Si William Barr dimite, sería el segundo fiscal general en salir de la Administración Trump, después de Jeff Sessions. El presidente suma ya una cifra récord de despidos y dimisiones en su gobierno: en un solo mandato ha tenido tres jefes de gabinete, cuatro consejeros de Seguridad Nacional, tres secretarios de Defensa y dos jefes diplomáticos.
Según las filtraciones publicadas este miércoles, el fiscal general Barr le ha dado un ultimátum al presidente: o desiste de los mensajes en Twitter o tendrá su dimisión sobre la mesa. La semana pasada, el fiscal general, que cumple labores de ministro de Justicia y es responsable del ministerio público, dijo en una entrevista al canal de televisión Abc que los constantes mensajes en Twitter le hacen bastante difícil su trabajo.
Barr dijo, eso sí, que Trump nunca le ha dado órdenes sobre cómo acusar a un reo u otro. A pesar de esas advertencias, Trump, poco dado a aceptar críticas en público, respondió que tiene «el derecho legal» de interferir sobre cualquier caso. «Pero de momento he preferido no hacerlo». Todo esto lo dijo Trump en Twitter.
Hasta ahora el fiscal general a sido un leal defensor del presidente. El año pasado, cuando el fiscal especial Robert Mueller publicó las conclusiones de su investigación sobre la trama rusa, la interpretación que hizo Barr, en un comunicado de prensa, era que Trump quedaba completamente exonerado de los delitos de conspirar con Rusia para interferir en las elecciones de 2016 y de obstruir después las investigaciones.
Mueller respondió que en realidad en el segundo cargo no había llegado a una conclusión definitiva porque escapaba a sus competencias.
El caso Roger Stone
El detonante de esta nueva crisis es la sentencia a Roger Stone, un abogado amigo de Trump que ha sido hallado culpable de un delito de perjurio (mentir bajo juramento). La Fiscalía recomendó en un principio entre siete y nueve años. Trump criticó esa solicitud en Twitter. El fiscal general Barr dijo después que la pena debía ser menor. La juez dicta sentencia este jueves.
Tras obedecer a Trump, Barr quiso defender su independencia. Era tarde: cinco fiscales, cuatro de ellos instructores del caso de Stone, dimitieron inmediatamente. Después, 1.100 exfuncionarios y fiscales del departamento de Justicia hicieron pública una carta en la que le pedían la dimisión. «Las acciones del señor Barr al acatar las órdenes personales del presidente lamentablemente son más elocuentes que sus palabras», escribieron.
Trump, con su afición a Twitter, no se lo ha puesto fácil a su fiscal general. El martes amenazó con denunciar al fiscal especial Mueller y los investigadores que le ayudaron. «Si no fuera presidente ya hubiera demandado a todo el mundo. Puede que lo haga. ¡Caza de Brujas!», dijo el presidente.
La amenaza de Barr de dimitir llegó horas después.
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