Pedro Sánchez ha tardado más de un mes, desde que fue investido presidente del Gobierno el pasado 7 de enero, en ponerse en contacto con el jefe de la oposición. El líder socialista ha tenido tiempo entre medias de poner en marcha un Gobierno de coalición con Podemos, respaldado por los independentistas, los nacionalistas vascos y los herederos de Batasuna, y se ha reunido con un presidente autonómico inhabilitado, Joaquim Torra. Todo ello mientras acusaba al PP de «crispar» y de instalarse en el bloqueo. Los puentes entre el PSOE y el PP hace tiempo que quedaron destruidos. Con este ambiente, ayer por la mañana, el director de gabinete de Sánchez se puso en contacto con su homólogo en Génova, y ambos cerraron una reunión de sus jefes el próximo lunes a las 12, en el Palacio de la Moncloa.
Sánchez y Casado se reunieron por última vez el 16 de diciembre, justo después de la ronda de contactos del Rey en la que propuso al líder socialista como candidato a la Presidencia del Gobierno. Aquel encuentro duró 45 minutos y sirvió para que ambos constataran su total desencuentro. El presidente del PP confirmó su «no» rotundo a la candidatura de Sánchez, quien avanzaba con paso firme hacia su alianza con Podemos y los independentistas. Antes, Casado había llamado a Sánchez por teléfono la noche electoral del 10 de noviembre. Una llamada que nunca tuvo respuesta. Y aún antes, tuvieron otra reunión el 16 de octubre, en plena ola de disturbios en Cataluña por la sentencia del Tribunal Supremo sobre el «proceso» independentista, ya en precampaña electoral ante las elecciones del 10-N. En aquella reunión, Casado pidió la aplicación inmediata de la ley de Seguridad Nacional y exigió a Sánchez que rompiera todos los pactos con los independentistas en ayuntamientos y en la Diputación de Barcelona. Más allá de la foto, la distancia volvió a ser abismal.
Difícil entendimiento
El entendimiento entre Sánchez y Casado, hoy por hoy, parece misión imposible, ni siquiera en políticas de Estado, como son las relaciones internacionales o la defensa de la Constitución, la soberanía nacional y la unidad de la nación española. La comunicación entre ambos es prácticamente inexistente, y las posibilidades de acuerdo se han reducido a la mínima expresión. En este contexto, Casado acudirá a La Moncloa por «responsabilidad y respeto institucional», y llevará consigo una serie de peticiones al presidente del Gobierno, junto a sus propuestas de pactos de Estado. Los lleva planteando desde hace más de un año, hasta once ha llegado a poner sobre la mesa, sin ningún éxito.
Desde La Moncloa se subrayó ayer, en cuanto se hizo pública la reunión del próximo lunes, que para el Gobierno «el diálogo con la oposición es muy importante, como quedó de manifiesto en el Congreso con la intervención del propio presidente Sánchez», en la sesión de control del miércoles.
En el Partido Popular señalaron que Casado irá a este encuentro con la intención de que el Gobierno socialista «vuelva a la moderación y centralidad, de las que se ha alejado tras su pacto con Podemos, Esquerra Republicaba y Bildu».
Fuentes populares explicaron que, en la reunión del lunes, el líder del PP mostrará su preocupación al presidente del Gobierno por la «degradación institucional» que se ha producido en este mes de Gobierno de coalición. Casado abordará la cuestión de Cataluña y trasladará a Sánchez la creciente inquietud por la actual situación de frenazo económico y deterioro del empleo que se vive en España, como se confirmó con el dato de empleo del mes de enero.
Renovación de órganos
Con la elección de sus socios de Gobierno, el presidente Sánchez ha iniciado un camino en el que ha rehusado la posibilidad de alcanzar acuerdos de legislatura con el PP, como en materia presupuestaria, y se ha embarcado en una mesa de negociación con la Generalitat para lograr el respaldo de ERC a las cuentas públicas. Sin embargo, en La Moncloa nunca han ocultado la necesidad de pactar con el PP para renovar órganos como el Consejo General del Poder Judicial o el Defensor del Pueblo. Así como la conveniencia de abordar la financiación autonómica.
Desde el entorno del jefe del Ejecutivo se apunta a esas cuestiones como elementos de posible acuerdo, pero se explica que no han querido prejuzgar un listado de cuestiones que abordar ni limitar ningún tema. Aunque se apunta a que los gabinetes de ambos estarán en contacto para preparar el encuentro. No obstante, en referencia a esas renovaciones y reformas que Sánchez quiere abordar, sí reconocen que hay una serie de «temas abiertos», unas cuestiones que aseguran que debe afrontarse «más allá de la refriega partidaria» y que en este sentido se mantendrá «mano tendida».
Pero no se trata simplemente de una cuestión de voluntad, ni siquiera de simple necesidad, sino de carácter estratégico. Entre los principales asesores del presidente existen quienes, y así lo ha asumido el presidente, defienden acuerdos con el PP que confieran carácter institucional al jefe del Gobierno. Y que reposicionen su imagen tras el acuerdo con Podemos. Acercarse a sectores moderados, partidarios de acuerdos PSOE-PP, que pese a la caída de Ciudadanos no llegaron a pasarse a los socialistas. Esa es, junto con seguir arañando votos de Podemos, las vías que Sánchez y su equipo ven a medio plazo para mejorar la posición electoral del PSOE.
Casado es consciente de ese intento de Sánchez de «moderar» su imagen tras pactar con los más radicales del Parlamento. No caerá en la trampa y tratará de poner a Sánchez ante su espejo, eso sí, sin olvidar un papel «institucional» que el líder del PP quiere cumplir, y que lo llevará a volver a ofrecer pactos de Estado.
En concreto, Casado ha ofrecido a Sánchez un pacto para acordar los Presupuestos Generales del Estado, pero la oferta no tiene ninguna oportunidad de éxito, justo cuando en el Gobierno se está defendiendo la derogación de la reforma laboral, se quieren subir los impuestos, se ha optado por tratar de forma privilegiada a una comunidad, Cataluña, frente al resto, y se ha decidido pactar con los separatistas catalanes las cuentas públicas. Además, el líder del PP llevará su pacto para despolitizar la Justicia, que ofrecerá cuando se hable de la renovación del Poder Judicial.
abc
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