El Senado de Estados Unidos ha aprobado este jueves una resolución que obliga al presidente a obtener el permiso explícito del Congreso antes de ordenar futuros ataques contra Irán. La decisión de la Cámara alta, de mayoría republicana, supone una reprimenda a Donald Trump, que a principios de año llevó a cabo un ataque en Irak para ejecutar al general iraní Qasem Soleimani sin consultar al Congreso, sentando un peligroso precedente que supondría no contar con el Legislativo en decisiones que pueden conducir a una guerra.
La medida ha salido adelante gracias al voto de ocho legisladores republicanos que se han sumado a la iniciativa demócrata. La ruptura de filas de los ocho senadores es especialmente significativa, pues se produce una semana después de que todos los republicanos de la Cámara, con la excepción del excandidato presidencial Mitt Romney, votaran por exonerar a Trump en el juicio por su impeachment, sin haber querido siquiera escuchar a testigos.
Se trata, no obstante, de una reprimenda más bien simbólica, pues la Casa Blanca ya ha anunciado que Donald Trump utilizará su poder de veto para dejar sin efecto la resolución, y los ocho senadores no son suficientes para sumar la mayoría de dos tercios que necesitaría el Senado para anular el veto presidencial. Tampoco la Cámara de Representantes, donde se espera que se apruebe la resolución próximamente, tendría votos para alcanzar la mayoría de dos tercios a pesar de su mayoría demócrata. El pasado mes votó una iniciativa similar, pero no vinculante, por 224 votos a favor y 194 en contra. Pero quienes apoyan la resolución consideran que la exhibición de mayorías simples en las dos Cámaras, con votos de los dos partidos, lanzará un mensaje suficientemente fuerte de que el Congreso desea ejercer su control sobre la política de Trump en Irán.
Los legisladores, tanto demócratas como republicanos, insisten en que no se trata de atar las manos del presidente, sino de reivindicar los poderes que la Constitución otorga al Congreso. El artículo 1 de la Constitución otorga al Congreso la autoridad para declarar la guerra.
Pero el presidente había enviado señales de que contemplaba la resolución como ataque personal, y el miércoles había pedido a los senadores republicanos que la rechazaran. “Nos está yendo muy bien con Irán y este no es el momento de mostrar debilidad”, advirtió el presidente en Twitter. “No enviamos un mensaje de debilidad cuando defendemos el imperio de la ley en un mundo hambriento de más imperio de la ley”, ha dicho el senador demócrata Tim Kaine, principal patrocinador de la iniciativa.
El presidente ordenó el ataque con drones que acabó con la vida del general Soleimani el pasado 3 de enero, cuando salía de un aeropuerto en Bagdad, sin comunicárselo al Congreso. Durante días, se temió que la acción desatara una escalada bélica. Irán respondió, seis días después, atacando con misiles dos bases iraquíes utilizadas por Estados Unidos, sin causar víctimas mortales.
Después del ataque, miembros de la Administración celebraron reuniones informativas con los congresistas, pero muchos criticaron la calidad de las mismas. Fue en esos días cuando el senador Kaine empezó a redactar la resolución aprobada este jueves. Entre los senadores que expresaron su malestar por la información proporcionada al Congreso por el equipo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, estaban los republicanos Mike Lee y Rand Paul, que llevan tiempo abogando por la desvinculación de las tropas estadounidenses de conflictos bélicos en el extranjero, y enseguida se sumaron a la iniciativa de Kaine. La tramitación de la misma hubo de ser aplazada por el juicio del impeachment, que mantuvo a los senadores en el papel de jurado durante dos semanas, y se retomó nada más concluir el juicio, con la exoneración de Trump, la semana pasada.
No es la primera vez que, durante la Administración de Trump, el Congreso actúa para tratar de hacer valer su control sobre los poderes bélicos del presidente. El año pasado se aprobaron dos resoluciones, con votos de republicanos rebeldes sumados a la mayoría demócrata. La primera fue para cortar la ayuda a la campaña militar liderada por Arabia Saudí en Yemen, y la segunda para limitar sus poderes también en Irán. La segunda fue solo aprobada por la Cámara de Representantes y la primera también por el Senado, pero en ningún caso con la mayoría de dos tercios necesaria para contrarrestar el veto presidencial.
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