La ampliación de la Unión Europea no se frena del todo pero se complica para los aspirantes. La Comisión Europea, presidida por Ursula Von der Leyen, tiene previsto aprobar este miércoles una nueva metodología para el examen de los países candidatos que permitirá, según la propuesta a la que ha tenido acceso EL PAÍS, paralizar o suspender las negociaciones si se aprecia que el proceso de reformas en un candidato se estanca o da marcha atrás. Incluso los capítulos de la negociación ya cerrada, según el documento, podrán reabrirse si fuera necesario y la ayuda financiera de pre-adhesión podrá ser recortada, con excepción de la destinada a la sociedad civil.
El nuevo rigor llega como respuesta a la decisión del presidente francés, Emmanuel Macron, de vetar la apertura de negociaciones para la adhesión con Macedonia del Norte y Albania, por considerar que, en contra de lo afirmado por la Comisión Europea, esos dos países no cumplen ni siquiera las condiciones para negociar su potencial ingreso.
Bruselas confía en que las nuevas normas tranquilicen a París y que en la cumbre europea de marzo se pueda dar luz verde a la candidatura de Macedonia del Norte y Albania, que se sumarían a Serbia, Montenegro y Turquía en la lista de espera. A cambio, Francia obtendría garantías de que el examen de ingreso para los países de los Balcanes será mucho más riguroso que el de las ampliaciones realizadas entre 2004 y 2011, cuando la UE pasó de 15 a 28 miembros.
“Está claro que la efectividad del proceso de ampliación y su aplicación debe ser mejorada”, reconoce la Comisión en la Comunicación sobre su nueva metodología. El objetivo, añade el organismo comunitario, debe ser garantizar que “los líderes de los Balcanes occidentales ofrecen compromisos creíbles en cuanto a la implementación de las reformas requeridas.
Bruselas exigirá a los Gobiernos de esos países que demuestren de manera fehaciente el respeto a los valores fundamentales de la UE y la realización de reformas tangibles para garantizar un Estado de derecho fiable, una economía de mercado sostenible y un alineamiento con la política exterior del club comunitario.
A cambio, el documento ofrece a los candidatos una mayor ayuda financiera ligada al cumplimiento de los objetivos marcados y una progresiva incorporación a ciertas políticas comunitarias. “Estas medidas ayudarán, a través de los fondos de la UE, a crear una preferencia hacia Europa al tiempo que se fortalece la economía local”, señala la Comunicación.
Pero el ingreso en el club no estará garantizado en ningún momento del proceso y la evaluación anual de la Comisión, de la que Francia y otros países dudan seriamente, será a partir de ahora “objetiva, precisa, detallada, estricta y verificable”, según el documento.
La nueva metodología permitirá a Bruselas paralizar o suspender las negociaciones si aprecia que el proceso de reformas en un candidato se estanca o da marcha atrás. Incluso los capítulos de la negociación ya cerrados podrán reabrirse si fuera necesario.
El castigo se podrá adoptar a iniciativa de la Comisión o a instancia de algún Estado miembro. Una vez lanzada la propuesta de castigo, solo se podrá bloquear por mayoría cualificada inversa, es decir, que se necesitará el 55% de los socios con el 65% de la población para frenarla.
Las nuevas normas, si son aprobadas por el Consejo de ministros de la UE, se aplicarán a las futuras negociaciones, por lo que afectarán directamente a Macedonia del Norte y Albania. Pero el documento ya prevé que incluso las de Serbia y Montenegro se vean afectadas, aunque Bruselas espera consensuarlos con esos dos países. La negociación con Turquía se encuentra de facto suspendida, pero si se retomara algún día quedaría sujeta, con toda probabilidad, al nuevo examen. También están pendientes de la posible adhesión Bosnia-Herzegovina y Kosovo, aunque en ese caso ni siquiera tienen todavía la condición de candidatos.
Todo el proceso de la ampliación de los Balcanes quedó empantanado en la cumbre europea de octubre de 2019, cuando París frenó la apertura de negociaciones con nuevos candidatos por las dudas, sobre todo, respecto a Albania.
Macron teme el impacto de las ampliaciones en la opinión pública de países como el suyo, donde los euroescépticos liderados por Marine Le Pen ganaron las elecciones al Parlamento Europeo en 2014 y en 2019 y se quedaron a las puertas del Elíseo en 2017. La salida del Reino Unido de la UE puede alentar esos movimientos si la calidad interna del club se deteriora y la presencia de Estados frágiles asusta a la población que duda sobre la supresión de fronteras o la moneda compartida.
Macron exigió como condición para levantar el veto un replanteamiento del proceso de ampliación que garantice la voluntad de los aspirantes de acometer las reformas necesarias (lucha contra la corrupción, fortaleza de las instituciones, administraciones públicas operativas) de manera tangible y no solo sobre el papel de leyes y reglamentos.
París acusa a la Comisión de llevar a cabo un chequeo meramente formal que no refleja la realidad política y social de algunos de los países que llaman a la puerta de la UE y a los que, una vez dentro, resulta mucho más difícil reprobarles por sus posibles derivas autoritarias o por la violación de los valores fundamentales.
elpais
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