De la Casa Blanca
Washington, DC, a 17 de diciembre del 2019
A la honorable Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes
Estimada presidenta:
Le escribo para expresar mi protesta más estridente y poderosa en oposición a la cruzada partidista de juicio político que está siendo impulsada por los demócratas en la Cámara de Representantes. Este proceso representa un abuso de poder inconstitucional y sin precedentes por parte de los legisladores demócratas, uno sin igual en dos siglos y medio del historial legislativo estadounidense.
Las imputaciones para un juicio político presentadas por la comisión de procesos jurídicos no son reconocibles bajo ningún estándar de teorías ni interpretaciones constitucionales, ni jurisprudencia. No incluyen delito, fechoría ni ofensa alguna. ¡Le han rebajado su importancia a la horrenda palabra de «impeachment»!
Al proseguir con su inválido procedimiento, están violando sus juramentos, están rompiendo con su lealtad a la Constitución y están declarando una guerra abierta en contra de la democracia estadounidense. Se atreven a invocar los nombres de los padres fundadores en su maniobra para anular las elecciones cuando sus acciones rencorosas demuestran un desprecio sin límites hacia el proceso fundacional de Estados Unidos y mientras su conducta atroz amenaza con destruir justamente aquello que los padres fundadores dedicaron sus vidas para construir.
Peor que la ofensa a los padres fundadores es la afrenta a los estadounidenses fieles al decir reiteradamente «rezo por el presidente», a sabiendas de que no es cierta su expresión a menos que la digan con connotación negativa. Es terrible lo que están haciendo, pero ¡ustedes tendrán que vivir con ello y no yo!
Su primer cargo, de «abuso de poder», es una invención insincera, sin fundamentos, sin mérito, producto de su imaginación. Saben que tuve una conversación completamente inocente con el presidente de Ucrania. Después tuve una segunda conversación que ha sido citada incorrectamente, tergiversada y representada erróneamente de manera fraudulenta. Afortunadamente fue tomada una transcripción de la conversación, y saben por esa transcripción (que de inmediato hicimos disponible) que el párrafo en cuestión fue intachable. Le dije al presidente [Volodímir] Zelensky: «Me gustaría que nos hiciera un favor, empero, porque nuestro país ha padecido mucho y Ucrania bien lo sabe». Dije que nos hiciera un favor, no que me hiciera un favor, y que lo hiciera al país no a una campaña. Luego hice mención del procurador general de Estados Unidos. Cada vez que hablo con un líder extranjero pongo primero los intereses de Estados Unidos, como hice con el presidente Zelensky.
Está volviendo de un desacuerdo respecto a políticas entre dos ramas del Gobierno una ofensa enjuiciable y eso no es tanto más legítimo que si el poder ejecutivo imputara a integrantes del Congreso delitos por ejercer legalmente su poder legislativo.
Saben muy bien que el vicepresidente Biden aprovechó el poder de su cargo y 1.000 millones de dólares en fondos de ayuda estadounidense para forzar a Ucrania a despedir al procurador que estaba indagando a la empresa que le pagaba millones de dólares a su hijo. Lo saben porque [Joe] Biden lo presumió en un vídeo. Biden dijo sin tapujos: «Les dije: ‘no van a conseguir los miles de millones’ … Volteé a verlos y dije: ‘Me voy en seis horas. Si no despiden al procurador no les llegará el dinero’. Pues, vaya, lo despidieron». Ahora me quieren enjuiciar a mí al acusarme en falso de hacer lo que Joe Biden ha admitido que él hizo.
El presidente Zelensky ha dicho varias veces que yo no hice nada y que no hubo presiones. También hizo énfasis en que fue «una buena llamada», que él «no sintió presión», y dijo explícitamente: «nadie me dio un empujón». El canciller ucraniano declaró claramente: «Nunca he visto un vínculo directo entre las investigaciones y la asistencia en materia de seguridad». También dijo que «no hubo presión». El senador Ron Johnson, de Wisconsin, simpatizante de Ucrania que se reunió en privado con el Presidente Zelensky, ha dicho que: «En ningún momento en esa reunión… hubo mención alguna por parte de Zelensky o cualquier ucraniano de que se sintieron bajo presión de hacer algo a cambio de la asistencia militar». Ha habido muchas reuniones entre representantes de Ucrania y de nuestro país. Ni una sola vez se quejó Ucrania de que se le ejerciera presión, ¡ni una sola! El embajador Sondland testificó lo que yo le dije: «No hubo quid pro quo. No quiero nada. No quiero nada. Le dije al presidente Zelensky que hiciera lo correcto y que cumpliera promesas de campaña».
