Los 40 minutos que Johnny Depp tuvo ayer esperando en la Berlinale a los periodistas internacionales que cubren el festival dieron para mucho. En primer lugar, para intercambiar opiniones sobre «Minamata», la película que ha presentado en la capital alemana, y que ha recibido críticas mixtas. Después, como segundo tema de conversación, surgía la propia figura del actor… que en los últimos años se prodiga poco en la gran pantalla y mucho -mucho más de lo que seguramente él querría- en las centenares de crónicas del corazón escritas sobre su antigua relación sentimental con Amber Heard.

Con la llegada de Johnny Depp a la sala, nos concentramos en la película. Es la recreación del viaje del fotoperiodista Eugene W. Smith -al que da vida el protagonista de ‘Piratas del Caribe’- al Japón de 1971, enviado por la revista LIFE para cubrir la catástrofe humana y medioambiental de Minamata: fue provocada por un vertido tóxico de mercurio por parte de una gran fábrica. Cuando recibió el encargo, Smith estaba al borde de la ruina, alcoholizado y olvidado por la profesión. «Eso me suena de algo», bromeaba Depp al referirse al fotógrafo. «Siempre he sentido una extraña fascinación por Eugene W. Smith. Primero por las fotografías, claro, pero después leí sobre su vida y sobre lo que sacrificó para conseguir las imágenes». Por ejemplo, la mítica «Tomoko Uemura in her bath».

Aileen M. Smith, que se acabaría convirtiendo en su mujer, fue quien lo convenció de viajar hasta Japón. Ayer estaba presente en la rueda de prensa como asesora de la película. «Eugene tiene mucha suerte. Murió hace años, pero aquí estamos hoy, está vivo a través de su trabajo… y este fue su último proyecto. Durante tres años Minamata fue nuestro hogar, y mientras fotografiábamos a las víctimas» -con malformaciones congénitas y trastornos cognitivos a causa del mercurio- «nunca sentimos que fuera un trabajo duro, porque la gente a nuestro alrededor lo estaba pasando mucho peor».

Depp ha recibido preguntas sobre sus decisiones como productor porque, según el director Andrew Levitas, que el actor impulsara el proyecto fue clave para que llegara a realizarse. Incluso ha tenido que aclarar que no va a volver a dirigir después de su única experiencia tras las cámaras: «The brave», de 1997. «Fue suficiente como experiencia, sentí que mi cabeza iba a explotar. Aprendí la lección y jamás dirigiría nada, especialmente conmigo como actor. Jamás me contrataría como actor, odio verme en pantalla».

La crítica aplaude lo nuevo de Pixar
La otra gran película de la jornada en Berlín fue «Onward». La nueva aventura de Pixar -en las entrañas de Disney-, que llega a los cines españoles a comienzos de marzo, juega con la idea de que en el pasado existió la magia… y que en un punto de la historia fue reemplazada por la tecnología. En el hipotético presente, lleno de elfos que llegan tarde al instituto y de centauros que patrullan las calles como policías, la magia es algo arcaico y olvidado.

Y sin embargo, los hermanos Ian y Barley -a los que, en la versión original, prestan su voz Tom Holland y Chris Pratt- se sirven de ella para, digamos, “reencontrarse” con su padre. De nuevo una mezcla de nostalgia, humor y alguna lágrima con referencias indirectas al universo de «El señor de los anillos» o «Indiana Jones». Según la productora Kori Rae, que acudió a la Berlinale junto al director Dan Scanlon, en ‘Onward’ «la magia es una metáfora tras la que se esconde el potencial de los protagonistas».

abc

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