Un cartel en el tranvía 12 de Berlín animaba este domingo a los viajeros a entrar en plantilla como conductores. Es la imagen de la nueva normalidad en Alemania, un país que busca mano de obra cualificada dentro y fuera de sus fronteras. Con ese fin se ha celebrado este lunes una reunión de alto nivel en Berlín, en la que Gobierno, sindicatos, empresarios y Estados federados han sumado fuerzas para evitar que la locomotora alemana se gripe por falta de trabajadores (hay 1,4 millones de vacantes). La idea es preparar el terreno para aplicar una ley que desde marzo facilitará la entrada de empleados de fuera de la UE.
La canciller, Angela Merkel, ha comparecido este lunes en Berlín junto a varios ministros y representantes de los empresarios y sindicatos para enviar un mensaje de unidad y dejar clara la existencia de un consenso social en torno a la necesidad de atraer trabajadores extranjeros. Todos los presentes han firmado un documento en el que se comprometen a facilitar la incorporación de trabajadores cualificados extranjeros. Merkel ha hablado de un cambio de paradigma y ha considerado que “lo importante es que en países terceros nos vean como un país abierto e interesado en el mundo, porque no somos los únicos que estamos interesados en los trabajadores cualificados. Hay una gran competencia”. Peter Altmaier, el ministro de Economía, consideró que el país podría “tener un mayor crecimiento” con más “trabajadores cualificados”.
El Gobierno alemán aprobó hace un año una ley destinada a atraer trabajadores cualificados de fuera de la UE. Ya hay 2,5 millones de europeos trabajando en Alemania, pero Berlín calcula que el flujo de trabajadores procedentes de la UE disminuirá debido al envejecimiento de los países vecinos, que necesitarán a sus propios trabajadores. La prioridad, como han dejado claro este lunes los agentes económicos, pasa por aprovechar al máximo la fuerza de trabajo interna, pero a la vez son conscientes de que resulta a todas luces insuficiente.
“Sabemos que muchos empresarios buscan desesperadamente trabajadores cualificados”, dijo el pasado fin de semana Merkel, a la vez que alertó de una posible fuga de empresas si Alemania no consigue atraer mano de obra. “Es necesario que hagamos todos los esfuerzos para reclutar a un número suficiente de especialistas. De lo contrario, las empresas tendrán que emigrar y por supuesto no es eso lo que queremos”, ha dicho.
La ley, que se prevé que entre en vigor el 1 de marzo de 2020, permite a trabajadores de terceros países con formación, no necesariamente académica, acceder al mercado alemán sin tener que demostrar que no hay alemanes ni otros europeos disponibles para cubrir ese puesto. No habrá que demostrar tampoco que acceden a un sector o profesión especialmente necesitada.
ElPais
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