Los mosquitos que transmiten enfermedades como la malaria, el dengue o el zika han encontrado en las ciudades un paraíso. Aunque su hábitat original para poner huevos son los huecos de los árboles de una selva tropical donde hay agua estancada, estos insectos se han adaptado muy bien a los entornos urbanos. Para ellos, una maceta murciana representa un nido idóneo. Dos investigadores, uno de Miami y otro de Pisa, han analizado qué hace que estos animales se habitúen tan bien a las ciudades del sur de Europa y de Estados Unidos.
"¡Es el entorno perfecto! Apenas hay depredadores que amenacen la vida de los mosquitos, tienen miles de humanos a los que succionar sangre y centenares de lugares con agua encharcada, el hábitat perfecto para que las hembras pongan los huevos", explica al teléfono André Wilke, investigador de la Universidad de Miami y uno de los autores del estudio publicado en la revista especializada PLOS. No hay suficientes salamandras, lagartijas y murciélagos en las ciudades para detener la conquista de los mosquitos. "Piensa a cuántos posibles depredadores tienen que enfrentarse en el Amazonas comparado con Madrid", añade. Los autores los bautizan como mosquitos "alien".
La investigación analiza en concreto la expansión de dos de las principales especies encargadas de transmitir enfermedades: C.coronator y A.albopictus. Este último es el mosquito tigre, que forma parte de la fauna del Levante español desde 2004. "Esta especie cría pegada a las casas. Un cenicero en un jardín que se ha quedado con agua tres o cuatro días después de regar es suficiente para que se críen las larvas", apunta Ricardo Molina, entomólogo del Centro Nacional de Microbiología. "En Roma han gastado miles de millones para eliminarlo y no han podido. El mosquito tigre ha llegado para quedarse".
En España ya existen algunos programas de vigilancia y ayuntamientos como el de Valencia o el de Castellón multan a los vecinos cuyas malas prácticas favorezcan la cría y propagación de estos insectos. Básicamente se penaliza dejar agua estancada varios días en cualquier recipiente, pero lo cierto es que en la práctica esto es muy difícil de controlar. "Sería necesaria una situación de emergencia máxima para que las autoridades pudieran entrar en propiedades privadas en busca de posibles nidos", aventura Molina. El experto recuerda que el Ministerio de Sanidad publicó en 2016 su plan de preparación y respuesta frente a enfermedades transmitidas por vectores, un documento que ahora mismo está siendo actualizado.
El trasiego de turistas de los países endémicos sumado a que los mosquitos que las expanden están adaptados a nuevos entornos ya ha provocado incluso casos autóctonos de dengue donde nunca se habían visto. "Esto son pequeños avisos de lo que puede venir", recalca Molina. "Cuando ya se ha producido la infestación es prácticamente imposible eliminar al mosquito de un entorno, por eso hay que hacer hincapié en la prevención y las autoridades tienen que elaborar guías para que los ciudadanos entiendan el problema. Si tu vecino no sigue las reglas, no hay nada que hacer", recalca Wilke. En Miami, donde él reside, tienen un gran problema con las bromelias, unas preciosas flores que por su forma almacenan agua de forma natural y alojan a centenares de larvas.
Según el análisis, el mosquito tigre ya ha invadido con éxito nueve países europeos. El primero en el que se detectó su presencia fue Albania en 1979, después llegó Italia en 1990, Francia en 1999, Grecia y Suiza en 2003 y Bélgica y España en 2004. Los últimos lugares donde se recogieron ejemplares de esta especie fueron Alemania y Reino Unido hace apenas cuatro años. En Estados Unidos, se ha extendido a 36 estados desde que se confirmara su existencia en 1985 en Texas. Esta rápida espansión confirma la gran flexibilidad de adaptación de los ejemplares.
La especie Coronator se ha instalado con total éxito en seis estados del sureste de Estados Unidos. Su presencia se detectó por primera vez en Luisiana en 2004. Solo en una región de Miami, los científicos recolectaron más de 27.000 hembras de esta especie en zonas urbanas en algo más de dos años.
Una de las principales conclusiones de esta investigación es en realidad una advertencia: es necesario estudiar con más profundidad los mecanismos que usan estos mosquitos para hacerse tan bien a la vida urbana. Solo así se podrá hacer frente a esta amenaza. Los científicos alertan de que podría haber otras especies invasoras potencialmente peligrosas de las cuáles no se tiene constancia.
La recomendación de estos expertos es que se mantenga bajo supervisión estricta la población de estos vectores para evitar que se produzca un problema de salud pública. "Estos mosquitos pueden poner aldedor de 500 huevos en toda su vida. La naturaleza se encarga de matar a la mayoría. Pero en una ciudad donde no hay depredadores puede ser que casi todos sobrevivan". El equilibrio natural desaparece, y la población de mosquitos puede crecer sin control si no existen planes específicos.
Edison Soto, especialista en malaria del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), ha estudiado ampliamente la expansión del mosquito en las ciudades. "Con su ubicuidad y la gran movilidad humana que existe actualmente cada vez veremos más brotes de enfermedades que no esperábamos en todo el mundo. La visión tradicional ha sido acabar con los mosquitos, pero ya hemos visto que esto es muy difícil", asegura. Las estimaciones indican que prácticamente la mitad de la población mundial está en riesgo de tener una enfermedad transmitida por insectos.
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