La Moncloa se vistió ayer con sus mejores galas para recibir a la delegación de la Generalitat de Cataluña, incluido el sistema de acceso especial para la prensa, que terminó colapsando; todo era excepcional ayer. Por mucho que el Gobierno de Pedro Sánchez insista en que la bilateralidad del Ejecutivo central se da con todas las comunidades autónomas, nadie recordaba un despliegue de estas características con ningún otro gobierno regional. Ni tampoco con ningún gobierno extranjero.
Nada se dejó a la improvisación. La producción audiovisual montada desde La Moncloa alimentaba el carácter excepcional del cónclave. Con un ligero retraso respecto al horario previsto se puso en marcha el espectáculo. La delegación del Gobierno liderada por Sánchez acudía paseando por los jardines del complejo presidencial hasta uno de los accesos por donde entró la delegación de la Generalitat. El presidente del Gobierno permaneció esperando unos instantes más hasta que hizo su llegada el presidente Torra -inhabilitado como diputado-, que lo hacía unos minutos después que el resto de representantes independentistas. Mientras Sánchez esperaba, ambos equipos se dirigieron al edificio en el que habitualmente se reúne el Consejo de Ministros. Aunque la reunión no tuvo lugar en la sala en la que el Ejecutivo celebra sus reuniones cada martes sino en la sala Tapies: el espacio en el que mantiene Sánchez sus encuentros públicos.
Tras un breve paseo por los jardines de La Moncloa, las delegaciones hacían su entrada en el edificio. No hubo foto de todos los asistentes en la escalinata, aunque sí la hubo posteriormente de los dos presidentes. Cerraban la comitiva los vicepresidentes Carmen Calvo y Pere Aragonès. Viejos conocidos y con una relación cercana a la complicidad que, por contra, no sirvió para que el anterior intento negociador entre las partes, el posterior a la reunión de Pedralbes en 2018, terminase en rotundo fracaso.
El papel de ambos se ve ahora desdibujado. El de Aragonès para desgracia del Gobierno, que ve en él a una figura con la que poder entenderse. La de Calvo por la irrupción de otras figuras en el núcleo del Gobierno, como Iglesias, Montero e Illa. Y por el celo con el que el gabinete del presidente intenta pilotar la interlocución con la Generalitat. Su ausencia en futuras reuniones, como la de Torra, deja este espacio sin un referente claro. Aumentando la sensación de incertidumbre de la que suele quejarse el Gobierno sobre quién debe ser su interlocutor en las filas independentistas.
La mesa de gobiernos que venía reclamando la Generalitat ha mutado a una mesa de partidos en la que hay partidarios del referéndum de autodeterminación sentados a uno y otro lado de la mesa. Entre ellos no estaba ayer Pablo Iglesias, aquejado de una amigdalitis, pero sí Manuel Castells. El ministro de Universidades tiene en su incorporación a este foro la verdadera razón de ser de su participación en el Gobierno de Sánchez. Una de las presencias clave en esta mesa es la de Salvador Illa, secretario de Organización del PSC, y que está teniendo que ver soslayada su función como una especie de ministro para Cataluña por tener que hacer frente a la gestión del coronavirus desde el ministerio de Sanidad. Apenas estuvo unos minutos en la reunión el ministro de Transportes, José Luis Ábalos. La foto y poco más antes de tener que irse al Congreso de los Diputados. Fue el encargado de amenizar el paseo antes de entrar al complejo de La Moncloa de Josep María Jové. No es la compañía más incómoda que ha tenido el ministro en los últimos tiempos. Jové tienen una causa judicial abierta en el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña donde se sustancia la segunda línea de responsabilidad de los líderes independentistas en la convocatoria del referéndum ilegal. La agenda marca Moleskine encontrada en su casa lo sitúa como pieza clave en la organización de aquellos días de 2017. Y,,al igual que Torra, portó consigo su lazo amarillo Jové acudió a la reunión con su Moleskine.
La reunión fue larga, como querían en La Moncloa. Y la mayor solemnidad se reservaba para el término del cónclave. Quim Torra compareció en la sala de prensa principal del centro de prensa. La misma en la que comparece cada martes la portavoz del Gobierno y que solo se utiliza cuando el presidente recibe a algún líder extranjero. También se le ha cedido en dos ocasiones a Pablo Casado como líder de la oposición. El resto de presidentes autonómicos comparecen en la sala pequeña. La escenografía de ayer no se parecía en nada a lo visto hasta ahora. Bandera catalana y española a ambos lados, pero a la vez ausencia de bandera europea y ni comparecencia conjunta como en una cita internacional. En el Gobierno preferían poner el foco en que ningún presidente catalán comparecía en Moncloa desde 2012.
abc
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