Los Reyes realizarán una visita de Estado a EE UU el próximo 21 de abril, según han anunciado este martes La Casa Blanca y el ministerio español de Asuntos Exteriores. Las líneas maestras del viaje, que se produce a invitación del presidente estadounidense, Donald Trump, se cerraron el pasado viernes tras la conversación telefónica que mantuvieron la nueva ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, y el secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, según fuentes diplomáticas. Esta es la segunda vez que los Reyes realizan una visita a La Casa Blanca en menos de dos años, sin que lo haya hecho todavía el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
La última visita de Estado de un Rey de España a Washington se produjo en 2000, cuando el presidente Bill Clinton invitó a Juan Carlos I. El padre del actual Rey viajó a EE UU en 1976, al arranque de la transición democrática, en visita oficial; y en 1981, con el presidente Ronald Reagan, en visita de Estado. Por su parte, Felipe VI ha estado en la Casa Blanca en dos ocasiones: en septiembre de 2015, con Barack Obama; y en junio de 2018 con Trump, al término de una gira por Luisiana y Texas, pero ninguna tuvo el más alto rango protocolario. El programa de las visitas de Estado suele incluir una cena oficial en la Casa Blanca y una visita al Capitolio, entre otras actividades.
Las visitas de Estado han sido excepcionales durante la Presidencia de Trump. La Casa Blanca dio este rango a la que en abril de 2018 hicieron el presidente francés, Emmanuel Macron, y su esposa. En septiembre del año pasado recibió con todos los honores al primer ministro australiano, Scott Morrison, aunque no tiene rango de jefe de Estado.
No es habitual que el Rey acuda por segunda vez a Washington sin que lo haya hecho todavía el presidente Sánchez, pero la iniciativa ha partido de Trump, quien ha fijado también la fecha del 21 de abril. En la anterior ocasión, el presidente de Estados Unidos y su esposa Melania se mostraron encantados de recibir en la Casa Blanca a Felipe VI y a doña Letizia, con los que se prodigaron en amabilidad y elogios. La Monarquía es una institución exótica para buena parte de la sociedad estadounidense, que la contempla con curiosidad y fascinación.
Aquella visita se preparó bajo el mandado de Mariano Rajoy, a quien Trump recibió en La Casa Blanca en septiembre de 2017, pero se ejecutó solo dos semanas después de la llegada a La Moncloa de Pedro Sánchez. De hecho, fue el primer viaje al extranjero del entonces recién nombrado ministro de Asuntos Exteriores, Josep Borrell.
El anuncio de la visita del Rey por parte de la Casa Blanca ha coincidido con la llegada de la jefa de la diplomacia española, Arancha González Laya, a Nueva York, para visitar Naciones Unidas y reunirse con su secretario general, António Guterres.
El viaje de los Reyes consagra cierto cambio de actitud de la Administración de Trump hacia España. El líder estadounidense empezó reprochando al Gobierno español sus modestas cifras de gasto militar, una de las más bajas de la OTAN, para acabar agradeciendo la cooperación que brinda en defensa y seguridad. El interés del Pentágono por aumentar su presencia en la base naval de Rota (Cádiz) marca en buena medida este giro.
La conversación que mantuvieron el viernes González Laya y Pompeo, solicitada por el secretario estadounidense, se presentó como una primera toma de contacto tras el nombramiento de la nueva ministra, pero el propósito iba mucho más allá. Pompeo transmitió a la jefa de la diplomacia española su deseo de trabajar más estrechamente con España y extender las relaciones actuales, según relató la ministra en una entrevista con EL PAÍS el pasado domingo. Para continuar estos contactos y dotar de contenido al viaje de los Reyes, la ministra irá próximamente a Washington. Antes, se entrevistará en persona con Pompeo en la conferencia de seguridad de Múnich (Alemania), entre el 14 y el 16 de febrero.
Más allá del ámbito comercial, ahora lastrado por los aranceles que impone Washington a productos agropecuarios españoles (como el vino, el aceite, las aceitunas o el queso), la relación bilateral viene muy marcada por la presencia estadounidense en las bases de Rota y Morón. El jefe de la diplomacia estadounidense considera la defensa y la seguridad como elementos clave de esos lazos.
En abril, cuando los Reyes visiten Washington, faltarán poco más de seis meses para las elecciones presidenciales estadounidenses en las que Trump opta a la reelección y en las que el voto hispano puede acabar desempeñando un papel decisivo.
elpais
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