El Gobierno de Marruecos sigue cumpliendo su papel de muro contra la emigración irregular. En 2019 las fuerzas policiales marroquíes evitaron 73.973 “tentativas de emigración irregular” (frente a las 88.761 de 2018), según informó ayer una fuente del Ministerio del Interior a la agencia oficial MAP. Además, las mismas fuentes oficiales aseguran haber rescatado en el mar a 19.554 migrantes (frente a los 29.715 de 2018) y haber desarticulado 208 redes de tráfico ilegal de inmigrantes (229 en el año anterior).
El Ministerio del Interior marroquí nunca explica qué entiende por “tentativas de emigración ilegal”. Pero en cualquier caso, la efectividad de sus acciones se refleja en la reducción a la mitad de llegadas a España. El año pasado estas cifras cayeron de las 64.298 entradas de 2018, un récord histórico, a 32.513, según datos del Ministerio del Interior español.
El despliegue de las fuerzas de seguridad marroquíes ha sido fundamental para reducir la presión migratoria hacia las costas españolas. Así lo ha reconocido en repetidas ocasiones la Comisión Europea, que defiende que los esfuerzos de cooperación entre el país magrebí, España y la UE se mantengan.
Las cifras presentadas ayer son, sin embargo, inferiores a las de 2018, cuando España recibió un número récord de inmigrantes en sus costas. Un portavoz oficial ha explicado a EL PAÍS que esta caída de las interceptaciones se debe a que “el incremento del control policial ha obligado a las mafias a buscar nuevas rutas”.
La cooperación de Rabat comenzó a ser más evidente a partir de febrero de 2019, coincidiendo con la visita del rey Felipe VI a Mohamed VI. A partir de ese mes, las llegadas en pateras descendieron considerablemente, manteniendo desde entonces una tendencia a la baja. Marruecos comenzó entonces a involucrarse en los rescates que antes asumía Salvamento Marítimo, reforzó el control de su frontera norte y comenzó a coordinarse mejor con las autoridades españolas para combatir las redes que facilitan las salidas de los emigrantes.
El reconocimiento de Marruecos como “socio estratégico” por parte de la UE le ha servido para beneficiarse de varias líneas de financiación destinadas a compensar su mayor control fronterizo. En el último año, Rabat ha recibido 140 millones de euros de la UE que incluye una partida de 70 millones directa a su presupuesto y el pago de más de 1.300 vehículos para vigilar sus costas, radares, lanchas y ordenadores. España también aprobó el pasado agosto un ingreso de otros 32 millones de euros y la UE estudia concederle una partida económica plurianual.
“Es un muy buen comienzo, pero no es suficiente. Marruecos gasta más de lo que recibe. Pero tenemos la garantía de nuestros socios europeos de que estamos entrando en una lógica de cooperación que nos beneficia a ambos”, ha declarado el director de Migración y Vigilancia de Fronteras marroquí, Khalid Zerouali, a la agencia AFP.
En cualquier caso, el fenómeno de los harragas, que es como se conoce en Marruecos a los emigrantes irregulares, apenas decae. Una encuesta oficial del Alto Comisionado para la Planificación, organismo marroquí de estadísticas, reveló recientemente que el 23,3% de las personas sondeadas desea emigrar, un porcentaje que sube hasta el 40,3% entre los jóvenes menores de 30 años. Esta semana ha corrido la noticia del caso de un futbolista marroquí del equipo de primera división Renaissance Sportive de Berkane. El jugador, Yassine Mahyou, de 23 años, compró una embarcación para emigrar junto a 18 amigos hacia España, según reveló este lunes el diario Assabah. “Yo y 18 amigos hemos decidido emigrar clandestinamente a Europa”, reconoció el futbolista. “Cada uno aportó 30.000 dirhams (unos 2.800 euros) para comprar el bote”. Pagaron 111.000 dirhams (10.500 euros) a “un responsable” para que les liberase el camino, pero finalmente fueron interceptados por las autoridades. Mahyou se encuentra en Francia, aunque se desconoce cómo logró salir del país.
La Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía denunció ayer “la subcontratación del control de la frontera por parte de la UE y España a Marruecos” para reducir las cifras de inmigración irregular, informa Jesús A. Cañas. La entidad rechazó las acciones de las fuerzas de seguridad marroquíes, como las “detenciones masivas” de inmigrantes, su traslado forzoso al sur del país o “el desmantelamiento de los campamentos de inmigrantes cerca de las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla”.
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