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Narcisismo criminal. Ese podría ser el título de la serie de fotografías inéditas que ha presentado hoy en Berlín la Fundación Topografía del Terror con motivo del 75 aniversario de la liberación Auschwitz, aunque las imágenes no fueron tomadas en ese campo de extermino y tampoco documentan sus atrocidades. Se refieren a los campos de Sobibor y Belzec y lo chocante de esas instantáneas es la normalidad con la que los nazis y sus ayudantes pasaban sus momentos de ocio. Se les ve con sus mujeres tomado unas cervezas, posando en grupo con sus armas en la mano o sonriendo mientras escuchan la música de un acordeón. Recuerdos para el álbum familiar.
En Sobibor fueron asesinados en las cámaras de gas al menos 167.000 judíos en sólo 17 meses. Belzec también en la ocupada Polonia, estaba próximo al campo de entrenamiento de Trawinki, donde los nazis formaron como auxiliares a cerca de 5.000 civiles y prisioneros de guerra soviéticos, que luego fueron desplegados en los guetos judíos y en campos de exterminio.
En una de esas foros se ve al ucraniano John Demjanjuk, condenado en Alemania en 2011 a cinco años de cárcel por complicidad en la muerte de 27.900 judíos en Sobibor. Durante el proceso, Demjanjuk siempre negó haber sido guardia de ese campo. Murió un año más tarde, cuando su caso estaba en apelación.
Las fotos, primeras de esta índole, fueron puestas a disposición de los historiadores alemanes y estadounidenses por el nieto de Johan Niemann, el comandante de las SS en Sobibor. Las encontró en el desván de la vivienda familiar y proceden de varios álbumes. "Son fotos repugnantes", afirma el historiador Andreas Kahr, del Centro Stanislav Hantz. "Duele ver cómo los oficiales de las SS se sentaban a tomar un vino o unas cervezas rodeados de cadáveres o llevando las gafas de sol robadas a las víctimas".
Una foto capta a un oficial caminando por el pasillo hacia las cámaras de gas en Sobibor, junto a los barracones donde las mujeres eran obligadas a raparse la cabeza. En otras se ve a un grupo de guardianes tumbados en el suelo junto a sus armas, a Niemann montado a caballo junto a la rampa utilizada para mover a los judíos aterrizados de los trenes a las cámaras de gas, a oficiales descamisados compartiendo unas cervezas en un patio al que le pusieron el nombre de "Casino".
"Happy hour tras el trabajo, en medio de asesinatos masivos", comentó conteniendo su repugnancia la historiadora del Museo del Holocausto de Estados Unidos, Edna Friedberg, que comprobó las fotos para certificar su autenticidad.
De las 361 fotos presentadas en Berlín, 62 se refieren a Sobibor, lo que supone un gran hallazgo para los historiadores, pues de este campo de exterminio sólo había hasta la fecha dos fotografías. "Sobibor ha sido hasta ahora como un agujero negro, pero estas fotos lo cambia todo. Ahora tenemos una imagen muy concreta de ese campo y de muy primera mano", señaló Friedberg.
Las fotos documentan la participación de Niemann en la llamada "Operación Reinhard", el plan secreto de las SS para aniquilar a los judíos de la Polonia ocupada. Niemann fue seleccionado para ayudar a practicar la eutanasia a personas con discapacidades y enfermedades mentales, incluidos niños.
Niemann fue enviado en 1942 como sargento al campo de exterminio de Belzec y, ante su disposición a seguir matando, fue ascendido a uno de los puestos en la comandancia de Sobibor. Murió en octubre de 1943, en la revuelta llevada a cabo por los cerca de 600 prisioneros que quedaban en Sobibor, una sublevación que sigue esperando su lugar en la Historia y en la que murieron más de una docena de oficiales nazis y guardias auxiliares.
El comandante Niemann fue invitado por los presos a la barraca de los sastres con la promesa de que le harían una chaqueta de cuero. Le cortaron la cabeza, pero de ese momento no hay foto. Niemann no se hizo acompañar por un fotógrafo para que captara el momento en el que los presos le tomaban las medidas.
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