El expresidente de la Generalitat de Cataluña Carles Puigdemont y su exconsejero Antoni Comín, prófugos de la justicia desde hace 26 meses, se sentaron este lunes en sus escaños del Parlamento Europeo seis meses después del inicio de la legislatura. Arropados por la plana mayor del independentismo catalán, Puigdemont se propuso hacer de la crisis catalana “un asunto europeo”. Horas antes, el Tribunal Supremo español puso en marcha el engranaje para que el Parlamento Europeo decida si retira la inmunidad a ambos diputados.
El expresident no pudo darse un baño de masas en Estrasburgo. Apenas 200 activistas llegados de Cataluña acudieron a saludar la toma de posesión de Puigdemont, cuando hace seis meses hasta 10.000 personas se desplazaban a la ciudad alsaciana para apoyar a los líderes independentistas, por entonces excluidos de su escaño. Sí acudieron a Francia los líderes de los dos partidos que integran el Gobierno catalán, empezando por los presidentes de la Generalitat, Quim Torra, y el Parlament, Roger Torrent; los consejeros Miquel Buch, Alfred Bosch y Damià Calvet, y destacados cargos de Junts per Catalunya y ERC como Laura Borràs, Elsa Artadi o Ernest Maragall. No asistió, en cambio, el vicepresidente del Ejecutivo catalán, Pere Aragonès, de ERC, que alegó motivos personales.
Junts per Catalunya ve la llegada de los dos políticos a la Eurocámara como una oportunidad para su propósito de “internacionalizar” el plan secesionista. “Hoy podemos decir que la crisis catalana ha impactado profundamente en los fundamentos constitucionales de la UE y es imposible que la UE siga mirando hacia otro lado”, dijo el expresident.
En realidad, ni Puigdemont ni Comín son los primeros diputados secesionistas que se sientan en el Parlamento Europeo ni de momento hay planteado ningún debate sobre Cataluña. Tampoco en esta ocasión. El presidente de la Cámara, David Sassoli, informó en el arranque de la sesión de la incorporación del expresident y su exconsejero y de la “vacante” que dejaba Oriol Junqueras después de la decisión del Supremo de mantenerlo inhabilitado y en prisión, tras su condena por sedición y malversación. El diputado de Vox Jorge Buxadé pidió entonces la palabra, pero Sassoli decidió no dársela para evitar que la Eurocámara se enredara en un debate que no estaba en la agenda.
Mientras, al fondo del hemiciclo, Puigdemont portaba un cartel que pedía la libertad de Junqueras pero que guardó obedientemente cuando así se lo pidió un funcionario de la Cámara. Antes, había podido charlar con algunos compañeros de la bancada de diputados no inscritos, entre ellos el líder del Partido del Brexit, Nigel Farage. También despachó con la europarlamentaria de la Izquierda Unitaria Manon Aubry, quien está en la comisión de Asuntos Jurídicos del Parlamento, que deberá examinar el suplicatorio.
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