El grupo republicano en el Senado de Estados Unidos está dispuesto a arrancar con el juicio por la destitución de Donald Trump, aún sin alcanzar un acuerdo con la minoría demócrata sobre la posibilidad de que comparezcan testigos. Así lo ha dicho este martes Mitch McConnell, líder de la mayoría republicana en la Cámara alta, en una breve entrevista en la que ha asegurado contar con los 51 votos necesarios para empezar el juicio, dejando la decisión de solicitar testimonios o documentos para después de que las partes realicen sus exposiciones iniciales.
De esta manera sucedió en el juicio por el impeachment al demócrata Bill Clinton, en 1999, aunque existe una diferencia sustancial: en esta ocasión los senadores cuentan con mucha menos información sobre el caso, ya que durante la investigación el presidente Trump ordenó a su Administración bloquear cualquier solicitud de documentos o testigos llegada desde la Cámara de Representantes. Es por eso que la líder de dicha cámara, Nancy Pelosi, se resiste a entregar al Senado los dos artículos del impeachment aprobados el 19 de diciembre, uno por abuso de poder y otro por obstrucción al Congreso, en un pulso por acordar con los republicanos reglas justas para el juicio.
Los republicanos han consultado entre sus filas y han comprobado que tendrían votos suficientes para proceder con el plan de McDonnell. Este permitiría a los republicanos establecer las reglas sin la aquiescencia de los demócratas, que no han tardado en criticar la iniciativa del líder de la mayoría. Los republicanos, ha dicho el líder de la minoría demócrata en el Senado, Charles Schumer, serían parte de un “encubrimiento grande y horrible” si impiden que las pruebas salgan a la luz.
Los demócratas llevan semanas tratando de convencer a un grupo de senadores republicanos para que les apoyen en pedir que se garantice, antes de que empiece el juicio, la comparecencia de cuatro testigos. Pero este martes algunos de esos republicanos han indicado que no tendrían inconveniente en que la llamada a los testigos se produzca en una segunda fase del juicio.
Los prolegómenos se calentaron aún más después de que el exconsejero de Seguridad Nacional John Bolton anunciara el lunes que estaría dispuesto a testificar si le llama el Senado. Su testimonio sería significativo, pues tiene conocimiento directo sobre el comportamiento de Trump en la trama de Ucrania. Algunos republicanos se apresuraron a objetar que el Senado no puede llamar a testigos que no comparecieron en el transcurso de la investigación en la Cámara de Representantes. El propio Trump ha retuiteado un mensaje del senador Marco Rubio en el que defendía esa postura.
La presión de los republicanos sobre Pelosi para que entregue los artículos del impeachment se intensifica. Su comportamiento, ha dicho el propio McConnell, es “inapropiado”, “vergonzoso” y “desdeñoso con al pueblo estadounidense”. “La líder de la Cámara de Representantes no va a escribir nuevas reglas para el Senado”, añadió. Este martes por la tarde, Pelosi aún no se había pronunciado, y la paciencia de los republicanos se agotaba.
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