La negociación del PSOE con ERC ha entrado en la recta final, pero esta semana se encuentra llena de escollos para cerrar el acuerdo, ya que coincide la decisión del Tribunal de Justicia de la UE sobre la inmunidad de Oriol Junqueras y el congreso de los republicanos. Todo está dispuesto para el pacto pero, por si este fallara, Pedro Sánchez explora opciones alternativas con los representantes del PP, Pablo Casado, y Ciudadanos, Inés Arrimadas, con quienes se reúne este lunes en el Congreso en el marco de contactos para la investidura.
Pedro Sánchez e Inés Arrimadas no se conocen. Esta va a ser su primera reunión a solas. Empezar de cero es una ventaja para el PSOE y Cs, porque la relación personal entre Sánchez y Albert Rivera era muy mala y en Cs reconocían que los dos líderes habían llegado a tener un problema “de piel” que superaba lo político. Arrimadas no tiene buen concepto del líder socialista —de hecho, apoyó y nunca se opuso al veto al PSOE que aprobó la ejecutiva de Cs el pasado febrero y que mantuvo hasta la última semana previa a la repetición electoral—. Pero, al mismo tiempo, el desplome electoral de Cs de 57 a 10 escaños y la dimisión de Rivera han motivado que la portavoz emprenda un camino de rectificación de la anterior estrategia del partido.
La previsible nueva líder de Cs es proactiva en la búsqueda de un acuerdo para la investidura de Sánchez, aunque el que ella plantea no se contempla de momento en el Gobierno ni en el PP. Arrimadas insistirá hoy en proponer a Sánchez que rompa con Podemos y abandone la negociación con ERC para intentar un acuerdo de 221 escaños entre el PSOE, el PP y Cs. Esa vía no existe para Sánchez. En La Moncloa ven inviable que el PP acepte una gran coalición porque una de las lecciones del bloqueo es que los partidos, cuanto más se les presiona, más aguantan en su podición.
El compromiso de Cs
Sánchez sí quiere explorar hasta dónde llega el compromiso de Arrimadas por la gobernabilidad, señalan en La Moncloa. El líder socialista quiere saber si la portavoz de Cs puede ser “audaz” y aportar sus 10 votos en la investidura para evitar que dependa del apoyo de ERC. Ella, con Podemos dentro del Gobierno, no lo ve. “Se descarta absolutamente que Cs no solo viole sus principios con [Pablo] Iglesias como vicepresidente, sino que alumbre un Gobierno que sí o sí va a requerir una sopa de letras”, dijo Arrimadas el pasado miércoles tras reunirse con el Rey. En Cs argumentan que la coalición de Sánchez e Iglesias más Cs sumaría 165 escaños, a 11 votos de la mayoría absoluta, por lo que seguiría necesitando a más partidos para sacar adelante cada ley.
Para llegar a esa posición Arrimadas ha analizado varias opciones. Según fuentes consultadas por EL PAÍS, Arrimadas ha preguntado a algunas figuras de autoridad, como el cofundador del partido Francesc de Carreras, si tendría sentido que Cs diera sus votos al pacto entre PSOE y Unidas Podemos. El catedrático le ha reafirmado en el no. Todos los sectores del partido coinciden en que apoyar un Gobierno con Podemos dentro iría en contra de sus principios ideológicos. Algunas voces sí estarían de acuerdo con un pacto a solas con el PSOE que apoyara desde fuera el PP. Arrimadas ha descartado esta opción porque “no daría estabilidad” con solo 130 escaños (120 del PSOE más 10 de Cs), y en el Gobierno tampoco se contempla.
Pablo Casado, por su parte, acude a la cita con Sánchez por “lealtad institucional” y para reiterar lo que ya le ha dicho tanto a él como al Rey: que el PP es la “alternativa” al PSOE y que no facilitará la investidura de su líder. La cúpula popular ha endurecido en las últimas semanas sus críticas a Sánchez. Casado lo sitúa fuera de la Constitución, asegura que le da “vergüenza ajena” su negociación para intentar formar Gobierno y presenta las conversaciones con ERC como una “subasta” del país. “Por el bien de España no vamos a hacer presidente a quien se arrodillan ante los intereses de Bildu-Batasuna, de los independentistas y de la izquierda radical”, declaró el domingo la vicesecretaria de organización, Ana Beltrán.
Casado insistirá en su oferta para facilitar, no la investidura, pero sí la gobernabilidad. Esto es, el apoyo del PP en pactos de Estado sobre Cataluña, pensiones, violencia de género, Defensa e Infraestructuras. El líder popular asegura que estaría dispuesto a apoyar los Presupuestos, pero sabiendo que es difícil que Pedro Sánchez presente un proyecto que pueda gustar a la vez a su socio, Podemos, y al PP. La dirección del partido ya ha pronunciado incluso las palabras “terceras elecciones” para señalar que, si se producen, “serán responsabilidad de Sánchez”, y remarcar la firmeza de su posición. Si la negociación con ERC encalla, la presión volverá a sus filas y aumentarán las voces internas que piden explorar otras opciones.
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