Bulgaria acusa de tres intentos de asesinato al espía ruso detectado en Cataluña

  19 Febrero 2020    Leído: 805
Bulgaria acusa de tres intentos de asesinato al espía ruso detectado en Cataluña

La Fiscalía de Sofía dicta una orden de busca y captura internacional contra Fedotov.

La Fiscalía de Sofía (Bulgaria) ha acusado al general Denis Sergeev, el espía ruso que viajó a Barcelona dos días antes de la consulta ilegal del 1-O de 2017, de participar en el intento de envenenamiento en 2015 del vendedor de armas búlgaro Emilian Gebrev, de su hijo Hristo Gebrev y de un directivo de su empresa Emco Odd, según fuentes de inteligencia consultadas por EL PAÍS.

Las tres víctimas de Sergeev —un agente que recurre a la identidad falsa de Sergey Fedotov y que está conectado con una decena de operaciones de desestabilización en Europa y Asia— sufrieron una grave intoxicación en Sofía tras entrar en contacto con un agente químico. El suceso ocurrió entre el 28 de abril y el cuatro de mayo de 2015, según confirman a este diario fuentes de la Fiscalía de la capital búlgara.

Tras el frustrado envenenamiento, Emilian Gebrev, de 65 años, sintió alucinaciones, vómitos y entró en coma. Permaneció hospitalizado tres semanas.

El ministerio público de Sofía acusó el pasado enero por estos hechos a tres ciudadanos rusos, pero no divulgó sus nombres. Un portavoz del organismo justificó a este diario el hermetismo amparándose en una ley que prohíbe revelar una investigación en marcha.

La Fiscalía de Sofía dictó entonces tres órdenes de detención europea y solicitudes de búsqueda y captura internacional a Interpol con objeto de conseguir las extradiciones de los acusados. Los implicados se enfrentan a cargos por intento de asesinato con premeditación.

Fuentes policiales españolas aseguran que la orden de Bulgaria contra Fedotov se suma a los requerimientos contra el espía de, al menos, otros dos países donde también se detectó su presencia.

Las sospechas del ministerio público búlgaro contra el agente se dispararon después del análisis de las imágenes de un aparcamiento subterráneo en Sofia. El vídeo se registró el 28 de abril de 2015, dura dos minutos y muestra a un hombre acercándose a un vehículo. “Se encargó un estudio técnico a un laboratorio del FBI para la identificación de la persona implicada en el crimen”, indica la Fiscalía de la capital búlgara.

Pertrechado con gorra y guantes, el protagonista de la grabación merodea por el coche de una de las víctimas. Las pesquisas apuntan a que el sospechoso aplicó en un vehículo el agente químico que a punto estuvo de costarle la vida al vendedor de armas Emilian Gebrev, según los investigadores.

Miembro de la unidad 29155, Fedotov también está bajo el radar de los investigadores en España. El juez de la Audiencia Nacional Manuel García-Castellón indaga en una causa secreta desde el año pasado el papel del espía en Barcelona. Hasta la capital catalana viajó el agente, al menos, en dos ocasiones: el 5 de noviembre de 2016 y el 29 de septiembre de 2017, dos días antes del referéndum ilegal, según reveló este periódico.

Según el portal de investigación Bellingcat, con el que colabora EL PAÍS, en el intento de envenenamiento de Gebrev, de su hijo y del director del departamento de producción de su empresa Emco Odd participaron ocho agentes del Departamento Central de Inteligencia de las Fuerzas Armadas rusas (GRU, en sus siglas en ruso). Los espías viajaron a Bulgaria con identidades falsas durante las fechas del incidente.

La misión arrancó a finales de abril de 2015. Fue entonces cuando llegaron como turistas a un complejo hotelero de la ciudad de Burgas, en la costa del mar Negro, Fedótov y su compañero Georgy Gorshkov. Otro espía de la unidad, Sergey Pavlov, recaló también el mismo día en Sofía, donde se encontraba su objetivo, Gebrev.

Cuatro días después de la llegada de los rusos, el vendedor de armas búlgaro comenzó a sentirse indispuesto. Gebrev atribuyó inicialmente su malestar a cansancio y gripe. Después, sintió quemazón, mareos y visión borrosa. Ingresó en el hospital militar de Sofía, donde entró en coma. Su hijo Hristo y el directivo de su empresa corrieron su misma suerte y acabaron también en el mismo centro.

Tras más de tres semanas en el hospital, los enfermos recibieron el alta. Un mes después del primer ingreso, Gebrev y su hijo volvieron a sufrir los mismos síntomas. Un análisis de orina reveló entonces que sus cuerpos contenían trazos de dos organofosfatos, una sustancia tóxica vinculada a pesticidas, según Bellingcat.

Fedotov y Gorshkov abandonaron el país al día siguiente del primer intento de envenenamiento. Volaron primero al aeropuerto Atatürk de Estambul y después a Moscú. Su compañero Pavlov regresó directamente en avión a la capital rusa.

Cuando en marzo de 2018 el exespía ruso Serguéi Skripal y su hija Yulia fueron envenenados en el Reino Unido con el agente nervioso Novichok —una operación atribuida por los servicios de inteligencia occidentales a la unidad de élite de Fedotov—, el vendedor de armas apreció similitudes con los síntomas que había sufrido tres años antes.

Aunque la compañía de Gebrev exportó armas a Georgia durante la guerra de esta exrepública soviética con Rusia de 2008, el empresario descartó a Bellingcat que este fuera el motivo para convertirse en objetivo de la temida unidad rusa. Su mercancía no superó el 10% de las armas que vendieron firmas búlgaras a Georgia, según Gebrev.

Otra hipótesis expuesta por Bellingcat vincula el intento de envenenamiento con una lucha de poder entre oligarcas en Bulgaria. Gebrev aseguró al portal que no exporta armas a Ucrania.

Los servicios de inteligencia occidentales conectan a los 20 agentes del grupo 29155 con el asesinato de un ciudadano georgiano de origen checheno el pasado agosto en Berlín. También, con un frustrado golpe de Estado en Montenegro en 2016 que incluía un plan para asesinar al primer ministro y una campaña de desestabilización en Moldavia.

The New York Times enmarcó el pasado octubre los objetivos del escuadrón de Fedotov en una estrategia de guerra híbrida ideada por el Kremlin que entremezcla la confrontación militar con propaganda, hacking y desinformación. Los miembros de la unidad —según el periódico estadounidense— trabajan para desestabilizar Europa y están entrenados para operaciones de subversión, sabotaje y asesinato.


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