Trump será el primer presidente en asistir a la gran marcha antiabortista de EE.UU.

  24 Enero 2020    Leído: 525
Trump será el primer presidente en asistir a la gran marcha antiabortista de EE.UU.

En el pasado defendió la capacidad de «elección» de las mujeres; hoy alentará una gran protesta como guiño a su electorado.

En 2018, Donald Trump se convirtió en el primer presidente que intervenía a través del vídeo en la Marcha por la Vida, una gran manifestación anual que se celebra en Washington en contra del aborto. Un año antes, el segundo de su Gobierno, Mike Pence, fue el primer vicepresidente de EE.UU. en dar un discurso en el evento. Y hoy Trump se convertirá en el primer presidente en aparecer en persona y espolear a los manifestantes. Lo hará cerca de la Casa Blanca y su gran motivación para participar es no tener que abandonarla el año que viene: su compromiso con la Marcha por la Vida es un nuevo guiño al electorado evangélico, una base leal a Trump que el multimillonario neoyorquino necesita para su reelección el próximo otoño.

La manifestación y las actividades que se organizan a su alrededor se celebran en conmemoración de la decisión «Roe v. Wade» del Tribunal Supremo de EE.UU., que estableció el derecho al aborto el 22 de enero de 1973.

«El presidente Trump y su administración han sido defensores sólidos de la vida, y su apoyo a la Marcha por la Vida ha sido incondicional», ha asegurado Jeanne Mancini, la presidenta del evento. Desde su campaña para la presidencia en 2016, Trump apostó por ser el candidato del electorado evangélico: eligió a un vicepresidente devoto -Pence siempre se declara como «cristiano, conservador y republicano», en ese orden- y prometió colocar a jueces conservadores en el Tribunal Supremo. Esto es fundamental para cambiar el armazón jurídico de EE.UU. en asuntos prioritarios para los evangélicos -aborto, libertad religiosa, derechos de los homosexuales- y cumplió: en su primer mandato, ha cambiado el equilibrio del Supremo con dos nuevos jueces conservadores.

Además, Trump ha promovido la restricción de financiación pública al aborto, ha apoyado la oleada de endurecimiento legal en muchos estados del año pasado y se ha opuesto al aborto tardío, en el segundo o tercer trimestre de embarazo. Todo eso ha contribuido a compensar la realidad de que Trump no ha sido un ejemplo de piedad religiosa, al menos hasta su llegada a la Casa Blanca: es un mujeriego irredento, acumula dos divorcios, ha pagado a actrices porno para que no hablen de sus amoríos y gusta del lenguaje profano («las agarro por el coño», decía sobre las mujeres en un vídeo filtrado un mes antes de su elección).

En el pasado, Trump no tenía tan claro estar en contra del aborto. «Yo estoy muy a favor del derecho a elegir», dijo en una entrevista en 1999. «Odio el concepto de aborto Odio todo lo que tiene que ver con él. Me da escalofríos cuando la gente habla de ello. Pero, todavía, cree en la elección».

Las encuestas de opinión muestran que la mayoría de estadounidenses están a favor de que el aborto sea legal: un 32% cree que lo debe ser en la mayoría de los casos y un 27% lo prefiere para todos los casos, frente al 11% que lo ilegalizaría en todos los casos, según una encuesta de la Kaiser Family Foundation. Pero, a su vez, la mayoría del país -un 58%- quiere cambiar la regulación, según Gallup. Un 22% quiere que las regulación sea más laxa y un 24% la quiere más estricta.

abc


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