desde el 1 de diciembre, la gran mayoría de ellas mujeres y niños, es imperativo que la ONU utilice todas las modalidades para llegar a las personas necesitadas, ya sea desde el interior de Siria o a través de las fronteras", agregó en la declaración.

La misión visitó el campamento de Kafr Lousin para desplazados internos y el hospital Bab al-Hawa donde se reunieron con trabajadores de salud y pacientes antes de regresar a Turquía por el cruce fronterizo de Bab al-Hawa.

"Fuimos testigos de primera mano de las graves consecuencias humanitarias de la violencia que se desarrolla en Idlib. Las personas están traumatizadas y asustadas y necesitan urgentemente un mejor acceso a refugio, alimentos, saneamiento, servicios básicos de salud y protección", resaltó el funcionario.

Kevin señaló que todas las partes en conflicto deben cumplir con sus obligaciones de proteger a los civiles y la infraestructura civil en conformidad con el derecho internacional humanitario.

Más de 2.150 camiones que transportaban ayuda cruzaron desde Turquía hacia el noroeste de Siria en enero y febrero.

"Esto es más del doble del número de camiones que cruzan durante el mismo período en 2019. Pero necesitamos hacer aún más y aumentar nuestra presencia en el terreno", dijo.

Idlib es el hogar de cuatro millones de civiles, incluidos cientos de miles desplazados quienes fueron desplazados de diferentes zonas del país por las fuerzas del régimen sirio.

En los últimos meses, casi 1,7 millones de sirios se desplazaron cerca de la frontera turca debido a los intensos ataques del régimen de Assad y sus aliados sobre la zona, que ha dejado más de 1.800 civiles muertos.

Los ataques se han llevado a cabo pese al acuerdo que Turquía y Rusia llegaron en septiembre de 2018, donde se acordó convertir a Idlib en una zona de desecalamiento en la que los actos de agresión estaban expresamente prohibidos.

El domingo Turquía anunció una nueva ofensiva, la Operación Escudo de Primavera en el noroeste de Siria, para proteger a los civiles de los ataques del régimen.

La operación se dio luego de los ataque de las fuerzas de Assad sobre tropas turcas en los que murieron unos 34 soldados turcos y decenas más resultaron heridos. 

anadolu

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