Investigadores estadounidenses habrían hallado una fosa común con víctimas de la masacre racial cometida en Tulsa (Oklahoma, EE.UU.) en 1921.
Un escaneo geofísico permitió identificar dos áreas del cementerio Oaklawn que podrían contener esos restos humanos de hace casi un siglo, según comentó Scott Hammerstedt, investigador principal del Estudio Arqueológico de Oklahoma.
Los estudios confirmarían que una zona sería una tumba, que se sumaría a la fosa subterránea recientemente descubierta de unos 9 por 7,6 metros.
Un número indefinido
Phoebe Stubblefield, antropóloga forense de la Universidad de Florida, estima difícil definir el número de cuerpos albergaría esa fosa, de 10 a 100, y planteó sus dudas sobre la posibilidad de identificarlos porque se desconoce "el nivel de preservación".
Las autoridades de Tulsa planean realizar otros trabajos en el cementerio privado Booker T. Washington porque alojaría más restos de la matanza de 1921, aunque no darán nuevos pasos al respecto al menos hasta febrero de 2020.
Violencia racial
Dick Rowland, un afroamericano que trabajaba como lustrabotas, fue falsamente acusado y arrestado por la agresión sexual a una mujer en mayo de 1921. Los primeros disturbios se produjeron frente al tribunal que juzgaba su caso y aumentaron hasta que unos 1.500 blancos se enfrentaron a 75 negros: ambos grupos tenían veteranos de la Primera Guerra Mundial.
El colectivo minoritario se replegó hasta un barrio predominantemente habitado por negros, donde la violencia aumentó. Los blancos, liderados por la organización racista Ku Klux Klan, arrasaron, incendiaron y saquearon el distrito de Greenwood el 1 de junio.
Cuando el gobernador declaró la ley marcial y llegó la Guardia Nacional ya se habían destruido unos 1.250 hogares, iglesias, escuelas, negocios, un hospital y una biblioteca. Los registros oficiales certificaron que en los disturbios murieron 36 personas, aunque se sospecha que en realidad eran centenares. RT
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