Alonso, 38 años, esquiva dunas en Arabia Saudí feliz por encontrarse algo nuevo todos los días, caminos que nunca ha cruzado, trampas que le sorprenden y agitan su ánimo competidor. Es décimo en la general del Dakar y ha estado muy cerca de ganar una etapa, resultado brillante para un novato que se embarcó en esta locura sin ninguna experiencia previa, enganchado a su relación con Toyota a partir del Mundial de Resistencia y del deseo de vencer en las 24 Horas de Le Mans.
500 Millas
Cuando termine el Dakar, su objetivo del curso reside en el 24 de mayo, las 500 Millas de Indianápolis, a las que retornará en busca de una pieza que le otorgaría la denominada triple corona, que incluye además el GP de Mónaco de Fórmula 1 (que ganó en 2006 y 2007) y las 24 Horas de Le Mans (que se adjudicó en 2018 y 2019). Participó y lideró la carrera en el circuito ovalado en 2017, y no se clasificó el año pasado. Es probable que ya tenga decidido el equipo con el que concursará, pero aún no lo ha hecho público. Tiene las opciones de McLaren (fiasco total en 2019) y de la escudería de Andretti, una de las mejores en las 500 Millas.
Llegará luego el verano y, según admitió el piloto, deberá tomar una decisión «para los próximos dos o tres años». Agosto es un mes bastante propicio para los anuncios en la Fórmula 1. El ovetense desveló su retirada el 14 de agosto de 2018, aunque no fue un hasta siempre, sino un hasta luego con puntos suspensivos. En su mentalidad competitiva al máximo siempre manejó la idea de volver a los circuitos. Entiende que su brillante palmarés se ha quedado corto. No gana una carrera desde 2013, el Gran Premio de España con Ferrari.
Cinco años de vacío, lejos de cualquier opción de victoria, lo empujaron a la Resistencia, las 500 Millas o el Dakar. También tiene ofertas para correr pruebas de la Nascar y la Indy, que no ha descartado.
«Me siento piloto de F1, es lo que mejor sé hacer y lo que me gusta –declaró–. Pero no sé si volveré o no...».
El regreso tiene que ver con las plazas disponibles, como en el juego de las sillas. Y sería en 2021, cuando la Fórmula 1 experimentará un presunto y generoso lavado de cara: límites de gasto en las escuderías, pretensión de coches y carreras más igualadas, modificaciones aerodinámicas en los monoplazas... Imposible diagnosticar el futuro: Mercedes ha dominado la era híbrida y McLaren se ha hundido...
Alonso busca un hueco, pero no lo tiene fácil. En Mercedes sigue Hamilton, con sus seis títulos y su derecho a vetar por contrato a su compañero de equipo. El inglés no quiere al español a su vera, el recuerdo de la feroz rivalidad entre ambos en 2007.
Ferrari ha realizado una apuesta total por el monegasco Charles Leclerc. Lo ha renovado por cinco temporadas, hasta 2024, relegando al olvido y seguramente al despido a Vettel, que no ha ganado ningún Mundial con la escudería del «cavallino rampante» en cinco temporadas, desde que sustituyó a Alonso en 2015. Y Red Bull ha hecho lo mismo que Ferrari: se ha entregado a Verstappen, renovado hasta 2023.
Habría sitio, tal vez, en Renault o McLaren, dos equipos que no le garantizan un coche prometedor.
abc