Financiar las nuevas prioridades de la UE recortará la cohesión y la PAC

  14 Febrero 2020    Leído: 502
Financiar las nuevas prioridades de la UE recortará la cohesión y la PAC

“Todo el mundo va a perder un poco con estos presupuestos”, comenta un diplomático sintetizando la idea que se ha instalado en Bruselas después de contabilizar lo que ya se sabía, que con el Reino Unido no sólo se ha ido un socio potente e incómodo, sino también un contribuyente neto. Deja un agujero de más de 10.000 millones de euros anuales.

 El famoso cheque británico obtenido en su momento por Margaret Thatcher ayudó a reducir los pagos de Londres, pero siguió siendo hasta su salida el segundo contribuyente neto en términos absolutos.

A partir de este contexto, con menos aportaciones totales y nuevas prioridades fijadas, se presenta un dilema en estos presupuestos de la UE para los próximos siete años. Se tratará de elegir entre seguir apoyando las políticas tradicionales, como la agricultura y la cohesión, o traspasar los reducidos fondos a las nuevas prioridades definidas como transformación energética, revolución digital, migración y seguridad.

No es sólo un enfrentamiento entre ricos y pobres, que también, sino entre políticas que potenciar. Por un lado, están las tradicionales, a las que sus detractores suelen calificar de viejas. Ahí se encuentra la agricultura, que no deja de ser la base sobre la que se construyó la Unión Europea, pero que ha ido reduciendo progresivamente su peso proporcional, y también aparece la cohesión, una política incorporada en buena parte por la presión de la España de Felipe González, que buscaba fórmulas para una contribución reforzada de la Unión Europea al desarrollo español.

Son los dos bastiones que defenderá España en estas negocia­ciones. Ya participó en el encuentro de los Amigos de la Cohesión en Portugal, el 31 de enero, donde una quincena de países del sur y el este de Europa fortalecieron su frente para la dura negociación que se avecina. Cuestión en buena parte táctica, de plantar las reivindicaciones justo antes de que el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, abriera su “confesionario” para que desfilaran uno por uno la mayoría de los jefes de gobierno. No faltó el presidente español, Pedro Sánchez, que marcó sus líneas rojas, la política agrícola común, y en este apartado, muy en particular, las ayudas directas, y la cohesión. Dos partidas que ocupan un 70% del presupuesto pero que esta vez están expuestas a recortes importantes.

La propuesta de la presidencia finlandesa, la última presentada, y por lo tanto, la base de la que parte la negociación hasta el momento, supone un golpe a las aspiraciones españolas y de otros países del sur. Por un lado, recorta el montante global hasta un 1,07% de la renta nacional bruta de los Veintisiete, y además, conlleva reducciones del 5% en cohesión respecto a la propuesta anterior de la Comisión Europea, que ya incluía una rebaja sobre los fondos actuales.

En agricultura, las propuestas presentadas también incluyen recortes de entre el 5 y el 10%. Fuentes españolas indican que “en la PAC no estamos solos, es un elemento fundamental de la UE y que ahora tiene un mensaje renovado, el pacto verde. Nosotros somos partidarios de enverdecer la política agrícola”.

A la espera de la nueva propuesta del presidente del Consejo Eu­ropeo, Charles Michel, también la Comisión Europea ha tomado po­sición. Su presidenta, Ursula von der Leyen, dijo ante el Parlamento Europeo que el éxito o fracaso de las negociaciones “dependerá de los medios que nos demos para fi­nanciar nuestro pacto verde”. Y el aviso lo acompañó de una adver­tencia: “Yo no aceptaré ningún resultado que no garantice al menos que un 25% del presupuesto esté consagrado a la lucha contra el cambio climático”.

El próximo paso en esta negociación será cuando Charles Michel presente su propuesta. Será la tercera después de la inicial de la Comisión Europea, en el 2018, que situó un presupuesto equivalente al 1,11% de la RNB de los Veintisiete, y la finlandesa de diciembre, que redujo el montante global al 1,07%. Los países contribuyentes netos exigen dejar el límite al 1%. El documento que redacte Michel se debatirá en la cumbre de la próxima ­semana, una discusión que será difícil, larga y no forzosamente concluyente. Podría dejarse para una segunda cumbre o incluso pasarla a la segunda parte del año, bajo la presidencia rotatoria alemana. Esta opción tiene el inconveniente de que se superpondrían dos negociaciones muy complejas, la de los presupuestos, siempre muy divisoria, y la del Brexit, donde la unidad de los Veintisiete es muy recomendable.


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