El segundo cargo, la presunta «obstrucción al Congreso», es absurdo y peligroso. Los demócratas de la Cámara Baja quieren enjuiciar al presidente legítimamente electo de Estados Unidos por ejercer privilegios basados en la Constitución y que han sido ejercidos de manera bipartidista por Gobiernos previos de ambos partidos a lo largo de la historia de nuestro país. Con ese estándar, cualquier presidente estadounidense habría sido enjuiciado varias veces. Como advirtió el profesor de Derecho Jonathan Turley, de corte liberal, cuando compareció ante los demócratas del Congreso: «No puedo recalcar más esto: si enjuician a un presidente, si hacen que los delitos de responsabilidad no se atiendan en los tribunales, eso es un abuso de poder. Es su abuso de poder. Estarán haciendo exactamente lo que critican que hizo el presidente».
Todos, incluida usted, saben qué está pasando aquí en realidad. Su candidata [Hillary Clinton] perdió las elecciones en 2016, con una golpiza en el Colegio Electoral (306 a 227), y ustedes y su partido no se recuperaron de la derrota. Han desarrollado un caso abarcador a partir de lo que muchos en los medios llaman el Síndrome de Desequilibrio de Trump y, tristemente, ¡nunca lo van a superar! Están indispuestos y son incapaces de aceptar el veredicto que surgió de las urnas durante la gran elección de 2016. Así que han pasado tres años seguidos intentando socavar la voluntad del pueblo estadounidense y anular sus votos. ¡Consideran a la democracia como su enemiga!
Presidenta Pelosi, admitió apenas la semana pasada en un foro público que el esfuerzo por enjuiciar de su partido ha durado «dos años y medio», mucho antes de que se enteraran que hubo una llamada telefónica con Ucrania. 19 minutos después de que asumí el juramento, «The Washington Post» publicó una noticia con el titular: «La campaña para enjuiciar al presidente Trump comienza». Menos de tres meses después de mi toma de protesta, la representante Maxine Waters dijo: «Voy a pelar cada día hasta que sea enjuiciado». Los demócratas de la Cámara Baja presentaron la primera propuesta de juicio político en mi contra apenas unos meses después de mi toma de protesta, por la que será considerada una de las mejores decisiones de este país, el despido de James Comey (véase los reportes del inspector general), quien el mundo ahora sabe es uno de los policías más corruptos que ha vivido en nuestro país. Una representante que despotrica y desvaría, Rashida Tlaib, declaró unas horas después de asumir su cargo: «Vamos a entrar y vamos a enjuiciar al hijo de ****». El representante Al Green dijo en mayo: «Me preocupa que si no enjuiciamos a este presidente, que será reelegido». De nuevo, usted y sus aliados dijeron e hicieron todas estas cosas antes de enterarse de algo del presidente Zelensky o de cualquier cosa relacionada a Ucrania. Como sabe bien, este impulso por enjuiciar no tiene nada que ver con Ucrania ni con la conversación completamente apropiada que tuve con su nuevo presidente. ¡Solamente tiene que ver con su intento de deshacer la elección de 2016 y con robarse la elección de 2020!
El congresista Adam Schiff hizo trampa y mintió varias veces y hasta la fecha, hasta inventándose de manera fraudulenta, de la nada, mi conversación con el presidente Zelensky de Ucrania; leyó su lenguaje fantasioso al Congreso como si lo hubiera dicho yo. Sus mentiras y decepciones sin pudor, que empiezan con el engaño sobre Rusia, es una de las principales razones por las que estamos donde estamos hoy.
