La polémica en España por el aparente cambio de posición de Pedro Sánchez respecto a Venezuela —ha pasado de reconocer a Juan Guaidó como “presidente encargado” a calificarlo como “jefe de la oposición”— coincide con las señales, emitidas en las últimas semanas desde la Administración Trump, de que la crisis en el país sudamericano vuelve a estar en lo alto de la lista de prioridades de Estados Unidos. En Washington, los recientes movimientos de Madrid han causado “desaliento”, “decepción” y, sobre todo, desconcierto.
Durante su visita a la capital estadounidense, al final de una gira internacional que su equipo celebra como todo un éxito diplomático, Juan Guaidó mantuvo una larga reunión con el presidente Trump y sus consejeros en la Casa Blanca. El 4 de febrero fue ovacionado por los legisladores de ambos lados del Congreso como invitado estrella al discurso sobre el Estado de la Unión. La convicción en el equipo de Guaidó —a quien EE UU y otro medio centenar de países, incluido España, reconocen como presidente encargado de Venezuela— es clara: “Va a haber acciones en los próximos días o semanas para incrementar la presión al régimen de Maduro”, asegura, en una entrevista con EL PAÍS, el embajador de Guaidó en Washington, Carlos Vecchio.
El representante de Guaidó explica que, en estos días de conversaciones con miembros de la Administración estadounidense, ha constatado la “preocupación” por lo que consideran una insuficiente implicación de Europa, e incluso la incomprensión ante la falta de liderazgo de Madrid. “Por razones obvias, todos esperan que sea España la que lidere este proceso”, afirma Vecchio.
La reacción oficial en Washington a lo ocurrido en España, que ha coincidido con el anuncio de la visita de Estado de los Reyes al país, ha sido cauta y de perfil bajo. El Departamento de Estado no ha querido profundizar más para EL PAÍS en cómo ha sentado el giro de Madrid, y se remite al puñado de ocasiones en las que, en las últimas semanas, cargos de la Administración se han referido al tema. El 7 de febrero, en una conferencia de prensa telefónica, el representante de EE UU para Venezuela, Elliott Abrams, dijo que la “visita a Madrid” de la vicepresidenta de Maduro, Delcy Rodríguez, “parece una violación de las sanciones europeas”. “No entendemos cien por ciento lo que pasó”, reconoció. “Y lo que hemos visto en los periódicos ha cambiado cada día”.
El encuentro entre Delcy Rodríguez y el ministro español José Luis Ábalos fue calificado por el subsecretario de Estado adjunto Joe Piechowski, el pasado 24 de enero, de “decepcionante” y “desalentador”. “EE UU tiene preguntas acerca de esta supuesta reunión”, dijo. También la subsecretaria adjunta del Departamento de Estado para Cuba y Venezuela, Carrie Filipetti, calificó el encuentro de “no muy bienvenido”. “Socava la política conjunta que EE UU y la UE han puesto en marcha sobre Venezuela”, añadió.
“Desafortunado”
Abrams se refirió el 6 de febrero, en otra sesión informativa, al hecho de que no fuera Sánchez quien recibiera a Guaidó en Madrid. “Creemos que es desafortunado que no acordara reunirse con él”, afirmó el lugarteniente de Trump para asuntos venezolanos. No obstante, aseguró que han estado en contacto con el Gobierno de Pedro Sánchez y han recibido “garantías de que el compromiso de España con la restauración de la democracia en Venezuela sigue firme”.
El equipo de Guaidó mantiene la misma cautela. “Lo que ha dicho oficialmente el Gobierno de España, y la ministra directamente, es que siguen reconociendo a Juan Guaidó como presidente interino y como presidente de la Asamblea”, remarca Vecchio. Y añade: “Mantuvimos contacto con el Gobierno de Sánchez, con la persona que él designó, y reafirmamos que para nosotros España tiene que desempeñar un papel dentro de Europa. Yo espero, y no tengo por qué dudar, que Pedro Sánchez esté del lado de la defensa de los derechos humanos. No veo al presidente Sánchez ni a España colocándose del lado de la dictadura”.
“Cuando vino Guaidó a Madrid, nos reunimos con la ministra y nos ratificó que la política no había cambiado un ápice”, confirma Antonio Ecarri, representante de Guaidó en Madrid. “Cuando mostramos cierta incertidumbre por el Gobierno de coalición, nos dijeron que la política internacional no estaba dentro del acuerdo firmado con Podemos y el resto de grupos. No tenemos ninguna versión oficial diferente”.
Un año después de que EE UU se convirtiera en el primer país en reconocer al entonces líder de la Asamblea Nacional como presidente interino de Venezuela, Nicolás Maduro sigue aferrado al poder. Ahora, despejados otros frentes internacionales, la sensación en el equipo de Guaidó es que en la Administración Trump vuelve a haber, en palabras de Vecchio, “una urgencia por parar esta crisis”.
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