El estudio se basa en el análisis de la duración, las `dimensiones` del bostezo y el tamaño del cerebro de 109 individuos de distintas especies (conejos, gatos, elefantes, perros y naturalmente seres humanos). Los especialistas concluyeron que las `dimensiones` del bostezo se relacionan más con el tamaño y el peso del cerebro, que con el del maxilar. Además cuanto más `evolucionada` es la especie, mayor será su bostezo. Así que a partir de ahora, no solo bostezaremos por aburrimiento, cansancio o falta de oxígeno, hay exhalar estas bocanadas de aire las veces que sea necesario para denotar inteligencia.
Sputnik
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