Cambio de tercio en la economía

  02 Febrero 2020    Leído: 985
Cambio de tercio en la economía

Las empresas huelen el fin de la expansión y se preparan para el aterrizaje de la actividad.

"Son tiempos como el día de hoy, un poco grises”. Las palabras del presidente del Círculo de Empresarios, John de Zulueta, resumen la sensación del momento. El año 2019 terminó con un crecimiento en España del 2% —casi el doble que la media europea—, 402.000 empleos más y la inflación contenida. Cualquiera firmaría un 2020 similar. Pero asoma una borrasca y muchos empresarios anticipan que algo comienza a romperse ahí fuera. Las conclusiones del Barómetro de Empresas realizado por Deloitte para EL PAÍS entre 291 sociedades que facturan conjuntamente más de un billón de euros son la fotografía de un cambio de ciclo: un 47% de los consultados cree que la economía empeorará este semestre, otro 41% que se mantendrá como hasta ahora y solo un 12% es optimista.

Las sociedades participantes en el sondeo cerraron un buen 2019, con incrementos en facturación, rentabilidad e inversión en más de la mitad de los casos. Pero la economía es un juego de expectativas, y estas caen significativamente: baja en 14 puntos el porcentaje de empresas que esperan incrementar plantilla con respecto a la encuesta anterior; en 10 puntos bajan los que esperan aumentos de rentabilidad, y se desploman literalmente las proyecciones de inversión. La facturación es el único indicador que mantiene el mismo comportamiento que en oleadas anteriores: la mitad de las empresas esperan que le vaya mejor, un 35% se ven estancadas y el 14% son optimistas.

“Estamos en la desaceleración de la desaceleración. Pintaba mal el año pasado y ahora pinta peor”, cree José Luis Bonet, presidente de la Cámara de Comercio de España. “Pero dentro de un orden, porque no veo un colapso. Los empresarios no se pueden parar, España tiene recorrido, la globalización no la para nadie”. Lorenzo Amor, presidente de ATA, lo resume en tres palabras: “Desconfianza, inquietud, incertidumbre. La desaceleración será más acentuada en España de lo que parece, ojalá lleguemos a crecer el 1,6%”. Amor duda así de la predicción para el país que han hecho el FMI, la ­OCDE y los servicios de estudios de ­BBVA, Funcas o la CEOE. Está más en línea con otra encuesta, la realizada entre altos ejecutivos mundiales y presentada en el Foro de Davos. Más de la mitad de los directivos espera una caída de la economía mayor que la cifrada por el Fondo Monetario.

Debilidad de la demanda, cambios regulatorios, desafíos tecnológicos y conflictos comerciales inquietan. John de Zulueta repasa los vaticinios. “Todas las encuestas hablan de desaceleración en el mundo, en especial en Europa. Aunque España está creciendo un poco más que los países grandes, el peligro es que no se cree empleo. El paro sigue estancado en más de tres millones”. Carlos Martín, responsable del servicio de Estudios de CC OO, augura ese lento aterrizar, pero descarta una recesión. “Todo va a depender de si la variable internacional ayuda o no. Vemos que seguimos teniendo elementos internos con músculo. El comportamiento de la industria es alentador. Hay partidas que pueden tener efecto multiplicador, como el sector público, con más oferta de empleo y un aumento en la inversión. Los salarios van a seguir creciendo por encima del 2% en el sector privado y la inflación estará por debajo del 1%. Sigue habiendo importantes márgenes empresariales y sigue aumentando la demanda. Las empresas han acumulado muchos excedentes, tienen reservas y capacidad de financiación”.

Los colchones de la etapa poscrisis vinieron de las exportaciones. Ya no. Antonio Bonet, presidente del Club de Exportadores, está inquieto. “En líneas generales, no pensamos que vaya a ser un año muy bueno”. Tiene en su mano las cifras hasta noviembre de 2019, que registraron crecimientos de ventas débiles, del 1,4%. “Lo venimos viendo desde hace bastantes meses. Para 2020, la economía mundial no va a ser muy boyante, las exportaciones puede que caigan”. Europa y América Latina siguen siendo los mercados más importantes para España, como refleja el Barómetro. La mitad de las empresas auguran que venderán más al exterior este ejercicio, y un 38% que se mantendrán. En los despachos cruzan los dedos. Preocupa la guerra comercial, la evolución de la economía estadounidense, los movimientos regulatorios…, aunque viejos fantasmas, como el precio del crudo o los tipos de interés, preocupan menos en la actualidad.

