Las autoridades de Panamá encontraron el pasado miércoles siete cadáveres en una fosa ubicada en un lugar remoto de Ngäbe Buglé, una comarca indígena en el oeste del país. Miembros de las comunidades locales, 15 de los cuales estaban “privados de libertad”, denunciaron la presencia en la zona de una secta que les había secuestrado y sometido a ritos exorcistas. La Policía Nacional, a cargo de las investigaciones, confirmó la existencia de la fosa.
Según la cadena televisiva TVN, los fallecidos son una mujer de 33 años y seis menores de entre uno y 17 años de edad, todos ellos ya identificados por sus familiares. La fosa está situada en un lugar muy apartado y de difícil acceso en una selva lluviosa. No hay información oficial sobre la fecha en la que las muertes se habrían producido ni sus causas.
Las autoridades fueron guiadas hasta la fosa por habitantes de la aldea de Alto Terrón, que señalaron como responsables de las muertes a pastores de la secta La Nueva Luz de Dios. El Ministerio de Seguridad Pública informó de que 10 de ellos han sido detenidos.
Los rescatados fueron llevados a centros de salud para ser atendidos por los golpes y heridas que presentaban. Medios locales, que citan a las autoridades como fuente, precisan que las personas rescatadas fueron halladas amarradas. Las mismas fuentes informaron de que los presuntos pastores son indígenas de la misma comarca, aunque aseguran desconocer cuándo ni dónde surgió la secta.
El caso ha sido conocido tras la denuncia de un hombre que alertó de que su esposa y cuatro hijos estaban retenidos por personas que se identificaron como pastores de la secta. Un menor que estaba entre los secuestrados escapó y mostró a sus vecinos las heridas que le causaron en la espalda durante un ritual. Los miembros de la secta son acusados también de haber causado quemaduras a otras tres personas de la zona el pasado fin de semana durante un presunto exorcismo.
El cacique Evangelisto Santos explicó a los medios que, según miembros de la comunidad indígena, los supuestos pastores empezaron a predicar la semana pasada. El domingo realizaron un ritual a una familia “para sacarles a Satanás para que pudieran ir al cielo”, lo que causó las quemaduras a tres personas.
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