En los últimos meses, el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell Ramírez, ha tenido un importante protagonismo debido a las numerosas y crecientes crisis en el sistema de salud nacional.
Su presencia se ha vuelto cada vez más frecuente en las conferencias diarias del presidente Andrés Manuel López Obrador, en donde lo mismo explica la crisis de medicamentos que la desastrosa puesta en marcha del Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi).
Debido a sus reiteradas apariciones, no son pocos los analistas que señalan que López-Gatell podría reemplazar al secretario de Salud, Jorge Alcocer, quien prácticamente ha desaparecido del mapa.
Pero el actual subsecretario estaría incurriendo en conflicto de interés, algo que el gobierno de la Cuarta Transformación encabezada por López Obrador ha asegurado no permitir.
De acuerdo con su perfil profesional que se puede consultar en la página web del Gobierno de México, el Doctor Hugo López-Gatell Ramírez, es Médico Cirujano, con especialidad en Medicina Interna y maestro en Ciencias Médicas, Odontológicas y de la Salud por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM); Doctor en Epidemiología por la Universidad de Johns Hopkins en Baltimore, Maryland; Estados Unidos de Norteamérica.
Justo esta prestigiada institución académica es alma máter del millonario empresario y político Michael Bloomberg, quien (de acuerdo con el columnista de El Universal, Mario Maldonado) en 2018 le donó 1,800 millones de dólares.
Maldonado aseguró que el Doctor López-Gatell, originario de la Ciudad de México, fue asistente investigador del Departamento de Epidemiología, auspiciado por la fundación Bloomberg, al igual que su esposa Arantxa Colchero Aragonés, quien actualmente forma parte del Instituto Nacional de Salud Pública de México, organismo que asesora con “investigación objetiva” a la Secretaría de Salud
De hecho, dice Maldonado, Colchero Aragonés es quien tiene más experiencia en el campo de la “economía de la salud” y la “guerra contra la obesidad”.
Entre 2012 y 2017 lideró el “Proyecto Bloomberg Impuestos- Fighting Obesity in Mexico: Supporting the design and evaluation of effective social actions and public policies”, el cual tuvo como objetivo en una primera fase, evaluar la factibilidad económica de la aplicación de un impuesto a bebidas azucaradas.
En la segunda fase se analizó el impacto de los dos impuestos que se implementaron en México a partir de enero de 2014, en precios y consumo de los hogares.
El Instituto Nacional de Salud Pública de México en el que trabaja la esposa del subsecretario, recibió entre 2014 y 2018, un total de 74 millones 782,000 pesos de Bloomberg Philanthropies, con la cual, dice Mario Maldonado, se ha convertido en la segunda fuente de financiamiento del organismo. La segunda es el Conacyt (Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología) con 213 millones 246,000 pesos en el mismo periodo.
Pero Bloomberg Philanthropie también apoya a la organización El Poder del Consumidor dirigido por Alejandra Calvillo. Mario Maldonado señala que se calcula que le ha donado cerca de (USD) 10 millones de dólares en los últimos ocho años.
Bloomberg Philanthropies, destaca Maldonado, ha financiado campañas contra las tabacaleras, refresqueras y grandes empresas de alimentos procesados en varios países. Su objetivo es combatir la obesidad y promover políticas públicas que lleven a reducir el consumo de estos productos mediante mayores impuestos, así como etiquetados y pictoramas que visibilicen el daño que causan en la salud.
El columnista ha señalado que el etiquetado de los “productos chatarra” incluidos los refrescos se implementaron en México luego de que las empresas no cumplieron un acuerdo con el presidente Andrés Manuel López Obrador, el cual consistía en contratar a miles de jóvenes, capacitarlos como educadores físicos y enviarlos a las escuelas; rehabilitar parques y espacios públicos para hacer deporte; así como implementar una campaña masiva para dar a conocer cómo leer correctamente las etiquetas actuales de los alimentos y promover la actividad física.
Debido al incumplimiento y luego del cabildeo del subsecretario de Salud y del Poder del Consumidor, fue cuando se aprobó el nuevo etiquetado (similar al que se usa en Chile) con el que alimentos y bebidas tendrán que hacer mucho más visible su contenido mediante el uso de un símbolo octagonal en la parte frontal del producto, así como regular su publicidad. Además de la actualización de impuestos que se hizo a los refrescos y bebidas azucaradas.
infobae
Etiquetas: