No dejamos de hacernos la misma pregunta una y otra vez: ¿por qué nos lloran los ojos al cortar una cebolla? Es más, hay a quienes se les ponen los ojos llorosos incluso estando a metros de distancia de dicho alimento. Al parecer, el mecanismo por el cual lloramos al cortar una cebolla es muy sencillo: según afirman los expertos en oftalmología, la cebolla, un bulbo compuesto por agua (aproximadamente un 93%), almacena en su interior diversas sustancias químicas como los componentes azufrados, que son las diferentes células vegetales que la componen y provocamos varias reacciones bioquímicas al mezclar estas sustancias con enzimas, que producen el factor lacrimógeno.
«Este factor lacrimógeno se volatiliza en forma de gas y, al entrar en contacto con la superficie acuosa en nuestros ojos, se transforma en distintas sustancias químicas que estimulan los nervios sensitivos corneales», explica el Dr. Ramón torres Imaz, jefe de servicio de oftalmología del Hospital Nuestra Señora del Rosario. «A través del nervio trigémino, llegan al cerebro y desencadenan un estímulo de producción de lágrima refleja en la glándula lagrimal, la responsable del lloro, así como la vasodilatación de los vasos sanguíneos, que son los responsables del ojo rojo asociado al lagrimeo», prosigue el experto. Por ello, este reflejo natural defensivo similar al que se produce cuando nos entra alguna mota en el ojo, hace que aumente la lágrima para que lave y expulse las sustancias nocivas que reconoce el organismo.
En definitiva, al cortar la cebolla se produce naturalmente un gas lacrimógeno que es el responsable de los efectos irritantes tan molestos. «Es un mecanismo natural creado por el bulbo para evitar que algunos animales se las coman, ya que estos efectos se producirían de manera similar en ellos», explica el doctor.
Trucos para disminuir las molestias que provocan las cebollas
El Doctor Torres Imaz aconseja seguir una serie de pautas para disminuir las molestias asociadas al lagrimeo cuando cortamos cebolla:
1. Congelar o enfriar la cebolla previamente al corte. «Con la baja temperatura, las enzimas responsables de producir el factor lacrimógeno disminuyen su eficacia, por lo que la producción del mismo disminuye, teniendo como consecuencia la producción disminuida de los gases irritantes oculares u las molestias irritativas no deseadas», cuenta el experto.
2. Cortar la cebolla bajo el agua o debajo del grifo. «Con este mecanismo evitamos que la reacción química que se produce con el contacto de los gases irritantes con la superficie acuosa del ojo, que produce esas sustancias irritantes, ya que esta misma reacción se produce al entrar en contacto con el agua del grifo, evitando la irritación ocular», explica.
3. Mecanismos de protección ocular. Según cuenta el doctor Ramón torres, otra solución sería ponerse gafas de protección que eviten que lleguen los gases lacrimógenos a contactar con la superficie ocular como, por ejemplo, gafas de buceo o natación.
4. Cortar la cebolla con cuchillo fino y afilado. Al ser el corte más fino que el que se realiza con un cuchillo serrado, se producen menos roturas celulares, por lo que la producción de las reacciones bioquímicas responsables de la producción de los gases irritantes es menor.
«Pero todo esto no nos debe hacer olvidar los beneficios que tiene este preciado bulbo para la salud, a nivel cardiocirculatorio y antioxidante, así como su exquisitez y su condición de elemento básico fundamental en nuestra cocina mediterránea», sentencia el jefe de servicio de oftalmología del Hospital nuestra Señora del Rosario.
abc
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