Meghan Markle renuncia a ser la duquesa de Sussex para ser ella misma de nuevo y alejarse de la presión diplomática. Escapa de la exigencia de formar parte de la familia real inglesa con un plan empresarial millonario con su marido, el príncipe Harry. El primer paso para construir su futuro fue deshacerse de su mansión de Los Ángeles, pero conseguirlo le costó un largo camino y una rebaja en el precio del inmueble de 1,6 a 1,46 millones de euros.
En este momento la protagonista de 'Suits' está buscando una nueva vivienda en Canadá la que poder vivir con el príncipe Harry y su hijo. La mansión que acaba de vender salió al mercado el pasado mes de agosto, la compartió con su primer marido, Trevor Engelson. La pareja lo escogió porque estaba situado en uno de los mejores barrios de la ciudad: Hancock Park, un distrito creado en los años 20 que acoje entre su vecindario a miembros tan ilustres como Antonio Banderas o Milla Jovovich.
Es un inmueble de estilo colonial de 210 m2 distribuidos en dos plantas. En el interior de la vivienda reina el minimalismo y el color blanco ilumina todas las estancias, que tienen un vector común: elementos arquitectónicos naturales y muebles de diseño. El salón es la estancia más destacada de la casa: tiene pavimento de madera, es muy espacioso y está presidido por una suntuosa chimenea. Frente a ella una mesa de autor y mobiliario de diseño.
Tanto la cubierta como las paredes están decoradas con molduras de escayola que dan carácter a los espacios y los separa entre sí. Es el caso de la cocina y el salón, una misma estancia con un leve arco que los separa. Los espacios son diáfanos y contínuos porque en la casa, a pesar de ser histórica, está reformada con elementos contemporáneos.
"Sussex Royal", una marca millonaria
Meghan Markle y Harry dejan del ser los Duques de Sussex y de depender económicamente de los fondos públicos de la institución. La familia real determinará su nuevo estatus, que se hará oficial la próxima primavera. La ruptura no será traumática para la pareja, que sacará mayor rédito económico a propia marca y podrá vivir por su cuenta lejos de los compromisos diplomáticos.
La exactriz acaba de fichar por Disney para doblar un documental. El trabajo, según ha confirmado un vídeo filtrado recientemente, lo habría solicitado el príncipe Harry.
El nieto de Isabel II tiene una formación diplomática e intelectual impecable y una carrera a sus espaldas que lo consolidó en la escena internacional como un orador excepcional. Su presencia en un evento se monetariza y, según las estimaciones de los medios británicos, el coste de unos minutos de protagonismo en un evento de cualquier tipo cuesta alrededor de 400.000 libras esterlinas (475.000 euros al cambio actual), el de un discurso ascendería a los 4 millones de euros y su presencia en un gran acto mediático podría llegar a los 6 millones de euros. La pareja creó su propia marca "Sussex Royal", consicientes de la acogida mediática de su unión.
La pérdida de sus estatus real resultaría simbólica económicamente dado que los fondos de la Corona, que sufragan los costes de sus apariciones públicas, actos diplomáticos y eventos, se volcarían directamente en su propia marca. La reducción de sus privilegios incidiría sólo en un 5% de la suma total que se le ingresaba. Los gastos a los que tendrían que hacer frente son los de seguridad y el coste de las niñeras de Archie. La propiedad de su casa en Inglaterra, Frogmore Cottage, todavía se está necogociándose, así como el coste de las reformas, pagadas con fondos públicos.
Los primeros pasos de los Duques de Sussex para construir su sello se hicieron visibles hace pocos meses cuando abrieron perfiles en todas las redes sociales donde cuelgan todos sus movimintos y apariciones publicas.
En la mayoría de sus "post" dan cobertura de sus acciones con organizaciones benéficas. El príncipe Harry es líder e icono de los Invictus Games, el más reconocido de sus compromisos de caridad, pero no el único. Su presencia se ha convertido en el sello de una fuente inenarrable de escenarios filantrópicos y su trayectoria y popularidad lo ha llevado a ser una imagen que no necesita a la corona para cobrar su valía.
Los duques de Sussex registraron 100 artículos de ropa, calendarios y postales. Todos los indicios apuntan a que podrían comenzar a vender su propio merchandising.
Formaría parte de un ambicioso plan para expandir a nivel mundial “Sussex Royal”, según el diario británico Daily Mail, que ha tenido acceso a los documentos legales presentados en Oficina de Propiedad Intelectual. Además, el matrimonio pretende usar su título real en el desarrollo y coordinación de proyectos de voluntariado con fines benéficos.
Meghan Markle, por otro lado, ganaba alrededor de 70.000 de dólares (63.505 al cambio actual) al año por escribir su blog de lifestyle "The Tig". La protagonista de "Suits" ha multiplicado su popularidad tras su adhesión a la Corona Británica. El valor de su caché y sus artículos engordará después de haber formado parte de la familia real. En su última época como actriz, el sueldo de la mujer del príncipe Harry alcanzaba los 408.000 euros, una cifra que se dispararía a partir de ahora.
La pareja ha declarado que su vida se desarrollará entre Reino Unido y Canadá, razón por la cual se niegan a renunciar Frogmore Cottage, la residencia británica a la que hicieron una reforma millonaria de cara al nacimiento de Archie.
Los futuros contratos de Meghan Markle
A la pareja le sale más rentable alejarse de la Corona en la era Instagram - ©SussexRoyal
Los rumores, aún sin confirmar por ninguna de las partes, apuntan a que Meghan podría firmar un contrato millonario con la firma de lujo Givenchy. La maison confeccionó uno de sus vestidos de novia. Una fuente cercana a la pareja ha filtrado esta información a "The Daily Mail", y añade que los beneficios de esta colaboración irían destinados a su fundación.
A Markle le gusta la moda y durante su soltería estaba muy cerca de Stella McCartney, que diseñó el segundo traje que vistió en la "royal wedding". Wales Bonner y Missoma también tienen compromisos con la duquesa.
Según las estimaciones del diario británico The Guardian el valor de la marca de los duques alcanzaría los 400 millones de euros. Un negocio redondo con una firma que tiene mucho terreno que explotar en una nueva etapa cuya exposición mediática será, previsiblemente, igual o superior a la que se sometían. Eso sí, un gran error de los duques de Sussex los enfrenta a una batalla legal en el caso de que quisieran recuperar el control de la identidad en Europa y América del Norte.
abc
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