Usted y su partido están desesperados de distraer del extraordinario estado económico del país, del gran auge de trabajos, de niveles históricos de las bolsas, de una creciente confianza y de ciudadanos que florecen. Su partido simplemente no puede competir con nuestro récord: siete millones de empleos nuevos; el nivel de desempleo más bajo para estadounidenses negros, hispanos y asiáticos; un Ejército reconstruido; una asociación para veteranos reformada por completo con poder de elección y rendición de cuentas para con nuestros grandiosos veteranos; más de 170 jueces federales y dos magistrados de la Corte Suprema; recortes históricos en impuestos y regulaciones; la eliminación del mandato individual del seguro de gastos médicos; la primera caída en precios de medicamentos de receta en medio siglo; el primer nuevo brazo de las Fuerzas Armadas desde 1947, la Fuerza Espacial; una fuerte protección a la Segunda Enmienda; reforma a la justicia penal; la derrota del califato del Estado Islámico y la matanza del líder terrorista número uno del mundo, Al-Baghdadi; el remplazo del desastroso acuerdo comercial TLCAN con el maravilloso T-MEC (con México y Canadá); un hito de acuerdo comercial en fase uno con China; grandes nuevos pactos comerciales con Japón y Corea del Sur; el retiro del terrible acuerdo nuclear con Irán; la cancelación de los injustos y costosos Acuerdos Climáticos de París; volvernos el principal productor energético del mundo; reconocer la capital israelí para abrir la Embajada estadounidense en Jerusalén, y el reconocimiento de la soberanía israelí en los Altos del Golán; una reducción colosal de los cruces fronterizos ilegales, el fin de la política de capturar y liberar y la construcción del muro fronterizo: eso es solo un principio y hay mucho más por enlistar. No pueden defender sus políticas extremas –de fronteras abiertas, migración en masa, tasas de delincuencia altas, un sistema de salud socializado, la destrucción de la industria energética estadounidense, abortos tardíos pagados por los contribuyentes, la eliminación de la Segunda Enmienda, teorías de leyes y justicia de ultraizquierda y la obstrucción partidista constante del bien común y del sentido común.
No hay nada que preferiría hacer que dejar de referirme a su partido como los Demócratas que No Hacen Nada. Desafortunadamente, no creo que me den la oportunidad de hacerlo.
Tras tres años de investigaciones injustas y sin fundamentos, con 45 millones de dólares gastados, 18 fiscales demócratas enfurecidos, toda la fuerza del FBI cuando tenía un liderazgo comprobadamente incompetente y corrupto, ¡no han encontrado NADA! Pocas personas en puestos tan altos han sobrellevado o pasado tales pruebas. No saben, ni les importa, el daño enorme y el dolor al que han sometido a los integrantes maravillosos y cariñosos de mi familia. Ya realizaron una investigación falsa en contra del presidente de Estados Unidos y ahora lo están haciendo de nuevo.
Hay pocas personas que podrían haber lidiado con el castigo impuesto en este tiempo a la vez que hacen tanto para que Estados Unidos y sus ciudadanos sean exitosos. Pero en vez de poner primero al país, han decidido desgraciar aún más a nuestra nación. Fracasaron completamente con el reporte de Mueller porque no había nada qué encontrar, así que decidieron tomar el siguiente engaño en su camino, la llamada con Ucrania, a pesar de que fue una llamada perfecta. Y, por cierto, cuando hablo con países extranjeros hay muchas personas presentes, con permiso en ambos lados, para escuchar la llamada.
Ustedes son quienes interfieren con las elecciones estadounidenses. Ustedes son quienes socavan la democracia estadounidense. Ustedes son quienes obstruyen la justicia. Ustedes son los que aquejan con dolor y sufrimiento a nuestra república para beneficios personales, políticos y partidistas.
Antes de la farsa del enjuiciamiento, fue la cacería de brujas rusa. A pesar de la evidencia al contrario, y a pesar de la verdad, usted y sus representantes aseguraron que mi campaña estaba coludida con los rusos; una mentira grave, maliciosa y difamatoria, una falsedad como ninguna otra. Forzaron a nuestro país a estar agitado y afligido debido a una historia completamente fabricada, que fue comprada de manera ilegal a un espía extranjero de Hillary Clinton y al Comité Nacional Demócrata para abusar de nuestra democracia. Sin embargo, cuando se desmintió su engaño monstruoso y la conspiración demócrata se disolvió como polvo no se disculparon. No se retractaron. No pidieron ser perdonados. No mostraron remordimiento ni una capacidad de reflexión. En vez de eso persiguieron su siguiente cruzada difamatoria y viciosa; fabricaron un intento para calumniar e incriminar a una persona inocente. Todo esto fue motivado por cálculos políticos personales. Su presidencia y su partido son rehenes de los representantes más radicales y desquiciados de la izquierda extrema. Cada uno de sus miembros tiene terror de enfrentarse a un contrincante socialista en sus primarias; eso es lo que impulsa el juicio político. Mire al posible rival del representante Nadler. Mire su propio caso y el de otros. No hundan al país junto con su partido.
