El presidente encargado de Venezuela, presidente también de la Asamblea Nacional, fue recibido por el jefe de la diplomacia norteamericana, Mike Pompeo, con quien trató sobre la creciente injerencia de Rusia en Venezuela, y con el director de la Agencia de EE.UU. para el Desarrollo Internacional (Usaid), Mark Green, que le detalló planes para incrementar la ayuda humanitaria para los refugiados en el continente y los desplazados internos.
El apoyo al cambio en Venezuela no es una cuestión partidista, y existe un amplio consenso sobre la necesidad de destituir a Maduro para forzar una transición a la democracia en el país caribeño. Por eso, en medio de la guerra del «impeachment» y sus efectos inmediatos, la presidenta de la Cámara de Representantes y líder demócrata, Nancy Pelosi, recibió ayer personalmente a Guaidó en el Capitolio para debatir también sobre qué medidas puede tomar el poder legislativo para apoyar el cambio en Venezuela. «El sufrimiento del pueblo de Venezuela es algo que debe preocupar a todos los países del mundo. Todos aquí le apoyamos en su lucha, señor presidente», dijo Pelosi. Guaidó, a su lado, indicó que había tratado también con la líder demócrata «qué hacer para acabar con este régimen de terror, que destruyó Venezuela, que alberga a miembros del ELN (guerrilla colombiana), que promueve el terrorismo internacional y que inunda de narcotráfico las calles de EE.UU.».
El de ayer fue el segundo encuentro en dos semanas de Guaidó con el secretario de Estado, Pompeo, quien tras la reunión dijo en un comunicado que trabajará para que el apoyo al cambio en Venezuela se mantenga firme. «El secretario Pompeo y el presidente interino Guaidó hablaron sobre las vías en que las fuerzas democráticas y sus socios internacionales pueden abrir juntos el camino a un Gobierno de transición responsable de supervisar una elecciones libres y justas a la Asamblea Presidencial y a la presidencia. Ambos acordaron redoblar los esfuerzos para proporcionar al pueblo venezolano lo que han estado exigiendo durante años: el fin de la dictadura de Maduro y el restablecimiento de la democracia, la prosperidad económica y la dignidad del pueblo de Venezuela».
Ayuda a los refugiados
La jornada la comenzó Guaidó con una visita a la sede de Usaid, que en apenas dos años ha dedicado a la crisis venezolana más de 650 millones de dólares (590 millones de euros). Una gran parte ha sido dedicada a ayudar con alimentos y medicinas a los cinco millones de refugiados venezolanos que viven en otros países, especialmente en Colombia. No hay de momento programas de Usaid, con sus partidas presupuestarias correspondientes, que administre directamente el Gobierno interino de Venezuela. Sí que costea esa agencia norteamericana de sus fondos de asistencia los viajes y otros gastos de manutención a asesores de la Asamblea Nacional y el Gobierno de transición. Según dijo ayer Green, el director de Usaid, «estas ayudas se emplearán para restaurar la paz y la democracia» en Venezuela.
Después, Guaidó fue recibido por el Secretario General de la Organización de los Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, al que acompañaron miembros del Consejo Permanente de esa institución. Almagro fue crucial en el reconocimiento internacional de Guaidó como presidente encargado de Venezuela hace un año. La última vez en que Guaidó estuvo en Washington, en diciembre de 2018, ya se reunió en la misma sede de la OEA en Washington. Según Almagro, «el presidente encargado Guaidó ha tenido una actuación encomiable en resistir a los embates del régimen». «Tenemos la responsabilidad en la comunidad internacional de apoyarle y trabajar conjuntamente con él para que siga afirmándose», añadió.
En su frenética agenda de reuniones, Guaidó sí tuvo tiempo de revelar que pronto regresará a Venezuela, tras este cierre de gira, «para hacer lo que sea posible para acabar esta crisis y esta tragedia». El presidente de EE.UU., Donald Trump, ha sido muy claro en sus advertencias de que si el régimen de Maduro se atreve a detener a Guaidó a su regreso, «sufrirá muy graves consecuencias», según dijo un alto funcionario de la Casa Blanca en una conversación con periodistas.
Según dicen a ABC fuentes conocedoras de la reunión que mantuvo Guaidó con Trump en el Despacho Oval el miércoles, el encuentro, celebrado a puerta cerrada, se alargó más de lo previsto, y en él se trató de ayuda diplomática a Venezuela, sanciones, el apoyo de Rusia a Maduro y una estrategia para forzar la caída del régimen. Según esas fuentes, Trump preguntó por qué esa visita no se había producido antes y expresó su firme compromiso con seguir peleando por la caída de Maduro. El pasado 30 de abril, un pronunciamiento cívico-militar de los opositores, apoyado por una parte del Gobierno de EE.UU., acabó fracasando estrepitosamente. Después de defender repetidamente la necesidad de un cambio de régimen en Venezuela, Trump dejó que el asunto pasara a un segundo plano durante unos meses. Con esta visita, Venezuela vuelve a la primera fila de los problemas internacionales en la agenda de Trump y la Casa Blanca.
abc.es
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