El presidente francés, Emmanuel Macron, deseaba “tocar con los dedos” los efectos del cambio climático. Buscaba, también, enviar un mensaje fuerte sobre su compromiso, cuestionado por la oposición y por algunas organizaciones ecologistas, con el medio ambiente. Y, por último, quería enviar un mensaje político a un mes de las elecciones municipales en un contexto de ascenso los partidos verdes, en Francia y en Europa.
Por eso este miércoles se trasladó al Mont-Blanc, la montaña más alta de Europa Occidental, con 4.808 metros de altura y aquejada por una masificación —más de 20.000 alpinistas anuales— que da pie a todo tipo de actos incívicos. Allí, ante el glaciar menguante del Mar de Hielo, y a primera hora de la mañana, confesó: “No me imaginaba un deshielo tan rápido. Es impresionante. Uno se da cuenta de cómo las no decisiones nos han llevado hasta aquí”.
Para demostrar que él no se resignará a la inercia de estas “no decisiones”, Macron aprovechó la visita — el miércoles lo había hecho el Consejo de Defensa Ecológica, una nueva instancia del Gobierno creada en mayo de 2019— para lanzar una batería de iniciativas. Las medidas van desde las restricciones al acceso al Mont Blanc hasta la ampliación de los espacios protegidos a un tercio del territorio francés, pasando por mejoras en las prácticas de los funcionarios franceses con el fin de reducir sus emisiones contaminantes, o la creación de un nuevo ente burocrático, la oficina francesa por la biodiversidad.
En un discurso por la tarde en Chamonix, al pie de la montaña, el presidente francés declaró que el cambio climático es “el combate del siglo”. No hubo medidas de calado ni grandes cambios en su política, pero sí la voluntad de ocupar el espacio verde y asegurar a sus votantes —y al resto del mundo— que él sigue siendo el presidente que en 2017, al retirar Donald Trump a Estados Unidos de los acuerdos contra el calentamiento global, le respondió con el eslogan “Hagamos el planeta grande de nuevo”.
El paseo por el Mar de Hielo debía mostrar de manera tangible los efectos del calentamiento global. El glaciar ha retrocedido dos kilómetros desde 1850, 700 metros en los últimos 30 años. “Es la prueba irrefutable del calentamiento”, dijo el presidente en Chamonix. “Todo esto es conocido: aquí lo medimos, con la fuerza de las trazas, de las pruebas y la emoción de ver cómo se deforma un paisaje y cómo desaparecen especies”.
El viaje de Macron respondía en parte a la petición de alcalde de la zona, Jean-Marc Peillex, de Saint-Gervais, que en septiembre envió una carta al presidente requiriéndole medidas urgentes para evitar que el Mont Blanc se convirtiese en un “parque de atracciones”. Peillex citaba el caso de un británico que el último verano ascendió con un aparato de gimnasia que dejó abandonado y de un alemán que intentó ascender con su perro. Una de las medidas será el aumento de las multas por incivismo desde los 38 euros actuales hasta un mínimo de 750 y un máximo de 1.500, informa la agencia France Presse.
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