Un nuevo informe de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes indica que el cultivo de coca en América del Sur se ha duplicado entre 2013 y 2017. Al mismo tiempo, explica el documento, la violencia vinculada a la droga ha aumentado, especialmente en Brasil, Colombia y Venezuela.
El último informe sobre la producción y comercializaciones de estupefacientes indica que la superficie total destinada al cultivo de uso ilícito de la planta de coca en América del Sur creció de las 120.600 hectáreas en 2013 a un récord histórico de 245.000 en 2017.
Al mismo tiempo, el estudio estima que la fabricación ilegal mundial de cocaína también alcanzó un nuevo máximo histórico de 1976 toneladas en 2017, impulsada principalmente por el aumento de la fabricación de la droga en Colombia.
Aunque en Colombia se registró una disminución del 1,2% del cultivo de la planta de coca, Luis Alberto Otárola, miembro de la Junta definió este problema como “muy complejo y grave”.
El aumento en la producción y tráfico de drogas ilegales aumentó los niveles de violencia social.
“En el informe confirmamos que el 33% de los homicidios mundiales ocurren en América Latina y el Caribe, lo que la convierte en una de las regiones más violentas del mundo”, explica Luis Alberto Otárola.
Según el estudio, la tasa de homicidios en Brasil, Colombia y Venezuela es superior a la media regional. “En los últimos años, los grupos delictivos organizados han transportado grandes cantidades de drogas ilícitas a Europa y los Estados Unidos desde Colombia, pasando por Venezuela”, indicó el documento.
La Junta mostró su preocupación ya que “hay indicios de que en Venezuela, los grupos delictivos han logrado infiltrarse en las fuerzas de seguridad gubernamentales y han creado una red informal conocida como el ‘Cártel de los Soles’ para facilitar la entrada y salida de drogas ilegales”.
anadolu
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