Cosmopolita, joven y multimillonario, el veinteañero Michael Charbel Boulos encarna el sueño de éxito en ese mundo paralelo que existe en las redes sociales llamado los Rich Kids Of The Internet (Niños Ricos de Internet). Su noviazgo con Tiffany Ariana Trump, la hija menor del presidente de EE UU, Donald Trump, fruto de su segundo matrimonio, le ha convertido en una celebrity. Con raíces en un poblado cristiano en el norte de Líbano de apenas 4.000 habitantes, Boulos pertenece a la jet set de la diáspora libanesa, esa que se caracteriza por unas abultadas cuentas bancarias en Suiza y múltiples pasaportes en el bolsillo. Nació hace 22 años en Texas (Estados Unidos), aunque creció en Nigeria con sus dos hermanas, Oriane y Sophie, y su hermano Fares que bajo el nombre artístico de Farastafari publica vídeos de rap en su canal de YouTube. Boulos estudia finanzas en Londres, por lo que se espera que sea él quien releve a su padre, el magnate Massad Boulos, a la cabeza de la empresa familiar Boulos Enterprises y SCOA Nigeria.
Dos semanas atrás, tanto Trump como Boulos revolucionaron las redes sociales provocando una avalancha de decenas de miles de emoticonos y mensajes: la primera, con su tuit del pasado día 3 de la bandera de EE UU inmediatamente después del asesinato con un dron del general iraní Qasem Soleimani. Boulos lo hizo el primer día del año en Instagram, donde desmintió su compromiso de boda con la hija pequeña del mandatario. “¡Quiero desearos a todos un feliz año nuevo! Para su información, la carta/invitación que se ha difundido los últimos dos días es falsa, es una completa invención...”, escribió en referencia a una supuesta invitación de boda que circuló en las redes anunciando su compromiso nupcial con Tiffany para el 11 de enero en Palm Beach.
El desmentido se produjo después de que la pareja publicara en sus respectivas cuentas de Instagram, el día de Navidad, una instantánea en la Casa Blanca donde aparecen junto a los padres de él y a Trump y a su tercera esposa, Melania. Su origen árabe, unido a la política exterior de la Administración Trump en Oriente Próximo, le ha valido esta semana una extraña mezcla de comentarios en su cuenta de Instagram entre empalagosas felicitaciones de boda aderezadas con corazoncitos y amenazas de muerte en venganza por la muerte del general iraní. Los desmanes de Trump hacia los inmigrantes, su política en Oriente Próximo y la conversión de su hija mayor Ivanka al judaísmo ortodoxo suponen un cóctel controvertido para el joven Boulos. Ivanka y su esposo, el empresario Jared Kushner, defensores de los sectores más conservadores israelíes, son considerados consejeros privilegiados de Trump.
Aparentemente ajeno a la geopolítica familiar, el potencial yerno de Trump publicó en junio una foto junto al presidente y Tiffany acompañado de un mensaje de felicitación: “Feliz cumpleaños señor. Siga haciendo EE UU grande”. Precisamente este verano Tiffany y Boulos han celebrado su primer año de noviazgo y lo han hecho a golpe de instantáneas en las redes.
La pareja se conoció en Grecia en el verano de 2018 en el club Lindsay Lohan, en la isla de Mykonos. Desde entonces, mantienen una relación a distancia: él estudia en la capital británica, ella, en Washington donde cursa tercero de Derecho en la Georgetown University. La joven tiene media docena de cuentas en las redes sociales, entre ellas una página de fans en Facebook. En ella se define como “Personalidad estadounidense de Internet y modelo”, así como “hija del presidente de Estados Unidos, Donald Trump”.
Michael Boulos se suma así a la constelación de estrellas de lujo que ha exportado la diáspora libanesa. En su caso por este romance no ya al estilo oriental de las mil y una noches, sino de los cachorros de lujo occidentales. Los rumores de una inminente boda saltaron después de que la joven publicara una foto donde aparece en una joyería, sonriente, con un brazalete de diamantes que le acababa de regalar Boulos, junto a ella en la imagen. El precio lo reveló más tarde el vendedor: 600.000 euros. No hubo compra de anillo de compromiso, tal como filtró en un primer momento la cadena MTV libanesa, que desató los comentarios, especulaciones y felicitaciones en las nutridas redes sociales de Líbano.
Con 4,5 millones de habitantes y el doble de diáspora, el país de los cedros se muestra orgulloso de sus hijos que han hecho fortuna en el mundo. Entre sus hijas predilectas está la abogada Amal Ramzi Alam Uddin, que hoy lleva el apellido de su marido, el actor George Clooney. La pasada semana, el empresario Carlos Ghosn fue recibido como héroe en Líbano tras protagonizar una rocambolesca fuga de la justicia japonesa, donde se le acusa de malversar fondos.
En el poblado libanés de Btaaboura, no lejos del de la familia Boulos, los 300 vecinos se manifiestan orgullosos de Michel Temer, que fue acusado de corrupción después de convertirse en el presidente de Brasil en 2016. Hijos de la inmigración libanesa han sido también otros presidentes latinoamericanos como Abdalá Bucaram o Jamil Mahuad en Ecuador, Jacobo Majluta en la República Dominicana o Julio César Turbay de Colombia.
En Líbano, el prestigio, el culto al cuerpo y la ostentación son deportes nacionales. Hoy la burbuja de glamour que representan las 5.000 familias que en Líbano acaparan más del 60% de la riqueza nacional está a punto de estallar. La gran mayoría de los jóvenes libaneses persigue un pasaporte extranjero para poder emigrar y hacer fortuna en el extranjero. Las calles del país viven su jornada 85ª de protestas de unas gentes hastiadas por la corruptela institucional y exigen la salida en bloque de la élite político-económica que gobierna el país.
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