Si realmente le importaran la libertad para nuestra nación, entonces dedicarían sus amplios recursos investigativos a exponer la verdad real de los abusos de poder horripilantes del FBI antes, durante y después de la elección de 2016, incluidos el uso de espías en contra de mi campaña, la presentación de evidencia falsa frente a una corte sobre vigilancia extranjera (FISA) y el encubrimiento de pruebas exculpatorias con tal de incriminar a los inocentes. El FBI tiene a personas grandiosas y honradas, pero su liderazgo era inepto y corrupto. Pensaría que les conmocionan personalmente estas revelaciones, porque en su conferencia de prensa el día en que anunciaron que avanzaría el juicio político dijo que ese esfuerzo estaba vinculado directamente al Engaño sobre Rusia desacreditado; declaró en dos ocasiones que «todos los caminos llevan a Putin», a pesar de que sabe que esa es una mentira rotunda. He sido más duro con Rusia que lo que el presidente Obama ni consideró ser.
Cualquier integrante del Congreso que vote a favor de enjuiciar –pese a la verdad, a todos los hechos, evidencias y principios legales— demuestra qué tanto desprecia a los votantes y qué tanto realmente detesta el orden constitucional estadounidense. Nuestros padres fundadores temían el tribalismo de la política partidista y ustedes están cumpliendo esos peores temores.
Lo que es peor, a mí me han dejado sin el debido proceso constitucional desde el primer momento de esta estafa de juicio político y hasta la fecha. Me han negado los derechos más fundamentales que otorga la Constitución, incluyendo el derecho a presentar evidencia, a tener presente a mi defensa, a confrontar a quienes me acusan y a convocar a testigos para también cuestionarlos, como al así llamado delator que empezó todo este engaño con un reporte falso de la llamada telefónica, uno que no tiene relación alguna con cómo fue en realidad la conversación. Ya que presenté la transcripción, que sorprendió y sacudió a los estafadores (que nunca pensaron que se presentaría la evidencia), el así llamado delator, y un segundo supuesto delator, desaparecieron porque los habían cachado en la mentira de que el reporte era fraudulento. Y de repente ya no teníamos acceso a ellos. En otras palabras, cuando se hizo público el contenido de la llamada se deshizo todo su entramado, pero eso no los detuvo de seguir con él.
Les dieron más acceso al debido proceso a quienes fueron acusados en los juicios de Salem por brujería.
Usted y otros en sus comisiones han dicho desde hace tiempo que el juicio político debe ser bipartidista, pero no lo es. Ustedes dijeron que era muy divisivo –sin duda lo es, más de lo que ustedes creyeron posible— ¡y solamente empeorará!
Esto no es más que un intento de golpe de Estado ilegal y partidista que, si nos basamos en el sentir popular reciente, fracasará en las urnas. No solamente están tras de mí, como el presidente, sino tras de todo el Partido Republicano. Pero, debido a esta injusticia colosal, nuestro partido está más unido de lo que había estado nunca. La historia los juzgará duramente conforme proceden con esta estafa de enjuiciamiento. Su legado será el de convertir a la Cámara de Representantes, un cuerpo legislativo respetado, en la Cámara estrellada de calumnia para la persecución partidista.
Posiblemente el mayor insulto es que se muestran solemnes, falsamente. Aparentemente respetan tan poco al pueblo estadounidense que esperan que les crean que están tratando este proceso de manera solemne, reticente, reservada. Ninguna persona inteligente les cree. Desde el momento en que gané la elección el Partido Demócrata ha estado viviendo la fiebre del enjuiciamiento. No hay reticencia alguna. Este no es un asunto serio. Están burlándose del proceso de juicio político y ni siquiera están escondiendo su odio hacia mí, hacia el Partido Republicano y hacia decenas de millones de estadounidenses patriotas. Los votantes son sagaces y ven más allá de este juego peligroso, vacuo y demacrado que están jugando.
No tengo duda alguna de que el pueblo estadounidense les hará a usted y a todos los demócratas rendir cuentas en las próximas elecciones de 2020. No olvidarán pronto su perversión de la justicia y sus abusos de poder.
Hay tanto que se necesita hacer para mejorar la vida de nuestros ciudadanos. Es momento para que usted y los demócratas ultrapartidistas del Congreso cesen de inmediato esta fantasía de enjuiciar y regresen a ponerse a trabajar por el pueblo estadounidense. No tengo expectativa alguna de que lo harán, entonces escribo esta carta para registro histórico y para plasmar mis pensamientos de manera permanente e indeleble.
En 100 años, cuando la gente recuerde este asunto, quiero que lo entienda y que aprenda de él para que nunca más le vuelva a suceder a un presidente.
Lo saluda atentamente,
Donald J. Trump
Presidente de Estados Unidos de América
Con copia a: El Senado de Estados Unidos y la Cámara de Representantes de Estados Unidos.
abc
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