Uno de los pilares de las ventas españolas fuera, el automóvil, está viéndose muy afectado por la incertidumbre respecto a la nueva movilidad eléctrica. Otro de los puntales, la venta de bienes de equipo, arrastra los pies en la medida en que la inversión de las empresas declina, como anticipa el Barómetro. “No esperamos catástrofes. Pero en vez de ser el motor del crecimiento, el sector exportador va a ser neutro”, reflexiona Antonio Bonet. La peor parte se la está llevando el sector agrícola, que estos días pasea su descontento en las calles. “Los aranceles han afectado mucho, hay empresas que están intentando reorientar sus ventas a EE UU a través de otros países, como Portugal. Depende de cada empresa, depende de la gama de producto que tenga y de la capacidad que vea de crecimiento”. Abrir otros mercados lleva tiempo y eso es justo lo que falta ahora. Mucho más si el preacuerdo anunciado el 15 de enero para poner fin a la guerra comercial entre Estados Unidos y China suma problemas. China se ha comprometido a comprar 200.000 millones de dólares en productos de EE UU. Casi un cuarto de billón en adquisiciones que no estarán basadas en condiciones de mercado, sino en banderas, y que se restarán, probablemente, a las que el gigante asiático hace a otros países. Un mal escenario, según la CEOE: “Las empresas necesitan capacidad de adaptación a las circunstancias, desde el punto de vista laboral y fiscal, para poder salvaguardar su competitividad frente a terceros y para evitar aún más la desaceleración”.

Buena contratación
Respecto al empleo, hasta ahora las cosas van relativamente bien para los encuestados. El 45% de los participantes en el Barómetro reconoce haber incrementado su plantilla en el último tramo del año pasado y los resultados son mejores de lo esperado, porque en la anterior oleada (junio de 2019) solo el 34% esperaba contratar más. También son más los que han reducido plantillas, un 19% frente al 14% previsto inicialmente. Jubilaciones, razones de productividad, coyuntura económica o disminución de las ventas están detrás de los ajustes. La previsión de crecimiento de empleo para este año, aun siendo positiva (hay más empresas que dicen que contratarán frente a las que creen que despedirán), es más sombría que en anteriores ediciones. Por sectores, los servicios y la consultoría pisan con fuerza. También el sector sanitario y farmacéutico, el de transportes y logística y el tecnológico esperan aumentar efectivos. Y un dato esperanzador: ninguna de las empresas del sector de hostelería consultadas espera reducir puestos de trabajo en esta primera mitad del año.

Alberto del Pozo, coordinador del servicio de Estudios de UGT, incluso reconoce que le sorprendió el aumento de ocupados reflejado en la última EPA. “Hay que ver qué pasa en los próximos trimestres, lo cierto es que todo esto se inscribe en un contexto de desaceleración y entendemos que el año irá por ahí. El empleo se comportará como se comporta en nuestro país, alcanza tasas de crecimiento próximas a las del PIB”. Y deja poco margen, añade, para que aumente la productividad, un gran palo en la rueda del mercado laboral.

Esta es la fotografía que presentan los datos y la encuesta. Detrás están cientos de microrrea­lidades distintas para cada sector. A modo de ejemplo, Juan Antonio Fernández, consejero delegado de Ekon, una empresa de soluciones en la nube para pymes, ve que en el tecnológico hay “un recorrido enorme”, quizá por el famoso retraso en la digitalización. Jordi Senespleda, director en España y Portugal de la empresa de adhesivos Tesa, no comprende ni comparte el pesimismo de otros encuestados. “Claro que podemos equivocarnos, pero la previsión que hemos realizado en nuestra empresa no es negativa sino todo los contrario, este año 2020 vamos a crecer”. Tampoco está de acuerdo Francisco Cuevas, responsable de la empresa de ingeniería Ghenova: “Esperamos crecer un 10%. Nuestra principal línea, la ingeniería naval, va a seguir tirando fuerte”. Otros pronósticos son más sombríos, como el que hace Jokin Ugarte, director de Ulma, una empresa proveedora de equipos para la construcción. “La verdad es que no notamos alegría en el mercado, pero tampoco recesión. Lo único que está tirando es la edificación residencial”. La estadística refleja que la contratación en el ladrillo se ha frenado en seco en el último trimestre del 2019.

En el sector oliverero donde trabaja Gonzalo Guillén, director de la empresa aceitera Acesur, los precios han caído a niveles de hace seis años. “Hay zonas y tipos de cultivos de olivar que, a estos precios, apenas pueden cubrir sus costes de producción. La solución real y a largo plazo pasa exclusivamente por hacer crecer la demanda”.

elpais


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