“En los votantes de 35 a 54 años, IU obtiene un 8,1% de intención directa de voto, lo que es muy importante, porque el campo de batalla con el PSOE está en las edades medianas”, valora Marcos Sanz, investigador senior de Metroscopia. “Esa es una aportación sustantiva en un empate que se puede dirimir por poco”.
La coalición Podemos-IU atrae al voto clave de mediana edad del PSOE
El último CIS añade más datos. Casi el mismo porcentaje de electores entre 35 y 54 años recuerdan haber votado al PSOE y a Podemos en las elecciones de diciembre de 2015. IU, sin embargo, supera claramente los registros de ambos. Como resultado, el PSOE, que gobernaba España en 2011, se arriesga a perder la hegemonía de la izquierda solo dos años después de la aparición de Podemos.
La decepción ante una repetición de elecciones beneficiaría al PP
“La coalición no solo plantea una cuestión numérica. Plantea una vertebración de la izquierda totalmente distinta”, reflexiona Ángel Valencia, catedrático de ciencia política de la Universidad de Málaga. “Hay una fractura de edad”, resume. “El voto más adulto es del PP y del PSOE. El más joven, de los emergentes. Lo interesante es el efecto que puede tener para Podemos la alianza con IU, y si puede ser un revulsivo que suponga un desplazamiento del voto, quitándole voto al PSOE”.
Los investigadores definen los sectores de votantes entre 18 y 34 años y de 65 en adelante como “terreno conquistado”. La mayoría de las encuestas coinciden en que Podemos y Ciudadanos dominan las preferencias de los electores jóvenes y urbanos, mientras que señalan que el PP y el PSOE dominan entre los de más edad y en las circunscripciones menos pobladas.
El primer dato ha permitido que las dos formaciones emergentes abrieran una brecha en las murallas del bipartidismo y entraran en el Congreso con más de 100 diputados. El segundo no resume solo las dificultades que tienen tanto Podemos como Ciudadanos para desplazar al PSOE y al PP. También avanza el peligro latente al que se enfrentan Pablo Iglesias y Albert Rivera ante una repetición electoral marcada por el hartazgo de los electores.
Los expertos coinciden en que la participación será más baja que en las últimas elecciones (73,2%). La bolsa más grande de electores españoles es la de mayores de 55 años (40%). Esos ciudadanos son, también, los más movilizados, porque votan aunque llueva, haga calor o truene. Y el 26-J no lo van a hacer por los emergentes.
Cuando ayer Iñigo Errejón publicaba con orgullo en sus redes sociales una fotografía de un nuevo seguidor de Podemos (“Fotos que dan sentido a todo: Miguel, 91 años, recién inscrito en Podemos”), sabía que esa franja de edad está perdida para su partido. El 63,5% de los votantes de más de 65 años admiten que jamás votarán a Podemos, según el CIS. Para los de Iglesias, las opciones de sorpasso están en la franja intermedia. Y por eso la aportación de IU puede ser clave.
Ciudadanos tiene imposible superar al PP por esa misma cuestión demográfica. Aunque el rechazo que genera entre los mayores de 65 años es menor que el de Podemos (el 41,6% jamás le votaría), el PP encuentra en esa franja un nivel de fidelidad incomparable: el 17,5% votará siempre a Rajoy, según el CIS, por el 1% que lo hará por Rivera.
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