Desde hace 14 años, cuando comenzó la llamada “guerra contra el narcotráfico” en el sexenio de Felipe Calderón, México se convirtió en un cementerio. Y desde ese momento a la fecha, han sido constantes las noticias de hallazgos de fosas clandestinas.
Los descubrimientos del horror han ocurrido lo mismo en Veracruz, Jalisco, Tamaulipas, Michoacán, Sinaloa y Guanajuato, que en estados como San Luis Potosí, en donde este fin de semana fue encontrada una fosa clandestina con los restos óseos de 16 personas, en la comunidad que irónicamente, lleva por nombre Matanzas, en el municipio de Moctezuma.
El pasado 20 de febrero fueron encontrada una fosa clandestina y varios vehículos abandonados (la mayoría con reporte de robo) en una zona conocida como “Hoyo de San Isidro” en el municipio de Moroleón, en el convulso estado de Guanajuato.
Cuando los policías llegaron al lugar en busca de evidencias, encontraron los restos de una gran fogata y montículos con tierra removida, además de que encontraron restos humanos calcinados. Luego de varios días de búsqueda, fueron hallados los cuerpos de al menos diez personas que habían sido inhumadas clandestinamente en el lugar.
Según el periodista Héctor de Mauleón, los vecinos reportaron que el Hoyo de San Isidro es una zona de “halconeo” y de constante movimiento de vehículos sospechosos. No hay confirmación oficial del número de restos encontrados.
De Mauleón también señaló que con sólo unas horas de diferencia, se encontró otra fosa en el poblado de Comanja, en el estado de Michoacán. Se trataba de un cementerio clandestino de unos 400 metros cuadrados. Las autoridades llegaron al sitio tras la detención de nueve sicarios y secuestradores.
El hallazgo de la fosa con 24 cuerpos desmembrados que llevaban entre cuatro y seis meses sepultados, se logró gracias a que uno de los detenidos ofreció “colaborar” con los investigadores. La Fiscalía informó que cinco de los cuerpos eran de mujeres. La mayor parte de las víctimas tenían entre 20 y 40 años de edad y fueron degolladas.
Días antes, el 3 de febrero se había reportado el descubrimiento de otra fosa en Uruapan, también en Michoacán y de la que se rescataron 11 cuerpos.
Y la lista parece interminable.
Pero sin duda, el hallazgo más terrible en la historia moderna de México ocurrió en 2016 en el estado de Veracruz. Integrantes del Colectivo Solecito, (familiares de desaparecidos que se dedican a buscar fosas clandestinas) recibieron un croquis dibujado a mano con las instrucciones para encontrar un cementerio clandestino, en el predio Colinas de Santa Fe. El mapa mostraba la ruta hacia una zona marcada con cruces y en la que aparecía la palabra “cuerpos”.
Tras meses de trabajos, se confirmó el hallazgo de los restos de 298 personas. Casi todas habían sido vendadas, algunas fueron descuartizadas y todas estaban embolsadas.
Fue catalogada como la fosa clandestina más grande de América. Sin embargo, no ha sido la única.
En septiembre de 2019, a las afueras del poblado de La primavera, en el municipio de Zapopan, Jalisco, se conoció una historia de horror. Después del reporte de vecinos que se quejaban de un olor fétido emanado de un pozo y de varios días de trabajo en la zona, fueron encontradas 119 bolsas con los restos de al menos 37 personas. El cadáver más reciente tenía unos tres días de haber sido asesinado.
Además de que en Jalisco han sido encontradas numerosas fosas clandestinas producto de cruentos enfrentamientos entre los cárteles del narcotráfico como el de Jalisco Nueva Generación (CJNG) encabezado por Nemesio Oseguera Cervantes y el de Sinaloa, comandado por Ismael “El Mayo” Zambada; también ha sido el escenario en donde miles de personas han desaparecido y de un caso particular que tuvo mucho impacto a nivel nacional e internacional.
Se trató del llamado “tráiler de la muerte”. El periódico El Universal reveló la existencia de una caja refrigeradora de un tráiler que contenía 157 cuerpos, ante la falta de infraestructura en el Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses (IJFC) para guardar restos de personas no identificadas.
Debido a que en 2013 la Ley General de Víctimas prohibió la incineración de cuerpos relacionados con crímenes violentos, el IJFC (que siguió realizando esta práctica dos años más) se vio rebasado para poder almacenar los cuerpos. Y entonces rentaron el contenedor que peregrinó por al menos tres municipios de Jalisco con los cuerpos pertenecientes a víctimas no identificadas de la delincuencia organizada.
La existencia del “tráiler de la muerte” se conoció gracias a las denuncias de los vecinos del municipio de Tlajomulco de Zúñiga, quienes reportaron la presencia de un olor fétido que emanaba del vehículo.
De acuerdo con el subsecretario de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación, Alejandro Encinas, hasta diciembre de 2019, los estados de Sinaloa, Colima, Veracruz, Sonora y Jalisco concentraron el 61% de las fosas clandestinas. Mientras que en los últimos 13 meses se han exhumado 1,124 cuerpos de personas de 873 fosas clandestinas identificadas en todo el país.
Los estados con más cuerpos exhumados fueron Sinaloa, Jalisco, Colima y Chihuahua, donde se hallaron a 825 personas. Del total de cuerpos encontrados, se han identificado a 395 personas, y se ha entregado a sus familiares los restos de 243.
En tanto, Chihuahua, Jalisco, Tamaulipas y Nayarit fueron las entidades con mayor eficacia en identificación y entrega de restos.
Encinas también reveló que en el país había 61,637 personas desaparecidas (42%), mientras que 85 mil 300 (58%) fueron encontradas.
Las entidades en los que históricamente hay un mayor número de personas que continúan desaparecidas son Tamaulipas, Jalisco, Estado de México, Chihuahua, Nuevo León, Sinaloa, Coahuila, Puebla, Guerrero y Veracruz.
Mientras que en el 2019, Jalisco, Tamaulipas, Chihuahua, Nuevo León y Puebla, fueron los estados en donde más personas se reportaron como desaparecidas.
infobae
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