Les fue aplicada respiración artificial y pasaron 48 horas antes de que los pequeños pudiesen volver a respirar por sí mismos. Una vez garantizada la salud de los niños, los responsables de la clínica ordenaron una investigación e impidieron el alta de los pequeños para realizar diversas pruebas.
Lo primero que se descartó fue algún tipo de virus o infección, pero los análisis posteriores continuaron hasta encontrar restos de morfina en la orina de dos de los bebés que no había manera de justificar. La dirección del centro avisó entonces a la policía, que tomó declaración al personal y el fiscal jefe de Ulm, Christof Lehr, ordenó que fuesen efectuados registros en las taquillas de varios empleados. En una de ellas, la de una de las enfermeras que había estado de guardia la noche de los hechos, fue hallada una jeringuilla con leche materna en la que se había disuelto morfina.
La enfermera ha negado ser la responsable, pero está en prisión preventiva, una orden de arresto por intento de homicidio y daños corporales peligrosos, hasta que un juez decida a partir de las prueba s presentadas. Se desconoce el móvil, pero las familias de los niños, que no salen de su espanto, sospechan que la enfermera quiso pasar una anoche tranquila, sin llantos de bebés, y les administró morfina que estuvo a punto de matarlos por sobredosis.
«El hospital coopera plenamente con las autoridades investigadoras y proporciona todos los documentos requeridos. Lamentamos mucho que se haya producido un incidente de este tipo en nuestras instalaciones y nos disculpamos expresamente con los padres y los niños», han declarado los directores médicos de la clínica, los profesores Udo Kaisers y Klaus-Michael Debatin.
«Todavía estamos en gran medida al principio de esta investigación», ha justificado el fiscal la decisión de no hacer pública la identidad de la enfermera.
El precedente de Marburg
La prensa alemana relaciona este caso con otro aparentemente similar en el Hospital de la Universidad de Marburg. «En realidad estamos en contacto con los investigadores de Marburg, tal vez sus experiencias nos ayuden», ha reconocido un portavoz de la fiscalía de Ulm.
En esa localidad, entre diciembre de 2015 y febrero de 2016, una enfermera pediátrica administró sedantes y anestésicos que no fueron recetados por un médico a tres niñas prematuras. A finales de noviembre de 2019, fue sentenciada a cadena perpetua por intento de asesinato. El tribunal dictaminó que la mujer de 30 años «deseaba destacar por su trabajo».
ABC.es
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