España y Marruecos han consolidado un nuevo reparto de papeles en el Mediterráneo y en solo un año han cambiado las dinámicas de rescate de pateras. Desde el inicio de 2019, las embarcaciones de Salvamento Marítimo han dejado de adentrarse en aguas de búsqueda y rescate del país vecino como hacían con frecuencia y la Gendarmería y la Marina Real marroquíes asumen ahora operaciones que antes ignoraban. La cooperación en alta mar es una de las claves para que el Gobierno haya logrado reducir más de la mitad las llegadas a costas españolas.
Los datos facilitados por Salvamento Marítimo a EL PAÍS muestran que en 2019, España, a diferencia de años anteriores, dejó en manos de Rabat prácticamente todos los rescates que le correspondían por encontrarse en aguas de su competencia. “Marruecos está cooperando más que nunca en los últimos años”, aseguran fuentes de la institución.
Los barcos españoles solo operaron en la zona de búsqueda y rescate marroquí (zona SAR en sus siglas en inglés) para el auxilio de 11 pateras, nueve en el primer semestre y solo dos en el segundo. En esas operaciones se salvó a 667 personas, menos de un 4% del total de inmigrantes rescatados, muy lejos de las cifras de 2018. Ese año, cuando España era la principal puerta de Europa en el Mediterráneo, un tercio de los casi 50.000 inmigrantes rescatados fue auxiliado en la zona SAR marroquí.
Las frecuentes incursiones de los barcos españoles en aguas que escapan de su competencia evidenciaban la escasez de medios del país vecino y su falta de interés en priorizar los rescates de migrantes. Hasta el año pasado, eran comunes las quejas de las autoridades españolas ante el silencio de los marroquíes cuando se les alertaba de inminentes naufragios. “Cuando Salvamento Marítimo comunica el aviso de una embarcación en riesgo, Marruecos no siempre responde a la llamada, o la respuesta no es lo suficientemente rápida. En esos casos, Salvamento no tiene cómo eludir esa responsabilidad”, ilustraba una de esas autoridades en marzo.
El tono ha cambiado por completo. Salvamento interpreta estas cifras como un éxito de cooperación con el país vecino. “Seguimos rescatando en zona SAR Marroquí cuando es necesario. La diferencia con periodos anteriores es que Marruecos está colaborando mucho más intensamente en el rescate y eso hace que tengamos que actuar fuera de nuestra zona con mucha menor frecuencia”, explican las mismas fuentes. “El procedimiento es el mismo. Nosotros en todas las emergencias en zona SAR Marroquí, siempre, ofrecemos nuestros medios y si somos necesarios intervenimos”.
Fuentes oficiales del Gobierno marroquí aseguraban en julio que sus barcos habían rescatado a 8.000 migrantes, pero no han vuelto a actualizar esos datos. Los rescatados, al ser devueltos a Marruecos, dejan de computar en la estadística de inmigración irregular española.
La cooperación de Rabat, considerado un socio estratégico para frenar la llegada de pateras, responde a una nueva etapa de las relaciones con España y con la UE. Bruselas acaba de aprobar un nuevo paquete de ayudas de 400 millones de euros que se suman a la inyección de 140 millones destinados a compensar los esfuerzos marroquíes en el control fronterizo. Ese montante financia sobre todo recursos para el control en tierra, pero también cinco lanchas semirrígidas y nuevas tecnologías para ampliar su despliegue marítimo. Entre los materiales que se entregarán al país vecino hay radares, aparatos GPS portátiles, radios y sistemas de cartografía electrónicos, según adelantó Efe.
Más muertes
La nueva forma de proceder en el Estrecho y el Mar de Alborán siembra dudas sobre el impacto que tiene en el número de muertes. Las organizaciones humanitarias critican los nuevos protocolos porque, defienden, priman el control migratorio frente a los rescates. Marruecos, recuerdan, cuenta con muchos menos medios que España para y es menos eficiente en el salvamento marítimo y los naufragios continúan sucediéndose.
En 2019 una de cada 67 personas que llegaron a España murió en el camino, según cálculos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). Es un dato ligeramente peor al del de 2018, cuando murió una de cada 82 personas.
Los datos son mucho peores en la vía atlántica que lleva a Canarias, donde este miércoles murió un bebé nacido a bordo de una patera que se dirigía al archipiélago. Esta ruta experimentó en 2019 un crecimiento de llegadas de más del 100% y registró una sucesión de tragedias: una de cada 17 personas pereció en la travesía. En 2018, moría una de cada 31 personas. Estos cálculos, precisa la OIM, son aproximados, pues la organización no dispone de toda la información acerca de las salidas o de las embarcaciones interceptadas durante su travesía. “A pesar de todas estas limitaciones, son ilustrativos y útiles para mostrar la peligrosidad de ciertas rutas”, afirma una portavoz.
Por su parte, Salvamento Marítimo celebra su eficiencia. Su tasa de efectividad, calculada en base a los fallecidos o desaparecidos y el número total de personas atendidas, ha alcanzado el 99,5%, la cifra más alta de los últimos tres años. La entidad, a diferencia de la OIM, solo computa los fallecidos en operaciones que ha coordinado y excluye todos aquellos que mueren sin ser localizados o antes de ser auxiliados por unidades de salvamento de otros países.
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