Un nuevo ataque islamista en el estado de Borno, al noreste de Nigeria, deja al menos 30 muertos. Las autoridades han confirmado que la mayoría de las víctimas murieron calcinados mientras dormían en sus vehículos durante una obligada parada nocturna. Además, en el mismo asalto decenas de mujeres y niños fueron secuestrados y más de 20 coches fueron quemados.
El portavoz del gobierno estatal, Ahmad Abdurrahman Bundi, anunció en un comunicado que los terroristas llegaron a la localidad de Auno en camiones y fuertemente armados y que cerraron la carretera que se dirige a la capital regional de Maiduguri, ciudad que fue en su día la sede de Boko Haram antes de ser expulsados por las fuerzas gubernamentales. La redada y el toque de queda impuesto por el ejército nigeriano provocó que muchos viajeros quedaran bloqueados en este punto y optaran por descansar en sus vehículos hasta poder retomar su viaje. Los atacantes «mataron al menos a 30 personas, en su mayoría automovilistas, y destruyeron 18 vehículos», dijo Bundi tras visitar el lugar de los hechos. Según AFP, los terroristas también se apoderaron de tres autobuses y, antes de huir, recorrieron la aldea saqueando e incendiando tiendas y otras propiedades que encontraban a su paso. El gobernador del estado de Borno, Babagana Zulum, se mostró visiblemente afectado al visitar esta pequeña aldea ubicada a 25 kilómetros de Maiduguri.
Se desconoce el número exacto de personas que fueron secuestradas durante este asalto pero se teme que se trata de un número elevado.
Una zona muy castigada
El ataque todavía no ha sido reivindicado. Tanto Boko Haram como el grupo Provincia de África Occidental del Estado Islámico (ISWAP, por sus siglas en inglés), una facción separatista vinculada al grupo Estado Islámico (EI), han estado muy activos en esta zona recientemente. Auno ha sido objetivo de los terroristas en más de una ocasión. Sin ir más lejos el mes pasado cuatro soldados nigerianos fueron asesinados y otros siete resultaron heridos en un ataque dirigido a tropas posicionadas en esta localidad. No es la primera vez que el grupo ISWAP obstaculiza una carretera clave de la región para atentar tanto contra civiles como contra las fuerzas de seguridad del país. Sus militantes suelen instalar falsos puestos de control militares en carreteras –vestidos, incluso, con uniformes de solado- para secuestrar a los pasajeros o robar el cargamento de los camiones.
La insurgencia islamista ha golpeado Nigeria desde 2009, causando más de 36.000 muertes y forzando el desplazamiento de cerca de dos millones de personas. Cuando el presidente Muhammadu Buhari llegó al poder en 2015, se comprometió a derrotar a los insurgentes; si bien es cierto que las tropas nigerianas han logrado un significativo debilitamiento de los militantes y han recuperado el control de importantes ciudades, los ataques no han cesado. Ante los recientes atentados contra soldados nigerianos se han tomado medidas como el cierre de pequeñas bases del ejército en el noreste del país y se han creado «supercampos», bases más grandes para por tanto, más difíciles de atacar.
abc
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