“No por el momento (el Gobierno de México no expulsará a funcionarios). Acá no hay embajador, no hay encargado de negocios, no hay jefe de la Cancillería de Bolivia; lo que hay son funcionarios consulares que desarrollan una labor consular y un servicio para sus compatriotas bolivianos en nuestro país, y lo mantendremos así”, dijo el lunes el subsecretario de Relaciones Exteriores para América Latina y el Caribe de México, Maximiliano Reyes Zúñiga, a la televisión ForoTV.
El funcionario mexicano hizo estas declaraciones la misma jornada en que el gobierno de facto de Bolivia expulsó a la embajadora de México en Bolivia, María Teresa Mercado, a la encargada de Negocios de España, Cristina Borreguero, y a otros diplomáticos españoles.
La presidenta autoproclamada de Bolivia, Jeanine Áñez, acusó a los diplomáticos expulsados de haber “lesionado gravemente la soberanía y la dignidad del pueblo y del Gobierno constitucional de Bolivia” y ordenó que “abandonen el país en un plazo de 72 horas”.
Reyes Zúñiga también expresó “el deseo de México de no elevar las tensiones, no quisiéramos llegar a la ruptura de relaciones (...) el Gobierno de México está procurando seguir construyendo canales de comunicación directos”, indicó.
Estas expulsiones se producen tras la escalada de tensiones por un incidente diplomático surgido a raíz de un supuesto intento de sacar a un ministro del depuesto presidente boliviano, Evo Morales, asilado en la legación mexicana.
Los diplomáticos españoles llegaron el viernes a la residencia de la embajadora de México en Bolivia ubicada en el sur de La Paz, capital administrativa. Sin embargo, agentes de la policía boliviana impidieron el paso a dos vehículos asignados a la embajada española porque en ellos viajaban cuatro hombres “encapuchados”.
Por su parte, la titular de Secretaría de Gobernación (Interior) de México, Olga Sánchez Cordero, afirmó el mismo día que no se prevé romper relaciones diplomáticas con Bolivia a pesar de la crisis abierta tras las acusaciones de La Paz sobre amparar a exdirigentes criminales y al incidente del pasado viernes con diplomáticos y policías españoles.
Las relaciones entre México y el gobierno de facto boliviano se han visto afectadas después de que el presidente azteca, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), otorgara asilo político al depuesto presidente boliviano. México, desde el principio, ha repudiado el golpe de Estado contra Morales y se ha negado a reconocer a Áñez como presidenta de Bolivia.
HispanTV
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